Perspectivas

En un cine alemán: marzo, 1922. A propósito de los cien años de “Nosferatu”

26/03/2022

Fotograma de Nosferatu. 1922. F.W. Murnau

Para Andrés Ignacio L. N.

–He escuchado cosas respecto de un vampiro verdadero, además filmado. Dicen que ese director tan moderno, el tal Murnau, ha ido hasta no se sabe dónde a buscar seres extraviados de la luz para realizar una película aún más excéntrica que El gabinete del doctor Caligari.

–Estos vanguardistas no pueden compararse con D. W. Griffith, tan diáfano en sus narraciones. Por el contrario, estos expresionistas siempre proyectan caminos sinuosos, horizontes imposibles, escenas de pesadilla y materias vibrantes. Un tipo raro, Murnau. ¿Sabes que es ocultista? Cuentan que practica orgías y magia negra, igual que el tal Albin Grau, el científico loco de esa película que, según testigos, filman de noche por exigencia del protagonista.

–¿Y quién es?

–No se sabe con certeza, pero comentan que no luce humano. Al parecer, en el set de filmación le tienen miedo porque se comporta como.., bueno, nadie se le acerca. Da mala espina. Es alto y flaco, verde-pálido de tez y avenido al perfil del roedor: una rata en dos patas largas, repulsivo y vil.

–¿Actor?

–Me dijeron que sí, aunque no me lo confirmaron. Max Schrek, lo llaman.

–¿Schrek?

–Insólito que sea su verdadero nombre. Aterrador, claro. Debe ser un invento. Vaya gente rara.

–Y la película, ¿de qué va?

–¿Has leído Drácula? La del irlandés borracho aquel… Stoker.

–Sí, claro.

–Circula un chisme sobre que Murnau quería copiar la historia, pero la viuda del irlandés se puso firme y dijo que no les cedería su novela a unos alemanes. Ya se sabe: después de esta maldita guerra, ser alemán no vale nada.

–¿Y qué hizo el genio?

–Pues le dijo al guionista, Henrik Galeen, que cambiara algunas cosas manteniendo el argumento esencial.

–¿Galeen? ¿El guionista de El Gólem?

–El mismo. Para empezar, le pusieron otro título: Nosferatu, una sinfonía de horror.

–¿Nosferatu? ¿Qué significa? Nunca escuché esa palabra.

–No se conoce bien su origen. Se cuenta que así denominaban a los vampiros en algún extraviado dialecto eslavo, pero vaya usted a saber. Obviamente, el vampiro tampoco va a Inglaterra, sino a Alemania, al norte, a una ciudad de nombre inventado, Wisborg. Además, se ha escrito que Murnau le imprimió al filme una estética goticista, como si estuviera recreando un cuento de E. T. A. Hoffmann. Parece que hizo un viaje furtivo hasta Bohemia buscando castillos y ruinas tenebrosas.

–¿No las hay en Alemania?

–Se dan muchos aires intelectuales Murnau y Galeen. Unos críticos andan opinando que la película entraña una metáfora sobre la destrucción de nuestra juventud durante la guerra, porque supuestamente el vampiro –llamado Orloc– simboliza la peste que invade al mundo para exterminar la vida en flor. Stoker no habría querido llegar tan allá. Pretenciosos. De todas formas, le escuché decir a un abogado que la viuda del irlandés demandó a la productora Prana exigiendo la destrucción de todas las copias de la película; entonces mejor la vemos antes de su exterminio. También me hablaron de la escena final, el sacrificio del personaje femenino; muy poético, dicen.

–¿En verdad lo interpreta Greta Schröder? ¿Cómo la convencieron? Ella ama el teatro y detesta el cine.

–Se rumora que Murnau habló con ella y le prometió la inmortalidad de su imagen a través de la cámara; divina y vanidosa, Greta aceptó.

–¿Y quién hace de Harker?

–No, ahora se llama “Hutter”. Lo interpreta ese actor, el sobreactuado… Gustav von Wangenheim. Qué caras pone. Es perfecto para el papel de corredor inmobiliario ingenuo y cobardón. He oído que se asustó varias veces en presencia de Schrek, que casi se orina encima. No le gusta filmar de noche. Un trabajador del rodaje me dijo: “Murnau y Galeen disfrutan con el miedo de todo el equipo, porque les hace pensar que la audiencia también se asustará”.

–¿Te dan miedo esas cosas?

–Bueno, temibles son estos tiempos, ¿has visto el desplome del marco esta semana? Y no hay empleo ni de cargador en el puerto. Menos mal que el cine es barato, aunque para ver monstruos, mejor sales a la calle y ves los mutilados y desfigurados en uniforme que deambulan pidiendo limosna. Vaya espectáculo. Si lo llega a ver Drácula –perdón, Orloc– sale huyendo espantado. Esa sí es una verdadera sinfonía de horror. Ojalá asomara un verdadero líder que amordazara a esos políticos charlatanes y metiera en cintura a este país. Bueno, ya nos toca entrar.


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