Diario Literario

Diario literario 2023, diciembre (parte I): festival Beethoven de Beaune, David Mus, Diderot, Conrad en Puerto Cabello, Welserland

09/12/2023

Nathalie Tollot-Beaut. Fotografía de bauraulacvins.ch

Mersault, viernes 1º de diciembre de 2023

Una noche memorable la de ayer en Lameloise, invitados por Nathalie Tollot-Beaut. Nathalie, aparte de ser una de las más distinguidas productoras de Borgoña, es una melómana y una de las organizadoras del Festival Beethoven, que se organiza los meses de abril en Beaune. Este año, la programación incluyó una noche dedicada a dos de los Cuartetos para cuerdas de Schubert. En esa ocasión escribí una reseña del concierto donde exponía las afinidades que había sentido entre esas partituras y Shakespeare. Llegué a escribir que el verdadero autor del Cuarteto Op. 101 no era Schubert, sino el mismo Hamlet, quien lo compuso para lamentar la muerte de Ofelia. Schubert habría encontrado y se había servido del manuscrito. Me comenta Nathalie que, para el 2024, el director artístico del Festival, el destacado solista surcoreano Sung-Won Yang, ha decidido incluir música del siglo XX (Smetana, Dvorák, Messiaen). Acepto la invitación de la querida amiga y le prometo asistir a algunos de los conciertos en abril 2024.

Mersault, domingo 3 de diciembre de 2023

En un puesto de libros de segunda en el mercado de Beaune encuentro el Supplément au Voyage de Bougainville. Se trata de la reseña que Diderot escribió para la revista Correspondance littéraire, del Viaje alrededor del mundo, de Bougainville. Por alguna razón desconocida, Grimm, director de la revista, decidió no publicarla y el enciclopedista la transformó en un libro independiente. La edición de Michel Delon para Gallimard es ejemplar, con un dossier complementario de casi cien páginas.

Milán, lunes 4 de diciembre de 2023

La muerte es triste, pero es doblemente triste cuando se trata de un poeta. Al menos fue así como lo sentí el sábado pasado, cuando Thierry Brouin me comunicó la muerte de David Mus, su amigo de toda la vida. A Mus lo conocí, hace un año, en la casa de Thierry en Jailly-les-Moulins y no lo volví a ver. Traduje algunos de sus versos y los publiqué en este diario. A pesar del mínimo contacto, me impresionó, y admiré, la dignidad con la cual asumía su oficio. Pocas veces he visto a un poeta tan digno de la palabra poeta. Un hombre cordial con una enorme cultura literaria y un no menos estimable conocimiento de las artes plásticas. Durante los últimos tiempos compartía su tiempo entre su casa en Jailly y un pequeño molino que le servía de estudio en el cual pasaba parte del día trabajando. Lo que en otro se tomaría por pose, en él era lo más natural. Con poetas como, él la palabra de la tribu estaba en buenas manos. Había nacido en Londres, en 1936, de padres norteamericanos, y pasó los últimos años de su vida en Francia cuya lengua adoptó para su poesía. Quadri romani es el título de su último libro, publicado en edición bilingüe francés-italiano. Lo que sigue es mi traducción de uno sus textos:

Una tarde lluviosa de marzo
en la iglesia

ortodoxa ucraniana
de Sergio y Baco

tienen sus propios ritos
sabios, santos

y mártires- una larga fila
de devotos

avanzaba de rodillas hacia
el altar para

besar los íconos
trato de comunicar

a una joven devota
un poco de mi pena

por los atroces acontecimientos
en Donbass

y me encuentro de golpe,
un gran golpe,

sumergido en lágrimas, “Calma,
calma”, me dice ella

con la mano suavemente
posada en mi espalda,

como para calmar a un niño
en Ucrania.

¿Un gran pueblo? Seguramente
un pueblo de grandes.

