Perspectivas

IV Congreso del PSUV: antes, durante y después

01/08/2018

Fotografía de Prensa Presidencial

Pasan los años, pero el debate no cambia, sólo algunos actores. Así pueden resumirse las deliberaciones del IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Hace cuatro años, durante las mesas de trabajo del III Congreso del partido oficial, el entonces presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, proponía el aumento de la gasolina y exhortaba al presidente Nicolás Maduro a propiciar las medidas que garantizaran la convergencia cambiaria.

En las horas previas al III Congreso del PSUV, Ramírez argumentaba: “Hay que frenar el derroche, el mal uso de ese recurso que es costoso, hay que racionar (…) Nosotros no vamos a colocar un precio (del litro) a precio internacional, ésa no es la idea, pero sí un precio que sea razonable (…) el subsidio no está cumpliendo su papel, no es efectivo. Hay que dar una señal en la dirección correcta. No tenemos agendas secretas, si tenemos que tomar una decisión dura, se lo haremos saber a nuestro pueblo”.

Aunque las principales propuesta de Ramírez recibieron el visto bueno de las bases del PSUV, la intervención del vicepresidente Jorge Arreaza y el canciller Elías Jaua provocó que la dirección nacional de la organización desestimara las exigencias del, todavía, zar petrolero venezolano. Incluso, después de abrir públicamente el debate, el presidente Maduro señalaba el 7 de agosto que “no existía apuro”.

Cuatro años después, las horas previas al IV Congreso estuvieron marcadas por los anuncios de Elías Jaua sobre el debate en torno al aumento de la gasolina. Durante el primer día del IV Congreso, el ahora ministro de Educación indicó que es fundamental que se diversifique la economía y que el precio de la gasolina aumente o se internacionalice. “Un primer tema fundamental en una economía, que todavía sigue siendo rentista y que va a tener una base rentística hasta que dure el petróleo y el conjunto de minerales que tengamos. Se trata es de diversificarla, es el tema del régimen cambiario (…) Está planteado debatir sobre el precio de la gasolina, la más barata del mundo y que para ello hay dos propuestas: el aumento progresivo del precio de los combustibles y la internacionalización de precios”.

No obstante, la agenda oficial fue salpicada por las críticas hacia la gestión gubernamental. Figuras que, aún, permanecen cercanas al gobierno de Maduro se esforzaron en hacer visibles sus críticas en los días previos. Desde Freddy Bernal hasta Miguel Pérez Pirela, llegando hasta el propio José Vicente Rangel, ofrecieron su particular lista de reclamos, con su respectiva justificación mediática desde portales oficiales.

En los días previos al IV Congreso, Bernal indicaba que se había perdido “incluso hasta gobernabilidad (…) Hay que decirlo. Y somos responsables de ello. No es responsable la IV República. Somos responsables nosotros porque tenemos 19 años en Revolución y ya somos responsables de lo bueno y de lo malo en este país”.

Pérez Pirela, quien fue candidato a alcalde del municipio Maracaibo en 2013, dirigía sus críticas a la situación en este municipio: “Que se ponga bravo el que se ponga bravo en Maracaibo, por las críticas y los señalamientos que estamos haciendo con la electricidad, compadre yo me pongo del lado de la gente”.

Sin embargo, a pesar de la difusión en las redes sociales de estas declaraciones, el IV Congreso se convirtió en un espaldarazo a la gestión de Maduro e indirectamente a Cabello.

En las horas previas a la instalación del congreso, el exministro y exembajador Andrés Izarra realizó (vía Twitter) un exhorto “urgente” para salvar el legado de Hugo Chávez.  “¡Cambio de gobierno ya!” fue la exigencia de Izarra, exigencia que no encontró eco, al menos público, en los círculos de poder del gobierno de Maduro; aunque quienes participaron en las 12 mesas de trabajo aseguran off the record que existe un plazo de seis meses para que el Gobierno pueda contener el colapso, antes que la relegitimación de poderes que ordenará la nueva Constitución sirva para realizar una transición ordenada dentro del Gobierno y del chavismo.

Por su parte, Rafael Ramírez (vía video columna) aseguraba que Maduro “había instalado el capitalismo salvaje en Venezuela. La hiperinflación del país es síntoma de ello”.

El mensaje de Ramírez tampoco llegó a mover la fibra revolucionaria de los 670 delegados que participaban en el congreso.

Si lo hizo el propio presidente cuando aseguró: “El Madurismo no existe, aquí solo hay chavismo y el primer chavista de esta Patria se llama Nicolás Maduro”. Para evitar las confusiones, en los siguientes días Diosdado Cabello pediría poderes plenipotenciarios dentro del partido para Maduro, poderes muy similares a los que le otorgan los ocho decretos de Estados de Excepción que ha presentado desde enero de 2016.

¿Qué se dijo durante del IV Congreso del PSUV?

Los debates sobre el aumento de la gasolina, la duración del Congreso, la vigencia de la Asamblea Constituyente, la nueva Constitución y el censo automotor marcaron la cobertura mediática del encuentro. No obstante, el clamor de las bases, abanderado por Aristóbulo Isturiz, de realizar elecciones para escoger a la dirección nacional de la organización quedó en segundo plano.

