Fotografía de Juan BARRETO | AFP
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Con poco más del 58% de participación electoral, Gustavo Petro, senador y economista de 62 años, ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 50.47% de los votos (11.277.407) y se convirtió en el primer presidente electo de izquierda en la historia de Colombia. Junto a Petro, en la fórmula vicepresidencial fue elegida Francia Márquez, exempleada doméstica, activista ambiental y abogada de 40 años, quien será la primera vicepresidenta afrocolombiana del país.
El domingo 19 de junio a las cuatro de la tarde empezaron a llegar los boletines de la Registraduría de Colombia, la institución del Estado a cargo del proceso electoral. Una hora después, los resultados ya demostraban una tendencia irreversible.
Desde el Movistar Arena, el escenario multipropósito más importante de Colombia, Gustavo Petro fue recibido por los aplausos de miles de personas. Se abrió paso, junto a su esposa Verónica Alcocer, en una tarima colmada de simpatizantes del Pacto Histórico y se dirigió a la audiencia.
En un discurso de 41 minutos, Gustavo Petro aseguró que su gobierno se centraría en ahondar en la paz, la justicia social y la acción ambiental. Destacó su triunfo como la victoria del cambio y prometió gobernar para todos los colombianos, en un guiño a la necesidad de gobernabilidad al cierre de una elección muy polarizada, definida por 718 mil votos.
“No es un cambio para vengarnos. No es un cambio para construir más odios”, dijo. “Es un cambio para que sea una Colombia en esa enorme diversidad multicolor que somos. Con una política del entendimiento, con una política del diálogo”. El presidente electo anunció un gran acuerdo nacional para unir al país y atender los problemas que aquejan a Colombia.
“Esa oposición bajo los liderazgos que quieran —sea el de Uribe, el de Federico, el de Rodolfo— será siempre bienvenida en el Palacio de Nariño para dialogar sobre los problemas de Colombia”, dijo Petro. “En este Gobierno que se inicia nunca habrá persecución política ni jurídica, sólo habrá respeto y diálogo”.
Durante su campaña presidencial, Petro prometió transformar la economía del tercer país más poblado de América Latina. Considera que el sistema económico se apoya en exceso en la explotación del petróleo. Propone poner un alto a las exploraciones de crudo, una polémica desprivatización de los fondos de pensiones, y el aumento del tamaño del Estado mediante la contratación de “quienes no pueden encontrar trabajo de otra manera”, a modo de complemento permanente del empleo en el sector privado.
“Nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia. No porque lo adoremos, sino porque tenemos que superar la premodernidad, el feudalismo, los esclavismos”, dijo. “Tenemos que construir la democracia. Y vamos a permitir que exista un pluralismo de conciencias, un pluralismo económico”.
Al conocerse los resultados, Rodolfo Hernández leyó un breve comunicado en una transmisión en vivo de Facebook, en la que concedió la victoria a su oponente. “Acepto el resultado, como debe ser si deseamos que nuestras instituciones sean firmes. Sinceramente espero que esta decisión sea beneficiosa para todos, y que Colombia se encamine hacia el cambio que predominó en el voto de la primera vuelta”, dijo el candidato.
Hernández, que obtuvo el 47,27% de los votos (10.562.894), se juramentará como senador, según lo estipula la Constitución Nacional, tras la reforma de equilibrio de poderes aprobada por el Congreso de la República en 2015, y su fórmula vicepresidencial, Marelen Castillo, podrá ocupar un curul de la Cámara de Representantes.
Ya se han producido las primeras reacciones a la victoria de Petro. El embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, exministro de Defensa durante la administración de Juan Manuel Santos, presentó su renuncia al presidente Iván Duque tras 11 meses en el cargo. Por otra parte, el grupo armado al margen de la ley, Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunció su “disposición para avanzar en un proceso de paz que dé continuidad a la Mesa de Conversaciones iniciada en Quito en febrero de 2017”.
Pese a que Petro obtuvo el triunfo con el mayor número de votos en la historia de las elecciones de Colombia, este ciclo electoral refleja una sociedad dividida. Petro y Rodolfo Hernández conquistaron cada uno 16 de los 32 departamentos de Colombia, fracturando el mapa electoral en dos. Petro ganó en la capital y Rodolfo Hernández en el extranjero.
La votación que llevó a Petro a ganar las elecciones, y la ausencia de un candidato de los partidos tradicionales en segunda vuelta, más específicamente la falta de un representante del uribismo, el movimiento que dominó la política durante los últimos 20 años en Colombia, señalan un descontento generalizado con la política tradicional.