Calles de Puerto Cabello. Fotografía de Jonathan E. Shaw | Flickr

Milán, miércoles 6 de diciembre de 2023

Conrad en Puerto Cabello

En El mago de Viena, un libro tan brillante como en ocasiones superficial, el mexicano Sergio Pitol destaca algo que no siempre se destaca. Me refiero a la estadía, muy breve, eso sí, de Joseph Conrad en el Puerto Cabello venezolano, algo que, antes que él había comentado ampliamente el fallecido historiador Asdrúbal González. Escribe Pitol:

Por las mismas fechas (c.1876), un marinero polaco de diecinueve años, matriculado en un barco francés, hacía su segundo recorrido por el Golfo de México y el Caribe y tocaba algunos puertos de la costa venezolana, uno de ellos, Puerto Cabello, se convertiría treinta años más tarde –cuando el marinero Jozef Teodor Konrad Nalecz Korzeniowski había dejado de existir para transformarse en el novelista inglés Joseph Conrad- en Sulaco, el escenario de Nostromo, una de sus obras fundamentales.

Como se recuerda, Nostromo, tal vez la más ambiciosa de las novela de Conrad, se desarrolla alrededor de la figura de Nostromo, un aventurero que se hizo con un cargamento de plata y enterró en una de las islas cercanas a Puerto Cabello, en tiempos de una de las tantas revueltas de finales del siglo XIX en Venezuela. La descripción, en efecto, se corresponde con la de Puerto Cabello, Puerto Malo en el libro. Las islas frente a entrada a la bahía son llamadas Las encantadas, la mayor de ellas conocida como Isla Larga en los mapas. Mi madre nació en ese litoral que he frecuentado desde la infancia.

Denis Diderot retratado por Louis-Michel Van Loo. 1767

Diderot (2)

Mis relaciones con Diderot han sido largas y cordiales. Comenzó tempranamente con la lectura de una selección de páginas de la Enciclopedia y ha seguido a lo largo de los años con algunas de sus novelas (La religiosa, El sobrino de Rameau, Jacques el fatalista). Así, hasta el año de la pandemia cuando un buen amigo me puso a la disposición Diderot y el arte de pensar libremente, la estupenda biografía que le dedicó el profesor Andrew S. Curran. A eso seguiría, poco después, la lectura de su apasionante labor como crítico de arte recogida en sus Salones con el impecable prólogo de Jean Starobinsky. El hallazgo de su Supplément au Voyage de Boungainvvile me ha llevado a consultar el catálogo de la Universidad de Milán, la cual pone a mi disposición más de 350 títulos de o sobre Diderot, en diversos idiomas, entre ellos el clásico estudio de Wilson. Después de un siglo de narcisismo rousseauniano, de exaltación del ego siempre exaltado de los artistas y escritores, de la concepción del creador como un héroe incomprendido, un poco de racionalidad se impone. Y nada mejor que el racionalismo crítico para oponerse a estos abusos. La contemporaneidad de Diderot es cada vez más convincente.

Milán, jueves 7 de diciembre de 2023

Hoy es San Ambrosio, santo patrón de la ciudad. La fecha más importante para los milaneses tradicionales que ya no son muchos ante la masiva inmigración de italianos del sur. Ambrosiana es el nombre de la exquisita biblioteca-museo que alberga el único Leonardo de la ciudad. Y hoy se inaugura la temporada de ópera de la Scala, en esta oportunidad con un nuevo montaje de Don Carlo, dirigida por el titular Ricardo Chailly con Anna Netrebko en el rol de la reina. Ambrosio fue uno de los hombres más cultos de su tiempo y le correspondió el privilegio de bautizar a san Agustín cuando formalizó su conversión al cristianismo. Se siente uno en buenas manos con un patrón como este.

Diderot (3)

El Suplemento de Diderot es un diálogo entre dos personajes A. y B. que comentan las aventuras viajeras de Bougainville tal como las expuso en los varios volúmenes de su Viaje alrededor del mundo. De acuerdo con el sentimiento antijesuita que había provocado la expulsión de la orden en 1764, Diderot destaca la desviada conducta de los integrantes de la orden en Paraguay, tal como la exponía Bougainville:

A. ¿Acaso no estaba Bougainville en Paraguay en el momento en que expulsaron de Paraguay a los jesuitas?

B. Sí.

A. ¿Y qué dice?

B. Menos de lo que podría decir, pero suficiente para enterarnos de que estos crueles espartanos en sotana negra se comportaban como los lacedemonios con sus esclavos, condenándolos a un trabajo sin interrupción y se mantenían con su sudor, despojándolos de cualquier derecho de propiedad, y reduciéndolos a la superstición exigiendo de ellos una veneración profunda, haciéndolos marchar con el latido en la mano y golpeando sin distinción a personas de ambos sexos y de todas las edades. Con otro siglo así y la expulsión habría sido imposible o habría provocado la guerra entre estos monjes y el soberano al cual habían despojado poco a poco de cualquier autoridad.