En su intervención ante los delegados del IV Congreso, el exconstituyentista indicó que dentro del partido “la organización estratégica para consolidar una democracia participativa, protagónica y revolucionaria tiene que ser electoral”.

Sin embargo, cualquier posibilidad de elecciones de base fue desestimada por Cabello al solicitar poderes especiales para que Maduro pudiese seleccionar directamente a los integrantes de la dirección nacional de la organización.

Aunque en este momento pueden enumerarse hasta siete grupos distintos de poder dentro del gobierno, los discursos para la galería estuvieron marcados por una palabra: “unidad”.

Mientras Maduro pedía que del IV Congreso se debían salir “más unidos que nunca el mando de la Revolución y la fuerza de vanguardia que tiene la responsabilidad de llevar adelante nuestro país”, Cabello exigía “cumplir con la unidad que ordenó el comandante Chávez”. Sin embargo, Jaua y el Frente Francisco de Miranda insistían en su tesis de la revisión (que ya fue expuesta durante el II y III Congreso del PSUV). “La única manera de garantizar el camino victorioso de la Revolución es revisarnos y corregir. Lo más importante de la crítica y la autocrítica es que conlleve a una rectificación de los errores que se pueden estar cometiendo”.

Las palabras de Jaua coincidían con el exhorto público de algunos ministros y figuras relacionadas con los constituyentes críticos para que Maduro recibiera a la marcha campesina que comenzó su caminata semanas antes del Congreso y estaba próxima a llegar a Caracas. El encuentro nunca se realizó como sus promotores lo habían previsto.  “¡¿Qué pensaría Chávez?!” El reclamo en las redes sociales tampoco movió la fibra de los delegados.

¿Cuáles fueron las conclusiones del IV Congreso?

Después de las deliberaciones de tres días en 12 mesas de trabajo, la Plenaria del Congreso hizo un exhorto (como ocurrió hace cuatro años) para que la dirección nacional del partido busque, junto al Gobierno, soluciones para el país. El documento final deberá esperar hasta finales de agosto, cuando culminará la consulta en las comunidades.

Sin embargo, por ahora no pareciera que el documento final difiera con el generado hace cuatro año (las conclusiones del III Congreso pueden consultarse en la página web del PSUV).

En concreto, después de tres días, no hubo acuerdo que pudiese exhibirse públicamente  sobre dos de los tres principales puntos que se colocaron ante la opinión pública. No se presentó una propuesta concreta sobre el aumento de la gasolina ni sobre las exigencias de cambios en el sistema cambiario. Sin embargo, como ya ocurrió en otros congresos, las exigencias de elecciones de base fueron desestimadas por aclamación de los delegados.

«El IV Congreso socialista ha tomado una decisión de carácter extraordinario ha sido designado y ratificado como presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, nuestro querido hermano Nicolás Maduro -explicó Cabello- la organización política dota a Maduro, de todas las facultades para elegir a la dirección nacional, así como su estructura política que garantice que en estos cuatro años que son de pura guerra, el PSUV esté a la altura de las circunstancias».

Hace 10 años se realizó la primera (y única) votación para escoger a la dirección nacional del PSUV. A ese proceso concebido como una elección de segundo grado acudieron a votar 92 mil personas en representación de 1,2 millones de militantes inscritos en el partido oficial para ese momento.

En esa oportunidad los 15 directivos electos por las bases fueron: Aristóbulo Istúriz con 38.186 votos, Adán Chávez (34.246), Mario Silva (32.483), Jorge Rodríguez (31.034), Antonia Muñoz (28.777), Carlos Escarrá (29.104), Noelí Pocaterra (26.240), Vanessa Davies (26.046), Cilia Flores (23.388), María León (23.204), Nicolás Maduro (22.626), Héctor Rodríguez (20.553), Elías Jaua (20.171) y Érika Farías (19.307). En esa oportunidad, Cabello no obtuvo los votos necesarios para formar parte de la dirección del partido; no obstante, fue promovido a esta instancia por decisión de Hugo Chávez. Diez años después, Cabello fue designado nuevamente como vicepresidente de la organización y en él se centró la responsabilidad de rechazar el llamado a elecciones de base.

A pesar de las expectativas que se crearon en torno al IV Congreso, poco cambió. Las bases fueron derrotadas, las propuestas económicas distintas a las líneas de Maduro no contaron con el apoyo de los delegados, las críticas no entraron en el debate y el chavismo crítico no tuvo apoyo.

El ministro Rafael Ramírez, la exdefensora Gabriela Ramírez y la exministra Mary Pili Hernández resumieron bien el desencanto de quienes se han alejado del gobierno de Maduro, pero no del chavismo con los resultados del IV Congreso del PSUV.

Sin duda alguna, lo más llamativo del IV Congreso fue un dato off the record: “Seis meses para corregir el colapso o convocatoria a una relegitimación de todos los cargos”, previa aprobación de la nueva Constitución.


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