Existe un profundo descontento social que, sumado a la creciente inflación anual que en mayo se ubicó en 9,07% y a la alta tasa de desempleo (11,2%), que asciende entre los jóvenes al 20%, motivaron las protestas de 2021, por falta de oportunidades y en contra de una reforma tributaria impulsada por el presidente Duque, que tenía el objetivo de balancear las cuentas del Estado ante el déficit financiero ocasionado por la pandemia de covid-19 y que dejaron un saldo de al menos 46 manifestantes muertos.
A pesar de ser el país con el mejor crecimiento proyectado para 2022 en la región, con un 5.8%, un estudio de la consultora Prospectiva sostiene que la percepción que tienen los colombianos de la economía es negativa. Los ciudadanos consideran que la economía está en peor condición que hace un año, y destacan que el desempleo y el creciente costo de vida son los principales problemas de Colombia.
Distintos analistas leen en los resultados de la segunda vuelta una desconfianza en los planes del presidente electo. Aquellos que votaron por Hernández lo hicieron en contra de Petro. Temen que el aumento del gasto social y el freno a la exploración petrolera puedan hundir económicamente a Colombia, que ha sido uno de los países de la región con un constante rendimiento económico.
Durante la campaña electoral, Petro sostuvo, el 5 de mayo desde Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela, que restablecerá las relaciones diplomáticas y consulares con Venezuela. El presidente electo ha dicho que también es necesario reanudar las relaciones comerciales y atender la violencia presente en más de 1600 kilómetros de frontera compartida entre los dos países.
“Cúcuta no puede ser ciudad, no puede prosperar, no puede superar los problemas sin abrir las fronteras”, dijo Petro. ”Es indispensable hacerlo. Es el camino más apropiado para la región por las necesidades que hay”. Tras conocerse los resultados de la elección en Colombia, el gobierno de Nicolás Maduro emitió un comunicado instando al presidente electo a reanudar las relaciones.
En cuanto a la relación con Estados Unidos, Petro ha dicho que reevaluará los esfuerzos en la lucha contra las drogas. Durante las últimas dos décadas, el gobierno de Estados Unidos ha invertido recursos y apoyado a Colombia para detener la producción y exportación de cocaína, sin mucho éxito. El presidente electo ha expresado que centrará sus políticas en el desarrollo económico de las comunidades rurales, para que tengan alternativas y que el cultivo de la coca no sea su única opción.
También reevaluará el tratado de libre comercio con Estados Unidos, firmado en 2012 entre los gobiernos presididos por Barack Obama y Juan Manuel Santos, y buscará la cooperación de la administración de Joe Biden para hacer frente al cambio climático, detener la rápida erosión en el Amazonas y liderar políticas ambientales en la región.
El presidente electo plantea una abultada agenda legislativa en la que pretende realizar una reforma tributaria, crear nuevos ministerios, reformar el sistema pensional y de salud; un plan que parece poco plausible con el congreso que acompañará sus cuatro años de gestión, donde cuenta con 25 senadores a favor, 52 en contra y 30 indefinidos. En la Cámara de Representantes, el presidente electo tiene 37 a favor, 55 en contra y 95 indefinidos.
Sin una mayoría definida en ninguna de las cámaras del Congreso, las propuestas de Petro no tienen un camino claro. Para aprobar cualquier proyecto de ley, la nueva administración necesitaría sumar 55 votos en el Senado y 94 en la Cámara de Representantes.
El presidente electo tendrá que enfrentar los retos económicos que siendo oposición criticó como el producto de una mala gestión. Por ejemplo, una creciente inflación que entre otras cosas ha encarecido los alimentos y elevado el precio del combustible. A diferencia del incremento del costo de los alimentos que se ha sentido en los hogares colombianos, el costo del combustible se ha mantenido a raya gracias al subsidio del Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles, que cuenta con aportes del Estado colombiano. No obstante, esta medida no es sostenible en el tiempo y se prevé el aumento del precio, lo que afectaría costos en el transporte público y el transporte de cargas.
El nuevo gobierno también heredará una deuda pública de 175 mil millones de dólares (49% del PIB), que subió sustancialmente para gestionar los efectos negativos de la pandemia de covid-19, y deberá escoger entre aumentar los impuestos o recortar el gasto público para poder sostener el gasto anual.
Gustavo Petro se posesionará como el presidente número 42 de la República de Colombia el 7 de agosto En los próximos días se revelará más sobre la dirección y prioridades que tendrá la administración de Petro, quien tendrá que consolidar alianzas y definir un gabinete para alcanzar la gobernabilidad necesaria durante su mandato.
Diego Marcano
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