«Byars is Elephant». James Byars. Fotografía de Pirelli HangarBicocca

Milán, viernes 8 de diciembre de 2023 

James Lee Byars

Ayer con Javier Guevara, mi exestudiante en la Escuela de Letras y ahora distinguido autor y psiquiatra junguiano, una nueva visita a la muestra de James Byars organizada por Vicente Todoli para el Hangar Bicocca, del cual es director. Lee es uno de los artistas más interesantes de la segunda mitad del siglo XX. Una especie de Joseph Beuys sin las inquietudes ecológicas del alemán, pero con muchas de sus inclinaciones metafísicas. La del norteamericano es una búsqueda sin tregua de la expresión del absoluto. La obra de arte como sustituto de la experiencia religiosa. Su material preferido, las láminas de oro 24k, es el mismo de los iluminadores religiosos de la Edad Media. Lee, esta vez lo sentí más que en mi primera visita, nos invita a ser testigos de esta obsesiva búsqueda en la cual, como en toda deriva mística, la muerte se encuentra trágicamente cerca, “Que muero porque no muero”. James Lee diseñó una serie de obras que servirían para marcar su tumba. Su no inesperado suicidio nos dejó sin conocer su elección definitiva.

Fotografía de Editorial Kavrial

Welserland

Welserland, de Víctor Manuel Pinto es uno de los libros de poesía venezolana más inquietantes publicados en Venezuela en la última década. Su naturaleza híbrida consiste en una amplia sección en prosa que presenta una suerte de historia de Venezuela de acuerdo a la muy peculiar concepción del autor. La otra sección, intercalada entre los segmentos de prosa, es un conjunto de poesías que se ocupan de algunos de los sucesos tratados en la historia. Su sintaxis es en ágiles versos libres donde se reitera una a menudo desconcertante imaginería. Pinto, que es también director de la revista Poesía, tal vez sea el único poeta de las generaciones más recientes que se ha ocupado del más urgente y menospreciado de los asuntos. Me refiero al tema del petróleo que ha debido ser materia obligada para todos los poetas venezolanos que los han precedido, sin excluir a Ramos Sucre. Estas son tres muestras de Welserland, publicado por Kavrial bajo los cuidados de Daniel Oliveros.

 

OPERACIÓN NEULAND

Los malditos vienen por el petróleo;
a exprimir nuestros negros corazones hasta dejarlos secos como pasas.

&cuando sus torpedos nos destrocen & el agua inunde la garganta
& flotemos como boyas mordidas por los grises tiburones,
sólo entonces saltarán las ratas para vernos arder desde la orilla.

Así habló Walter Buschell, entre el humo, ante la vieja Nueva Augsburgo,
mientras la candela lo derretía aferrado al timón del Monagas.

Frente al fuego uno se oscurece; lo saben quienes queman su basura.

Así hablaba Lázaro Colina mientras caía, nadando en el aire,
hasta ser picadillo en las propelas.

Como al hombre que mataron por vulgo, su misión es quemarnos por petróleo.
El lastre de sus venas es bitumen. Ansían la leche negra del alba.

Cavamos nuestras fosas en los mares. La muerte es la aleta de Alemania.

 

FATHERLAND

La tierra tiene nombre de indio muerto.

El suelo se llama soldado muerto, político muerto, poeta muerto.

La tierra tiene nombre de batalla, de hazaña, de sitio, de tragedia.

A la tierra la cruza una culebra. Bosques secos, neuronas de borrachos.
Una culebra resuelta a patadas, a mosquete, a granada, a cañón.

El suelo tiene apellido de rico, tiene cruces, tiene monumentos.
Una culebra de petróleo seco. Una culebra de mil rayas blancas.

Un petroglifo lleno de bachacos.

 

DERNIGA

Luca es el negro, el desdichado.

Los tiros de los policías siempre caen sobre él. Siempre condenado
a reconstruirse para volver a morir humillado, cacheteado,
como los negros rapados con máquinas entrando en fila a los penales.

Lucas el complejo de verse sucio.
Culpa de ser negro & blanco de burlas.
Su hediondo plumaje de zamuros. Desfigurado por la escopeta.

Lucas el luto petróleo maldito. Lucas, lo que quiero morir lamiendo.


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