#UnaFotoUnTexto

La muchacha es Yovann Navas

29/12/2019

Caldera baila con una miss. Imagen del Archivo Fotografía Urbano

Ahora sabemos quién es la muchacha. Esta es la segunda vez que publicamos esta imagen, del Archivo Fotografía Urbana. La primera vez fue en enero de 2017, hace ahora tres años. Pero entonces desconocíamos la identidad de la joven que baila con Rafael Caldera, e incluso propusimos dos fechas posibles de realización de la foto, 1963 y 1968, correspondientes a la tercera y cuarta vez que el yaracuyano se postuló como candidato a la presidencia de la república.

Por aporte de un lector vinimos a saber que la mujer es Yovann Navas, aspirante al título de Miss Venezuela 1968. Esa edición supuso un salto en la popularidad del certamen, que hasta ese momento había sido un evento acotado a una audiencia principalmente caraqueña y de escaso arraigo en las clases medias. Ya el año anterior, 1967, el concurso, transmitido en directo por Radio Caracas Televisión, había repuntado en interés al resultar ganadora Mariela Pérez Branger, miembro de una familia prominente. Estudiante de Bioquímica en Inglaterra, la joven Pérez Branger había llegado de última a la competencia; de hecho, pocos días antes del desfile final. Al alzarse con la corona, algunas de sus compañeras se molestaron hasta el punto de agredir al jurado. Tuvo que intervenir la policía. Esta manifestación de descontento, por lo que algunas de las aspirantes consideraron ventajismo de una niña de la alta sociedad, fue calificado por cierta prensa como La rebelión de las feas. El Miss Venezuela había entrado al ruedo de la atención del país. Mariela Pérez Branger defendió los colores de Venezuela en el Miss Universe, en Miami, el 29 de julio de 1967. Y quedó de primera finalista, la más alta figuración de una criolla, después de que Susana Duijm fuera Miss Mundo 1955, pero ese mismo día fue el terremoto de Caracas, de manera que la exitosa participación de la reina de belleza quedó pospuesta en la agenda.

Para el año siguiente, 1968, el país estaba listo para una buena puja de beldades. Además, se veía venir un cambio de gobierno por ruta institucional. No solo de presidente, también de partido de gobierno. Era una coincidencia auspiciosa. En la carrera política competían Acción Democrática y Copei, respectivamente, el partido del pueblo y el de la democracia cristiana. El Miss Venezuela reproduciría la tensión binaria al tener como grandes contrincantes a una rubia y a una morena. El Miss Venezuela 1968 fue la edición 15ª del concurso. Se celebró en el Teatro Altamira, en Caracas, el 25 de junio de 1968. La ganadora fue Peggy Kopp. El segundo lugar fue para María Dolores “Cherry” Núñez Rodríguez. Y el tercero fue para Yovann Navas, quien representaba al estado Aragua. Navas fue enviada al Miss International, que tuvo lugar el 9 de octubre de 1968, en el Budokan Nippon, Tokio.

Consultada para la preparación de esta nota, Yovann Navas manifestó no tener ningún recuerdo de esta ocasión, apenas una vaga impresión de haber participado en un acto público, donde había coincidido con quien sería el presidente de la república.

Hace unos días se cumplieron diez años de la muerte de Rafael Caldera, acaecida en Caracas, el 24 de diciembre de 2009. Presidente de Venezuela en dos ocasiones, abogado, sociólogo, académico, escritor, orador, parlamentario, jurista, impulsor y firmante del Pacto de Punto Fijo, en 1958, las redes sociales lo recordaron, sin embargo, como autor del indulto a Hugo Chávez, que le abrió las puertas a la participación del golpista del 92 a las elecciones del 98. La memoria, siempre frágil y caprichosa, lo perfila, a una década de su fallecimiento, como “gran culpable” de la irrupción del felón en la escena política, como si ese perdón no hubiera sido clamor en la época y como si una mayoría electoral (en la que Caldera no se contó) no hubiera sido la verdadera autora del izamiento al poder de Chávez.

Esta foto tiene medio siglo. Muestra un hombre vestido de manera formal, bailando joropo con una muchacha en minifalda y con una banda que la acredita como “reina” de algo. Es una imagen de muy difícil reedición. Todo ha cambiado. Incluso en Venezuela, paralizada y abrumada por el peso del totalitarismo. En esa escena vemos un aspirante a la primera magistratura nacional que joropea con una niña bella para quitarse la imagen de santurrón, para darse un barniz de machismo. Mañas de los publicistas, resabios de los pueblos. Y ella, bueno, ese de aire de muñeca, de adorno para el poder, todo eso está mandado a recoger. Nos quedan los zapatos pulcros, los pasos sobre tierra apisonada (y no este pringue del lodo de la degradación, de la sangre de los crímenes).


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