COVID-19
El primer semestre de la pandemia en Venezuela resumido en 10 claves de los médicos Julio Castro y Pedro Rivas-Vetencourt (+video)
por Luisa Salomón
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A finales de enero, cuando el nuevo coronavirus era una realidad lejana en una ciudad china poco conocida en Venezuela, el médico infectólogo Julio Castro Méndez dirigió una reunión en la sala de conferencias de la Policlínica Metropolitana. Por esos días había publicado un artículo en Prodavinci donde exponía las posibilidades de que la enfermedad que ahora conocemos como covid-19 llegara a Venezuela. Cuando entró a la sala de la charla, el vicepresidente de la clínica, el médico Pedro Rivas-Vetencourt, solo consiguió un puesto pegado a una pared del fondo. El personal de la clínica llenó los asientos, ocupó puestos sentados en el suelo y en las escaleras cercanas. Castro explicaba lo que podría pasar. A partir de entonces, la clínica comenzó a prepararse para la contingencia.
Un sábado de hace tres semanas, el doctor Castro llegó a casa muy cansado. Después de más de 150 días atendiendo pacientes con covid-19 en la Policlínica Metropolitana, asumió que sería una fatiga normal por el exceso de trabajo. La mañana siguiente se midió los signos vitales, pues cambió de medicamento para la tensión. Su frecuencia cardíaca era de 90 latidos por minuto, cuando usualmente al despertar es 55. Era extraño, pero no estaba fuera de los parámetros normales, así que fue a ver a sus pacientes en la clínica. A mitad de mañana la debilidad lo obligó a parar y volver a casa. En la tarde comenzó la fiebre.
A medida que pasaron los días siguió la debilidad y empezó la tos. No sentía una insuficiencia respiratoria grave, pero ya no podía caminar a la misma velocidad que acostumbra. En la clínica le hicieron los exámenes y su resultado era positivo. Lo hospitalizaron por dos días y luego estuvo 15 más en reposo absoluto en casa. Le costaba concentrarse, a veces mandaba notas de voz y olvidaba con quién estaba hablando. “Creo que son efectos del virus, porque de otra manera no tiene explicación”, dice. La experiencia lo ayudó a conectar con sus pacientes, a entender mejor los síntomas que describían cuando los atendía.
Ahora recuperado, y cuando se cumplen ya seis meses de la llegada de la pandemia a Venezuela, el doctor Julio Castro participó junto al vicepresidente de la Policlínica Metropolitana y presidente de Fundahígado, Pedro Rivas-Vetencourt, en una videoconferencia moderada por Ángel Alayón, director de Prodavinci, para hacer un recuento del primer semestre de la pandemia en Venezuela.
¿Dónde está Venezuela a seis meses de pandemia? ¿Cuáles son las preguntas que la ciencia no ha podido responder sobre la enfermedad covid-19? En claves, las observaciones de Castro y Rivas-Vetencourt:
- “El pico llega cuando llega”
Este 15 de septiembre se cumplieron seis meses de la declaración de cuarentena en Venezuela. Este primer semestre se cumple con 61.569 casos confirmados de covid-19 y 494 muertes reportadas por la enfermedad, según los datos oficiales. En estos meses, el concepto de “aplanar la curva” de la epidemia ha sido muy repetido. Parte del debate en medios y redes sociales ha sido identificar cuándo llegará el pico de la epidemia, el punto máximo de casos diarios. Para Julio Castro, todavía falta en Venezuela y, de todas formas, ese debate no es importante: “Una vez que llegas al pico, queda la segunda mitad de la bajada. Cuando llegas arriba crees que has terminado, pero para el enfermo que se contagia en la bajada es igual de malo que para el que se contagió antes. No tiene tanta importancia esto, a veces es un poco morboso el debate. El pico llega cuando llega. Si no ha llegado en el mundo, menos en Venezuela”.
