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“Fiel”: la voz de un hilo del temblor

16/07/2022

Fiel es la voz de un hilo del temblor. Lo que intenta decirse, confesarse, excavarse, orarse alcanza la suficiente y elevada delgadez de un hilo. Como en todo lo que teme ser infiel, aquí en cada verso, en cada espacio entre una estrofa y otra, en cada salto de un poema a otro, en cada pausa nuestra ante cada uno de los acontecimientos secretos de este libro, una voz casi susurro nos anuncia la posibilidad de ser y hablar limpio: vaciarnos de mentiras, prepararnos para ser reales (Rafael Cadenas dixit), hacernos amados amando.

Fiel es un documento del temor. En sus poemas subyacen las causas y consecuencias de saber amar, de no saber amar; de ser amado y dejar de serlo; de aguardar la luz, de vestirse con sombras; del desmoronamiento de la casa y del erguimiento espiritual, casi sagrado (por real) de la misma. Leemos con dolor sin lesiones las distancias de una confesión, que como sostuvo Simone Weil, tuvo que suponer y sentir el fin de la cercanía íntima, para lograr mudar sus exterioridades e interioridades. Alguien nos comparte su desnudez, pero también su hambre de vestidos. Hay un viaje a la región que viste cuerpo y espíritu en un río que los dota de bailes y alabanzas. una consecuencia: agradecer en voz baja.

Así habla Fiel: en voz baja. No hay gritos. No hay reclamos. No hay quejas. Sí un cuerpo, su garganta, la sinfónica armonía de las cuerdas vocales de alguien que anhela y ama ser lo amado. Una causa: ha visto y padecido el desmoronamiento. Ha despertado sin el paisaje prometido. Y con ello, sin el lenguaje prometido en los juegos del cariño y el afecto. Así, no queda otra ruta, otro viaje, que no sean los servidos por las familias de lo real, pero invisibles a lo ajeno y distante al temblor antiguo.

Fiel testimonia la brevedad: esa confirmación de la trascendencia. Describe el tránsito de la ilusión a lo verdadero. Irse es confirmado como la única posibilidad de volver. Son los pájaros y el canto de Eugenio Montejo, esa garganta que nos describió amorosamente las consecuencias celestiales de morir. Alejandro Suárez, pertenece a esa tradición. Su aire, nos dirá siempre Carlos Monsiváis, es de esa familia, la que descubrió en el cese de las vanidades, la infinita y eterna posibilidad de vivir, de ser fiel a la respiración donada por lo bendito, por la Gracia de los que nos hacen necesitados, hambrientos y quietos animales de la verdad.

Lo que fue real para Roberto Calasso debería serlo para nosotros. Se trata de las certezas del misterio. En el poeta Suárez se confirma aquél: la pérdida es el comienzo de la serenidad, de la fe y de la empresa de amar y ser amado. Eso lo sabían los antiguos, los elegidos, los limpios, los quemadores de basuras. Perder es la visita de lo transitorio; es recibir las llaves de la casa que haremos hogar: el recinto del rigor, el taller donde se talla las piedras del cortejo; el templo, la sinagoga, la mezquita, la iglesia donde la súplica será para invocar y convocar las virtudes inútiles.

Fiel es la partitura amorosa de un cuerpo hincado cuya ofrenda es un árbol que hospeda y agasaja a los pájaros. Éstos nunca mienten, cantan para ser fieles, saltan para no dañar las ramas. Algo sufí late en este libro: ser amado amando.

 

Fiel (selección)

por Alejandro Suárez Atencio

 

Brasa

 

Hay que soplar el carbón de a poco

 

Empezar

una

y otra vez

 

Rezar la belleza en el quinto día

 

Perder la fe

 

Empezar de nuevo

***

Carbón

 

Voy a lavarte la cara

Tengo este paño que me sale desde la boca

De adentro de los dientes

Para lavarte la cara

 

Es que ando con este carbón encendido

y las ganas terribles de simetría

Un poco de aquello que hablamos

 

Lavar la cara con las dos manos

Decir que sabemos lo nuestro

Poner todo limpio

Desde arriba hasta abajo

 

Es por eso que amamos

 

Que colgamos la ropa

 

Que salen pájaros de la boca

 

Que hacemos rigor

***

Pobreza

 

Hace frío y hace plomo en nuestra pobreza

 

Es necesario arropar

Cantar el trabajo

Limpiar los gritos que muerden la espalda

 

Es necesario el bautizo

Ponerle un nombre a la pobreza

Darle madera a la plegaria

 

que venga la fuerza

para callar por dentro

que venga la fuerza

para aguantar la subida

que venga el milagro

para tallar la voz

 

Es necesario que se abran los brazos

Que nazcan el árbol y la candela

***

 

Piedras

 

Voy a poner esta piedra por la derecha

Para empezar el aguante

Voy a poner esta piedra en la izquierda

Para decir amén

 

Con ambas manos voy a limpiar las ollas

Voy a buscar la comida

Voy a dejarte una casa

 

Esta es mi carne

Aquí las piedras

Este es el destino

Acá el alimento

 

Una piedra en la derecha

Otra en la izquierda

Que comience la unción

Que todo se llene de lengua

 

Que nazca la casa

 

Que le pongan un nombre

 

Que sea Verdad

***

Hogar

 

Los pájaros llegaron conmigo. Hicieron el árbol y la tormenta. Sonaron como las brujas. También me dieron esta corona, esta pequeña pluma cubierta de sangre. Fueron los pájaros que llegaron conmigo, en la tormenta y en el amor.

***

Coro

 

Nosotros sabemos de esto

Somos la casa vacía

Saliva y lengua

Espalda y cáscara

 

Sabemos de andar así​​

Extraños a todo

Hechos polvo

Hechos canto

 

Somos la casa vacía

Los restos de la comida

La talla de las camisas

Espalda y cáscara

 

Nosotros sabemos de esto

De pocas palabras

Somos la casa vacía

La lengua y la saliva

 

La paciencia

y el carácter

 

***

 

Alejandro Suárez Atencio. Fiel (Caracas, Editorial Eclepsidra, 2021).


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