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Esta fotografía es un fantasma
como la presencia de Esther
que ya murió.
Esther es la bañista que retoza
en la imagen
de un mar azul extrañamente metalizado.
Mirarla me provoca
una angustia paracrónica.
En el momento en que descubrí su fotografía
en la gaveta del escritorio,
de inmediato
me embargó una indefinición
sobre el lugar y el tiempo al cual pertenezco…
Al sostener la foto entre las manos
vi la imagen
y la visité,
y ella estuvo frente a mí
y también me visitó,
colmándome de omisiones y presencias.
¿Habrá sido el agua de aquel mar estancado
en un presente con palmeras?
Ocupamos la misma circunstancia,
el mismo instante,
fuimos estampas de una muerte viva.
Es una fotografía que me contiene
como la fuerza inmaterial de estas calles.
Igor Barreto
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