Castro destaca que en América Latina la mayoría de los países iniciaron las flexibilizaciones de cuarentena cuando la epidemia estaba creciendo, a diferencia de países asiáticos, europeos y ciudades estadounidenses como Nueva York, que se flexibilizaron después de controlar los contagios. Venezuela inició su primera flexibilización el 1 de junio, a pesar de no cumplir los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para una reapertura segura.
“El pico lo construyes con políticas públicas, no llega solo. No es que el virus se muda de Venezuela a Guyana o Brasil. Si no tienes medidas que impacten en la transmisibilidad, hay limitadas opciones en términos de estrategias para evitarla y los casos van a seguir subiendo. Ya están los pronósticos de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (…) Creo que si no hay un cambio de 180 grados en la política institucional para tratar de controlar la transmisibilidad, esto va a seguir meses más”, explica Castro.
- Necesitamos hacer más pruebas PCR e incorporar los diagnósticos clínicos, solo por síntomas
Castro explica que la principal herramienta para el éxito en el control de la epidemia es hacer muchas pruebas (mientras más, mejor) para identificar los casos temprano y poder aislar pacientes antes de que contagien a otros. Pero eventualmente la cantidad de casos crece tanto, que es necesario aplicar medidas más eficientes para diagnosticar temprano y atender los casos rápidamente.
“Llega un momento en que el volumen de casos sobrepasa la capacidad de exámenes. Si en ese momento no incorporas la definición clínica (diagnosticar con base en los síntomas del paciente), te quedas atrás en el seguimiento de la epidemia. Creo que se están haciendo unas 3 mil pruebas PCR por día. Va a llegar un momento en que vas a tener más de 3 mil casos por día, entonces tienes que incorporar la definición clínica”.
Venezuela no está haciendo suficientes pruebas PCR según los estándares de la OMS, reportamos en Prodavinci, y el protocolo del Ministerio de Salud solo reconoce como pacientes de covid-19 a quienes tengan una prueba PCR positiva. Los casos confirmados no se corresponden con la cantidad de casos que hay realmente en el país.
- La ocupación de los centros hospitalarios está cerca de saturarse
Castro coordina la Encuesta Nacional de Hospitales, una iniciativa que monitorea la situación de 40 centros hospitalarios en todo el país para obtener datos sobre su funcionamiento y necesidades, a falta de datos oficiales de las autoridades. En la encuesta han detectado que hay un promedio nacional de ocupación de 52% de los hospitales, pero es un promedio estimado con zonas muy variables de 10% en unas a 90% en otras.
En las áreas más densamente pobladas, ciudades capitales, tienen problemas por la alta ocupación los estados Anzoátegui, Bolívar, Zulia, Miranda, Carabobo y Aragua, principalmente.
“Se van sumando estados y se va ocupando el nivel de terapia intensiva. Estamos viendo un fenómeno particularmente raro. Tienes una sensación social de que la capacidad hospitalaria está abarrotada, pero en la práctica cuando ves el porcentaje de casos que están, por ejemplo, en el Hospital Universitario de Caracas, son 60 pacientes en una capacidad arquitectónica de 700 (…) no todas las camas tienen oxígeno, la capacidad del personal, recurso humano, es limitada, la capacidad de insumos es limitada. Si bien hay un margen para crecer, ese margen tiene que crecer homogéneamente. No tiene sentido que pongas unas camas en un gimnasio si no vas a tener oxígeno, médicos, pruebas. Una cama no hace un hospital”.
“Entendiendo la dinámica de progresión, esto va a seguir aumentando. Estamos en el momento en que el agua está tocando la superficie del dique, no tengo argumentos para decir que lo sobrepasamos, quizás en un momento en Zulia. Pero si estiras en el tiempo, va a llegar un momento en que eso va a pasar porque no hemos aumentado sustantivamente el número de camas de terapia intensiva, número de camas de Emergencia, respiradores, camas con oxígeno”, dijo Castro.
