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Israel expande operaciones en Gaza: desafíos humanitarios y temor a un conflicto regional
Fotografía de Jack Guez | AFP.
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Infantería, tanques blindados y unidades de artillería ingresaron a la franja de Gaza el lunes 30 de octubre, mientras continúan los bombardeos sobre el territorio palestino, según informó el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Daniel Hagari, en una conferencia de prensa.
De acuerdo con el informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), con cifras reportadas por el Ministerio de Sanidad de Gaza, hasta este jueves 2 de noviembre, se informa de un balance de 8.805 víctimas palestinas, entre ellas 3.648 niños y 2.187 mujeres, además de otras 20.242 personas heridas. Otro reporte de OCHA sostiene que a comienzos de la semana, el lunes 30 de octubre, 1.800 personas, entre la cuales al menos 940 niños, figuraban como desaparecidas, potencialmente atrapadas o fallecidas bajo los escombros de edificios bombardeados. Analistas han dicho que se debe recordar que estas cifras no han sido contrastadas de forma independiente.
Desde que comenzó el conflicto, uno de los incidentes más devastadores ha sido el reciente ataque aéreo sobre el campo de refugiados de Yabalia, en la Franja de Gaza. Al menos 50 palestinos perdieron la vida en el bombardeo, junto a un dirigente de Hamás, Ibrahim Biari.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel, este ataque iba dirigido contra Biari, a quien calificaron como figura clave detrás del «mortífero atentado terrorista» ocurrido el 7 de octubre.
Por su parte, la OCHA subrayó que se trata de uno de los incidentes más graves que han ocurrido durante el recrudecimiento del conflicto, y aseguró que este ataque provocó la destrucción de múltiples edificios residenciales y la pérdida de “docenas de vidas”.
Mediante un análisis de imágenes satelitales, el medio inglés The Economist calculó que más de una décima parte de las viviendas de Gaza han sido destruidas, dejando a más de 280.000 personas sin un hogar al cual regresar.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció el sábado 28 de octubre, durante una conferencia de prensa en la ciudad de Tel Aviv, que “la incursión de tropas” en Gaza marca el inicio de la segunda fase del conflicto, con el objetivo de «erradicar al enemigo, tanto por encima como por debajo del suelo».
El primer mandatario israelí advirtió a su población que se preparara para una campaña militar «prolongada y desafiante» y afirmó que haría todo lo posible por rescatar a los más de 200 rehenes que permanecen secuestrados por Hamás.
Impacto humanitario de una guerra urbana
La transición de Israel de las operaciones aéreas a la integración de fuerzas terrestres ha empujado a la nación a un frente de batalla complejo, cuyos retos y extensión en el tiempo no son evidentes.
De acuerdo con Daniel Byman, investigador principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y profesor de la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, estos retos abarcan riesgos inmediatos para las tropas israelíes, objetivos estratégicos y una complejidad humanitaria significativa.
“Gaza está edificada y densamente poblada, con una población por kilómetro cuadrado comparable a la de Londres. En su laberinto de calles estrechas y edificios apretados, muchas de las ventajas del ejército israelí en cuanto a velocidad, comunicaciones, vigilancia y potencia de fuego de largo alcance quedan neutralizadas,” escribió Byman.
Según Byman, Israel también debe considerar el coste civil en Gaza, tomando en cuenta que las operaciones terrestres pueden ser mucho más sangrientas.
«En el pasado, la indignación internacional por las víctimas civiles ha llevado, en última instancia, a Israel a detener las operaciones, aunque el número excepcionalmente elevado de víctimas mortales israelíes del ataque de Hamás del 7 de octubre puede cambiar este cálculo», afirmó el académico.
Una de las batallas urbanas más sangrientas que han ocurrido en la región en los últimos años tuvo lugar en la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, entre 2016 y 2017. La ciudad había caído bajo control del Estado Islámico (ISIS) en junio de 2014, y dos años después, inició una extensa campaña de 256 días para liberarla del dominio del grupo terrorista.
