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Effa Manley, primera dama de Cooperstown

28/03/2021

Effa, con un vestido y una gorra de béisbol de los Newark Eagles, aprende cómo sostener un bate (circa 1938). Fotografía tomada del blog de la compañía ebbets.com.

Si en 2021 es noticia que una mujer sea gerente general de un equipo de Grandes Ligas, por ser la primera en toda la Historia, imaginemos cómo debió ser, a mediados del siglo XX, que una dama llevara los contratos de los jugadores, al tiempo que administraba las finanzas y el mercadeo de un equipo de la Negro League. Su presencia impactó en aquellos días de segregación, en los que debía lidiar con las dificultades propias de conducir un equipo, siendo una mujer criada por un padre afroamericano.

Fue una figura destacada en los últimos años del esplendor de las Ligas Negras, cuando comenzó la integración, luego del debut de Jackie Robinson en 1947 y la migración de los mejores talentos a las Grandes Ligas, lo que mermó significativamente los ingresos de los equipos que integraban el circuito de jugadores de piel negra.

Ella fue Effa Manley, la primera y única mujer que tiene una placa en la galería de inmortales del Salón de la Fama de Cooperstown.

El 27 de marzo de 1897 nació, en Filadelfia, Effa Louise, hija de Bertha Brooks, una costurera casada con un afroamericano, John R. Brooks. Sin embargo, todas las investigaciones consultadas coinciden en que Brooks no era su padre biológico, ya que su madre tuvo un romance con John Marcus Bishop, dueño del taller donde ella trabajaba.

Según un ensayo de Emmy Essington, publicado por la Sociedad Americana de Investigación del Béisbol:

«En una entrevista de 1977, Effa Manley dijo que Brooks demandó con éxito a Bishop por enajenar los afectos de su esposa y recibió $ 10,000. John Brooks y Bertha se divorciaron después de tener 4 hijos juntos y ella luego se casó con Benjamin Cole, con quien tuvo 2  hijas».

Sin embargo, Effa creció como una niña de una familia “mixta”, en un vecindario mayoritariamente afroamericano, así que por mucho tiempo ella fue considerada una mujer negra.

En los censos de 1910 y 1920, Bertha Brooks Cole aparece como negra, calificación que hizo el encuestador, y es posible que ello obedeciera a que tenía hijos con un hombre de color.

Effa utilizó su historia a conveniencia, en algunas ocasiones se presentaba como una mujer blanca, y en otras aseguraba que era afroamericana. Al menos de crianza lo era, y fue de inmensa ayuda para desenvolverse en las tareas que le tacaron cuando debió hacerse cargo de las Águilas de Newark.

Cuando terminó la escuela secundaria en Filadelfia, se mudó a la ciudad de Nueva York, a Harlem, donde trabajó en una sombrerería en Manhattan, contratada como una mujer blanca. Contrajo matrimonio en 1920 con un hombre llamado George Bush, a quien conoció en Atlantic City. Esa unión no fue duradera. Al poco tiempo se divorciaron.

A todas estas, Effa, como tantas damas en Nueva York, había sido seducida por el éxito de los Yankees. Iba eventualmente al Bronx para ver los juegos en el Yankee Stadium y estaba pendiente de lo que hacían sus ídolos, Babe Ruth y Lou Gehrig. Fue precisamente en un juego de béisbol de la Serie Mundial de 1932 donde le cambió la vida, a Effa y al béisbol, pues conoció a Abraham Manley. Con él se casó en 1933. Abraham era 15 años mayor, y para Effa su gran atractivo era ser un hombre de béisbol.

En su ficha en la página oficial del Museo y Salón de la Fama de Cooperstown se destaca:

«Juntos forjaron una sociedad que resultó en el rápido ascenso a la fama de los Newark Eagles, un equipo que poseían desde 1935 (se mudaron de Brooklyn a Newark en 1936), hasta que vendieron el club a un grupo de inversores en 1948».