- La tasa de médicos venezolanos fallecidos es preocupante, pero difícil de estimar realmente
“No tengo ninguna duda que la tasa de médicos fallecidos en Venezuela está más allá de lo esperable. En Inglaterra, incluso en España, la tasa de médicos fallecidos no es muy diferente a la de la población general porque los equipos de protección, precisamente, generan protección”, dijo Castro.
Sin embargo, explicó que realmente es complejo estimar qué tan alta es la tasa de médicos fallecidos en comparación con el resto de la población. Para saberlo haría falta estimar el número de médicos muertos por covid con exposición laboral dividido entre la cantidad total de médicos infectados con covid-19.
Eso se debería comparar con la cantidad de fallecidos por covid-19 de la población general dividida entre el total de infectados de la población general.
En Venezuela “los números de esas fracciones no los tienes o no son reales. ¿Cuántos médicos hay infectados? Nadie lo sabe. El denominador del total de infectados sabemos que no es la cifra de PCR positivas. Una comparación de esas tasas con cifras que quizás no son muy representativas”, explicó Castro.
Recordó que hay factores que hacen más visibles las muertes de los médicos: son más llamativas o mediáticas que las de otras profesiones, se han utilizado en Venezuela y en otros países con motivaciones políticas y a veces no se hace la cuenta correctamente. “Si un médico de 85 años se murió en su casa, lo tienes que descontar de la tasa de médicos que están atendiendo”.
- Los hospitales no tienen suficientes insumos
Según los datos de la Encuesta Nacional de Hospitales, “al día de hoy, 50% de los hospitales no tienen tapabocas, o tienen tapabocas de forma intermitente. Eso es inaceptable”, dijo Castro.
En junio, Castro representó a la Asamblea Nacional en la firma de un acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Ministerio de Salud venezolano para coordinar esfuerzos que permitan traer insumos médicos para la atención de la pandemia. “Una de las razones por las que acudí a la llamada de la OPS fue para buscar maneras, financistas, donantes y una logística que nos permitiera cerrar esa brecha de insumos. Lamentablemente no ha sido ni lo rápido que yo quiero ni lo extenso que yo hubiera querido. Se ha movido lentamente por razones burocráticas internacionales fundamentalmente”.
- Hace falta educar más a la población
Castro explicó que el uso de tapabocas puede disminuir la tasa de transmisión del virus en 25 a 35%, pero eso requiere que el 100% de la población use la mascarilla. Si solo la usa 90% de la población, la efectividad del tapabocas baja a 18%.
Esto implica que un elemento central para mejorar la situación es educar a la población. “Usar a la población como un aliado en el combate de la epidemia, creo que eso ha sido un gran déficit en nuestro país”, dijo Castro.
No existe una medida que, por sí sola, controle la cantidad de casos. Es un sistema que implica combinar diferentes políticas: usar tapabocas, distanciamiento social, limitar las reuniones públicas, restringir el uso de transporte público, entre otras.
“Detrás de esto hay una lógica de Estado: pongo una política y mido el efecto de esa política sobre la transmisibilidad, pero nosotros no entendemos qué está pasando (…) Si la dosis no da, tenemos que aumentar la dosis, pero no tenemos un retorno bueno en términos de diagnóstico que nos diga si las medidas han sido suficientes o no”, explicó Castro.
- La pandemia ha paralizado la situación de pacientes crónicos y trasplantes
Rivas-Vetencourt, quien también es presidente de Fundahígado, comentó que la fundación ha tenido que paralizar trasplantes: “Teníamos previsto trasplantar a unos niños en República Dominicana entre marzo y abril. A esta fecha no sabemos cuándo se va a retomar”.
Los pacientes trasplantados deben tomar inmunosupresores que inhiben la actividad de su sistema inmunológico, esto se hace para evitar que el organismo rechace al órgano trasplantado. “El hecho de no tener pruebas de PCR nos agrega una variable muy seria, los pacientes no pueden ser portadores asintomáticos del virus. Eso es prácticamente una sentencia de muerte para un paciente con inmunosupresión. Nos ha impactado de una manera muy fuerte porque no podemos ir adelante hasta que no tengamos una certeza del acceso a las pruebas”, explicó.
