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No es un Mundial para los débiles // #Rusia2018

Fotografía de STAFF / AFP

13/06/2018

El título, ya lo habrán advertido, refiere al clásico de Cormac McCarthy, que inmortalizarían los Cohen en el cine con un Javier Bardem peinado de una forma bastante extraña.

Cada cuatro años, además de llenar quinielas, intuir los nombres de los goleadores y enumerar a los favoritos, le dedicamos unas líneas a las denominadas “posibles sorpresas”.

Pero como en el libro de McCarthy, ya veremos que la esperanza sí se pierde cuando el calendario enfrenta a los aspirantes y a los experimentados en los episodios decisivos.

Las estadísticas son una metralla contra el romanticismo: Después de 20 ediciones, ocho selecciones acaparan los trofeos: Brasil (5), Alemania (4), Italia (4), Argentina (2), Uruguay (2), España (1), Inglaterra (1), Francia (1).

¿Cuán cerca hemos estado de ver en un Mundial batacazos como los de Grecia (2004) y Dinamarca (1992) en la Eurocopa? En el más reciente, Brasil 2014, Costa Rica estuvo a 12 pasos de la gloria.

Los “ticos”, con un estilo más defensivo que el de Floyd Mayweather, y un Keilor Navas en versión Goku, despacharon a Italia, Uruguay y empataron con Inglaterra. Inesperados líderes del grupo superaron en octavos a Grecia por la vía del punto penal.

Holanda tampoco pudo con los “Pinto-boys”, al menos no durante el tiempo reglamentario. Fue mediante los cobros directos que terminó la campaña admirable centroamericana.

Sorpresa con ayudita  

En 2002, Corea del Sur vivió su “Atrévete a Soñar”, ayudado por los hombres de negro.

En primera ronda, los asiáticos hicieron  una primera vuelta extraordinaria: vencieron a Polonia, igualaron con Inglaterra y eliminaron a Portugal. Después de allí, contaron con el apoyo de Byron Moreno ante Italia y Gamal Al Gandhour contra España.

¿Corea habría llegado tan lejos sin la colaboración de los árbitros? Realmente no.

Por ejemplo, el ecuatoriano Moreno expulsó a Francesco Totti, por supuesta simulación dentro del área, cuando la falta existió y además perdonó el juego brusco de los locales (dos italianos terminaron lesionados). Finalmente, con su asistente, invalidó un avance completamente legal de Damiano Tomassi que podría haber terminado con el partido porque eran tiempo del famoso “Gol de Oro”.

España también sufrió el efecto del silbato. El egipcio Gandhour, en una entrevista, culpó de los errores a sus asistentes y no deja de tener razón. Michael Ragoonath es quien levanta la bandera en un centro de Joaquín rematado efectivamente por Fernando Morientes, aunque la pelota no había salido.

Luego, tanto Ragoonath como el otro juez de línea, Ali Tomusange, anularon cuatro ataques de Luis Enrique, Joaquín Sánchez, Morientes y Gaizka Mendieta respectivamente, que impidieron la caída de Corea. Con el 0-0 decretado, los locales no fallaron ningún cobro en la tanda de penaltis.

Afortunadamente para el espectáculo, Corea no fue una presa fácil para Alemania en semifinales. Más allá de la sospecha de amaño, eran duros y eficientes, como los 7 Samurais de Kurasawa.

Mantuvieron en cero a los germanos hasta el minuto 75, cuando Michael Ballack anotó el único gol del partido. Por el tercer lugar enfrentaron a la otra gran revelación en la historia de los mundiales: Turquía, y perdieron en una batalla épica (3-2).

A diferencia de Corea, que jugaba siempre al límite de lo permitido y la estrella era el equipo y no las individualidades (los cuatro goles en la primera ronda los anotaron cuatro jugadores diferentes), Turquía era una amalgama de príncipes nómadas.

¿Quién olvida la sombra negra debajo de los ojos de Rüstü Reçber, aquel portero que parecía una versión posmoderna de Saladino? O a Emre Asik, Alpay Özalan y Hakan Şükür, que marcó el gol más rápido en la historia de los mundiales ante la propia Corea.

La campaña de Turquía en Corea-Japón 2002 fue hermosa. Clasificó como segundo de su grupo, detrás de Brasil, superó en octavos a la selección nipona y en cuartos a Senegal, con “Gol de oro” de Ilhan Manzis.

En semifinales, los compatriotas de Orhan Pamuk hicieron sufrir a Ronaldo Nazario y compañía (1-0), para después llevarse el tercer puesto con una brillante actuación de Şükür ante Corea (gol y dos asistencias).

Şükür, por cierto, máximo goleador y jugador histórico de su país, atiende una cafetería en Palo Alto California, tras ser acusado de conspirar para derrotar al presidente Tayyip Erdoğan.

Un galán y la Bulgaria de Stoichkov

Dos mundiales diferentes y dos figuras inolvidables. La celebración de Davor Suker, tras anotar el primer gol de la semifinal contra la favorita Francia, en 1998, es un clásico en las repeticiones televisivas.

Era el primer Mundial de los croatas tras la separación de Yugoslavia y el gozo se resumía en la sonrisa y brazos abiertos de este Hugh Grant de Osijek.

Desafortunadamente para Suker, los galos remontaron (1-2). No obstante, para la historia quedó el debut de esta selección que goleó a Alemania (3-0) en los cuartos de final y que se llevó el tercer lugar tras ganarle a Holanda (2-1).

Mientras Suker flotaba por los Campos Elíseos en 1998,  Hristo Stoichkov era un tanque de guerra en USA 1994. Fue el Leónidas que recuperó el alma de Bulgaria, tras el 3-0 contra Nigeria en el primer partido.

Probablemente ninguna otra selección enfrentó a tantos rivales tan complicados y logró salir airosa: Argentina (a la que eliminó en la primera ronda), México, Alemania… Hasta que llegó Italia (2-1). Por el tercer lugar y diezmada físicamente, cayó 4-0 ante la Suecia de Brolin, Larsson y compañía.

Sin embargo, la sorpresa por antonomasia y una de las selecciones que más emocionó a los fanáticos fue la de Bélgica en México 1986.

Dos nombres vienen a la memoria: Jean-Marie Pfaff y Enzo Scifo. Portero y mediocampista lideraron a esta oncena que eliminó en cuartos de final a la España de Juan Señor, Chendo (Miguel Porlán Noguera) y Emilio Butragueño.

Dos goles de un tal Diego Armando Maradona los devolvió a la tierra en semifinales.

Argentina fue a la postre el campeón, lo que confirma el patrón: hay demasiadas alcabalas hasta llegar a la final. En las instancia que separan a los ganadores de los aspirantes, siempre se imponen los favoritos.

En Rusia 2018, las selecciones que llevan el moquete de sorpresa son Bélgica (déjà vu), Polonia, Perú, Inglaterra (sí, imaginen cómo de mal les ha ido después de ganar un título) e Islandia. ¿Logrará alguna de ella superar lo conseguido por Costa Rica, Corea, Turquía, Croacia, Bulgaria o Bélgica?

En “Sin lugar para los débiles”, Ellis (Barry Corbin), una especie de voz que lo ha visto todo, y sabe que la historia se repite no importa quiénes sean los protagonistas, le advierte al Sheriff (Tommy Lee Jones): “Este es un país duro. No puedes detener lo que viene”.

Veremos cuán duro es Rusia para las selecciones que aspiran torcer esta historia.


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