El enfrentamiento conocido como “La Batalla de Mosul” fue descrito por las Naciones Unidas como el mayor asalto urbano desde la Segunda Guerra Mundial. Con una coalición de aproximadamente 100.000 soldados iraquíes y kurdos, con el apoyo de unos 5.000 militares estadounidenses, se emplearon 29.000 municiones de la coalición liderada por Estados Unidos para combatir a las fuerzas de ocupación de ISIS.
El coste humanitario de este combate urbano, en una zona con presencia de civiles, fue significativo. Según el estudio de AirWars, un organismo de control de la transparencia, que rastrea e investiga las reclamaciones por daños a civiles en países afectados por conflictos bélicos, La Batalla de Mosul que resultó en la expulsión de ISIS de la ciudad, dejó un saldo de al menos 9.000 civiles muertos. Además, el estudio calcula que unos 700.000 musulmanes fueron desplazados y algunos distritos de la ciudad sufrieron la destrucción del 80% de sus edificios.
La diplomacia internacional se moviliza para abordar la crisis humanitaria en Gaza
A finales de octubre, el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, entabló una serie de conversaciones con líderes de la región, incluyendo a los ministros de asuntos exteriores de Arabia Saudita, Jordania, Egipto e incluso al Secretario General de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), para abordar la delicada situación en Gaza.
Según informó el servicio diplomático de la UE en un comunicado de prensa, Borrell hizo hincapié en la necesidad de permitir el acceso humanitario para que los suministros esenciales lleguen a Gaza. Además, en las conversaciones se abordó la importancia de evitar la propagación y extensión regional del conflicto, y de garantizar la seguridad de todos los civiles. El Consejo Europeo también reiteró su llamado a Hamás para que libere rápidamente a todos los rehenes sin imponer ninguna condición previa.
El lunes 30 de octubre, Jordania hizo una petición formal a la Casa Blanca, solicitando el despliegue del sistema de misiles tierra-aire Patriot para mejorar sus capacidades de defensa en caso de que la violencia se extienda más allá de las actuales zonas de conflicto entre Israel y Hamás. La administración Biden ya ha hecho hincapié en la importancia primordial de evitar una escalada que pudiera derivar en un conflicto regional.
Por el momento, lograr un acuerdo para atender la situación humanitaria es un objetivo que parece lejano. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha rechazado en repetidas ocasiones las peticiones de un alto el fuego, diciendo que tal acción sería una «rendición ante Hamás”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha reiterado su petición de un alto al fuego humanitario inmediato, acompañado de garantías de acceso sin trabas de la ayuda humanitaria para atender las necesidades urgentes derivadas de la catástrofe que se está produciendo en Gaza. Guterres ha subrayado que la ayuda humanitaria permitida hasta ahora en Gaza ha sido muy insuficiente y no se ha ajustado a las apremiantes necesidades de la población, lo que ha agravado la tragedia humanitaria.
“Hemos instado a Israel a tomar todas las precauciones posibles para evitar daños a civiles”, dijo el Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken. “Reconocemos que muchas familias palestinas en Gaza están sufriendo sin tener ninguna culpa, y que civiles palestinos han perdido la vida”.
En rueda de prensa el miércoles 1 de noviembre, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, declaró inaceptable la muerte de civiles en medio del conflicto, refiriéndose específicamente a los ataques aéreos de Israel al campo de refugiados de Jabaliya, y pidió el estricto cumplimiento del derecho internacional, incluidos los principios de distinción, proporcionalidad y precaución. También manifestó la profunda preocupación del Secretario General Guterres por el aumento de la violencia en Gaza y reiteró su llamamiento a la liberación inmediata e incondicional de los rehenes tomados por Hamás durante los ataques sorpresa del 7 de octubre, así como la necesidad urgente de brindar ayuda humanitaria sustancial a la población palestina afectada por el conflicto.
Flaviana Sandoval
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