Fotografía de Effa Manley tomada del Baseball Hall of Fame (baseballhall.org).

Desde joven se convirtió en activista por los derechos civiles de los afroamericanos, de hecho, usó los juegos de los Eagles para promover la igualdad de derechos.

Bajo el lema «No compre donde no puede trabajar», emprendió una campaña para boicotear a las tiendas de Harlem que se negaban a contratar a personas «de color».  Transcurridos dos meses, el propósito de Effa se cumplió y los propietarios de los comercios cedieron, dando empleo a decenas de hombres y mujeres afroamericanos. Además de ser la tesorera de la Liga Negra Nacional, también llevó las cuentas de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP).

En la reseña que hizo Evan Moore sobre el libro infantil  Baseball Leading Lady, escrito por Andrea Williams, dice:

«Un tarea clave de la que se ocuparon Manley y otros, incluido el propietario y gerente de los Chicago American Giants, Rube Foster, fue asegurarse de que las estadísticas de los jugadores y equipos estuvieran bien documentadas. Esas estadísticas se informaban únicamente en medios  noticiosos dirigidos a las afroamericanos».

Fue importante para honrar la historia. Por años, quienes se negaron a reconocer la calidad del béisbol de las Ligas Negras, se empeñaron en descalificar los registros, argumentando que no había rigor en la recolección de las estadísticas. Por fortuna esos criterios han evolucionado y el mito ha quedado desmontado con la incorporación de los registros de las Ligas Negras desde 1921 hasta 1948 a Major League Baseball.

Aunque Abe Manley era el dueño de la franquicia de los Eagles, su esposa Effa fue quien se ocupó de gerenciarlo.

En la investigación ya citada de Emmy Essington, se destaca que:

“En su primer día inaugural como propietarios de los Eagles, el sábado 11 de mayo de 1935, Effa invitó al alcalde de Nueva York, Fiorello LaGuardia, para realizar el primer lanzamiento. Los Homestead Grays derrotaron a los Eagles, 21-7, y Effa relató: ‘Nunca vi tantos jonrones en mi vida… Me fui a casa en la tercera entrada y  me tomé mi primer trago de whisky’. El equipo terminó la temporada en el sexto lugar entre 8 equipos. La siguiente temporada, los Manleys compraron a los Newark Dodgers, combinando la nómina con la de los Brooklyn Eagles, y se mudaron al Ruppert Stadium en Newark (…) Elffa tenía entre sus responsabilidades el marketing y la gestión fiscal de los Newark Eagles. También se hizo cargo de la tarea de dar las entrevistas de prensa. Organizaba los horarios de juego, reservaba alojamiento para los jugadores en las giras, publicitó los juegos, compró jugadores y negoció contratos. Además vigilaba el comportamiento de los peloteros. El lanzador James Walker dijo: ‘La señora Manley enseñaba disciplina al equipo. Ella nos decía cómo debíamos vestirnos, qué hacer, con quién asociarnos. Cuando teníamos problemas, si eran personales, se podía acudir a la Sra. Manley, y ella era muy comprensiva siempre que siguieras la línea'».

Se aseguraba de la calidad de los alojamientos y la buena alimentación de los muchachos, además de aconsejarlos para que estuvieran alejados de los vicios y distracciones.

La participación de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial propició cambios en la sociedad y, por ende, en el pasatiempo nacional. Los equipos se vieron en la necesidad de reemplazar a los  jugadores que se alistaron para ir a combatir, y los viajes comenzaron a reducirse por el racionamiento de la gasolina. Effa colaboró activamente como miembro del Comité de Servicio de Mujeres Voluntarias de la Guerra.

Llegó 1945, terminó la II Guerra Mundial y la integración en el béisbol de Grandes Ligas ya era una disposición del copropietario y presidente de los Dodgers, Branch Rickey, el empresario que decidió encontrar a un jugador de las Ligas Negras que fuese capaz de soportar todo lo que había que soportar para derribar la barrera racial.

