POSTALES DE IGOR BARRETO

Neutral I y II

10/06/2020

Tarjeta postal [Reverso] ©Archivo Fotografía Urbana

Neutral I

Este es el reverso de una postal sin remitente ni destinatario. Un esquema gráfico trazado en un cartón de trescientos cincuenta gramos. Por lo tanto, un objeto sin intención y sin destino. Tal vez fue la última postal que quedó a medias impresa porque desapareció la emoción de reproducir «un lugar». Deduzco por estas pistas que ocurrieron posiblemente dos fenómenos: o bien el hombre alcanzó un grado de neutralidad extrema o aconteció un evento de proporciones catastróficas: una mega explosión o algún virus con miles de mutaciones que hicieron imposible la invención de una vacuna, y la humanidad desapareció. Está postal perdura a un costado de ruinas ya cubiertas por la vegetación exuberante. Es un modesto trozo de papel entre hojas secas, pisoteado por una manada de bisontes. Frente a la esplendente noche la postal no tiene ningún secreto que contar, y si lo tuviera garabateado en el reverso sería algo ridículo: ya no saluda, no desea, no propone realizar algún viaje. Piensen ustedes, tan poco tiempo bastó para descubrir que una postal era tan prescindible como todo lo demás.

Neutral II

Tarjeta postal [reverso] ©Archivo Fotografía Urbana

Un grupo de extraterrestres aterrizó su nave sobre una superficie muy árida. Enterrados a poco menos de cinco metros descubrió una pareja de ataúdes de cristal: en uno estaba un mamífero de bigote negro y banda de colores primarios que le cruzaba el pecho; en el otro ataúd había un espécimen robusto, muy semejante al primero pero sin insignias y con la cabeza totalmente rapada. Los extraterrestres permanecieron asombrados algunos segundos frente a la fealdad de aquellos ejemplares pertenecientes a este planeta, minúsculo y azul. Era curioso, los cuerpos reposaban sobre una cama de pequeños rectángulos de papel verde, y cada cadáver abrazaba un paquete de arenisca: como si fueran gotículas blanquísimas y volátiles. Sobre las tapas de vidrio de ambas cajas estaban inscritos estos signos: W A N T E D.  Qué hacer con ambos cuerpos (se preguntaban los arriesgados viajeros del espacio). El capitán de la nave propuso investigar en el diccionario estelar los signos y su exacto significado. De inmediato en la pantalla de un ordenador surgió la traducción: SE BUSCA. Y como eran seres tan luminosos, pertenecientes a una raza superior y honesta, concluyeron: —¡Los buscan! Estamos entonces frente a unos restos muy valorados por los habitantes de esta tierra árida. Así que volvieron a enterrarlos pensando que los legítimos y celosos dueños de ambas momias podrían aparecerse en cualquier instante.


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