- No es momento de gimnasios, de conciertos, ni de protestas o elecciones
“Creo que si no entendemos todos hacia dónde vamos, nos cuesta más avanzar como un todo. No podemos ir a un gimnasio a hacer spinning, no es momento para eso. No podemos ir a misa, no podemos ir a un concierto de Serenata Guayanesa en el Teresa Carreño, pero tampoco creo que es momento de hacer actividades en la calle, actividades públicas políticas, del color que sea. Gente junta es igual a más casos de la epidemia”, dijo Castro.
- La pandemia requiere planificación y adaptación hospitalaria
Pedro Rivas-Vetencourt contó que en la Policlínica Metropolitana tuvieron una reunión de contingencia el día que se declaró cuarentena en todo el país. Viendo la situación en Italia y España, y previendo la llegada de la pandemia a Venezuela, armaron una junta para adaptar lo requerido. La Metropolitana recibió varios de los primeros casos de covid-19 en Venezuela. Prodavinci ha contado la historia de algunos de ellos, como Paulino Masiá y Gabino González. Para poder atender a los pacientes, se tuvo que adaptar todo el proceso de entrada, salida, áreas de cuidados intensivos y aislamiento. “Construir un hospital dentro de otro hospital y mantener la operación normal de la clínica”, explicó Rivas-Vetencourt.
“Las primeras dos o tres semanas tuvimos reuniones de junta todos los días, porque todos los días había que readaptarse”, agregó. Después de las áreas de aislamiento en emergencia, habilitaron el piso 5 para pacientes de covid-19, adaptaron un espacio en el sótano para una nueva área de terapia intensiva, se dedicó un ascensor solo para estos pacientes y personal exclusivo también. Todas las áreas fueron adaptadas de alguna manera.
Rivas-Vetencourt dijo que en estos seis meses la Policlínica Metropolitana aumentó en 400% la cantidad de camas de Emergencias, 700% la capacidad de terapia intensiva y 300% la cantidad de camas de hospitalización.
Rivas-Vetencourt explicó que la escasez de gasolina fue otro de los factores que requirió adaptación especial de la clínica. Parte del personal debía caminar para llegar al trabajo, muchos no tenían transporte. En la clínica, enfermeros y médicos se quedaban a redoblar turnos para cubrir a quienes no podían llegar. Esto, a su vez, implicó que el servicio de alimentación de la clínica debía aumentar la cantidad de comidas para el personal que no tenía oficialmente turno
- A Venezuela todavía le quedan meses de pandemia y restricciones
“Mientras tengamos virus y gente susceptible, va a haber medidas de restricción más severas o menos severas. No podemos pensar que los niños van a volver al colegio normal, que nosotros vamos a ir al trabajo normal. Esa vida en los próximos 8 o 9 meses no es posible. Porque esto requiere de formas de control de movimiento de los ciudadanos, que es la única forma de controlar la epidemia. Hay que buscar alternativas que permitan que la gente no muera de hambre, tener alguna forma de actividad económica, que la gente no tenga afectación de su salud mental por estar en su casa metido siete meses sin ver a nadie (…) Hay que buscar unos puntos intermedios que permitan que la sociedad medio funcione y la tasa de transmisión sea más o menos aceptable para cada uno de los sistemas de salud”, advirtió Castro.
Todavía falta mucho por conocer de la covid-19 y sus efectos a mediano y largo plazo. Castro y Rivas-Vetencourt conversaron también sobre las preguntas que la ciencia no ha logrado responder sobre la covid-19, como la preocupación por sus efectos a mediano y largo plazo. En el canal de Youtube de Prodavinci puede ver la videoconferencia completa:
Luisa Salomón
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