«La temporada de 1946 fue el punto culminante para los Manley. Ese año, Jackie Robinson integró el béisbol organizado, cuando jugaba con los Reales de Montreal, el equipo Triple-A de los Dodgers de Brooklyn», comenta Essington en su trabajo para SABR.

En 1947, comenzó la merma en la asistencia a los juegos de las Ligas Negras. Los Eagles no escaparon a una significativa reducción en sus ganancias.

Resaltan todos los escritos sobre Effa Manley, el manejo de ella en la negociación que llevó a Larry Doby a los Indios de Cleveland, para que se convirtiera en el segundo afroamericano en las Grandes Ligas, a las semanas del debut de Robinson con Brooklyn. Doby fue el primero en la Liga Americana.

Homenaje a Effa Manley, parte de una exhibición del Baseball Hall of Fame sobre las Negro Leagues. Fotografía tomada del Baseball Hall of Fame (baseballhall.org).

Le tocó acordar con el hábil y veterano empresario Bill Veeck, dueño de los Indios, quien le ofreció $10 mil por el contrato de Doby. Era una oferta que estaba por debajo del valor del jugador, pero Effa no quería parecer como un obstáculo a la integración que comenzaba a ser un hecho. Sabía de las cualidades de Doby dentro y fuera del terreno. En el pulso con Veeck, peleó por conseguir un mejor salario que el que devengaba con los Eagles y lo consiguó.

Según Joe Swide, en La mujer más poderosa del béisbol, Effa Manley le dijo a Bill Veeck en una correspondencia:

«Sr. Veeck, sabe usted que si Larry Doby fuese blanco y agente libre su valor sería de $ 100.000 por firmar, simplemente como un bono. Sin embargo, me doy cuenta de que no estoy en condiciones de negociar. Si cree que está siendo justo al ofrecernos $ 10.000, supongo que deberíamos aceptar».

El dueño de los Indios terminó ofreciendo $ 5.000, si Doby permanecía al menos 30 días. Existía el temor de que renunciara al recibir los desplantes de los cuales eran objeto los afroamericanos. Effa también insistió en que le pagara $ 5.000, que era más que el salario de $ 4.000 que ganaba con los Eagles. Veeck estuvo de acuerdo y Doby debutó el 5 de julio 1947.

En 1948, los Manley vendieron a los Eagles. Ese año la Liga Nacional Negra fusionó todos los clubes con la Liga Negra Americana. El último acto que los Manley acordaron como dueños de los Eagles fue la venta del contrato de Monte Irvin a los Gigantes de Nueva York. Irvin debutó al año siguiente.

Abraham Manley falleció en 1952. La viudez de Effa duró poco tiempo. Se casó con Henry Moton Clinton, pero apenas estuvo un par de años con él. Se mudó a  Los Ángeles, California, donde volvió a contraer nupcias, esta vez con el músico Charles Wesley Alexander. Siempre mantuvo el apellido Manley.

Dedicó buena parte de su vida a rescatar la historia de la Negro League. En 1976 colaboró con el escritor e historiador Leon Herbert Hartwick, en el libro Negro Baseball… Before Integration (El béisbol negro…antes de la integración), una de las primeras publicaciones sobre el tema.

Se convirtió en una trabajadora incansable por la reivindicación de los jugadores que estuvieron en las Ligas Negras. En cada entrevista destacó la calidad del juego y de los hombres que fueron protagonistas.

Falleció por complicaciones cardíacas en 1981.

En 2006, el Salón de la Fama de Cooperstown  estableció otro comité histórico que eligió a 17 figuras de las Ligas Negras, que incluyó a Effa Manley, hasta ahora la primera y única mujer que ha recibido el reconocimiento más elevado del béisbol de Grandes Ligas.

Su placa en Cooperstown resalta su participación y aportes al juego. La inscripción de su lápida es más sencilla. Para resumir su vida, dice: “Ella amó el béisbol”.


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