Perspectivas

Del monstruo Milton a La Sustancia

Fotograma de "La Sustancia" (2024)

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19/10/2024

Desde las primeras líneas voy a delatar mi edad. Así que este texto será difícil de digerir en las nuevas generaciones que desestiman las referencias, o los referentes. Nunca sabremos cuales fueron los ingredientes que la ciencia ficción utilizó para crear “la sustancia”, pero en mi cabeza fueron pasando flashes de películas que me hacen considerar que el mejor guion premiado en Cannes, La Sustancia, es una mezcla amorfa del pasado cinematográfico, en gotas.

Me pregunta una amiga ¿en qué género crees que debería ubicarse esta película? Finalmente inventamos una categoría juntas Terror burlesco, como los Spaguetti Western. Y no estamos muy alejadas del propósito de su directora, Coralie Fargeat, pues en una búsqueda posterior en Wikipedia la definen como “una película satírica de terror corporal”.

El premio, sin embargo, me sorprende. Para quienes recuerdan la comiquita de El Monstruo Milton, activaré el gotero de mi inconsciente, que fue reconociendo escenas a lo largo de la proyección, aunque no lo haga en su orden cronológico de aparición. Y es posible que este texto no sea apto para quienes odian los spoilers.

Cuando era una niña, recuerdo una película de terror que me dejó varias noches sin dormir, y que solíamos comentar entre familiares y amigos. Nada más decir su nombre era una reacción de pánico: El Manitou (1978), que es un personaje que emerge del cuerpo de una mujer a la que se le presume inicialmente un tumor. Para el momento en el que La Sustancia me hizo sacar del olvido ese trauma, ya habían aparecido otras evocaciones que van sumando tensión a esta película.

Un pasillo sumamente largo nos hace pensar en las gemelas de El Resplandor (1980), ¿es acaso un aviso de que dos personas deben recordar que siguen siendo una? Quizás también se esparció un rocío de Alien el octavo pasajero (1979), desde los confettis que celebran a la actriz en su juventud en un ángulo similar de contrapicado, que simula al universo, así como las carreras por otros pasillos que advierten que el terror está por aparecer.

No se le puede negar que la película te va indicando, con estas señales, que debes estar preparado ante lo que vendrá. Pero al final, la sátira puede más. No sé si fui la única en la sala de cine, pero al momento de recordar al Manitou, mientras mis acompañantes se retorcían en las butacas y se tapaban los ojos, yo también, pero con carcajadas que no pude evitar, y asumí que esa risa imparable estaba condimentada de nerviosismo.

 

Fotograma de «La Sustancia» (2024)

El mensaje subyacente se capta, con un personaje aborrecible, interpretado por Dennis Quaid, con los estereotipos sexistas de la industria, así como el desprecio a la vejez. Por su parte, Demi Moore, símbolo sexi de los años 90, interpreta el papel de actriz venida a menos por la edad, pero siempre está en el espectador la curiosidad de ver si los años han cobrado la belleza de la actriz real. Está latente una reflexión sobre la agresión auto inflingida, aunque quede solapada entre tanta salsa de tomate.

La crítica subyacente desnuda la verdad de una sociedad cruel que nos obliga a convertimos en enemigos de nosotros mismos, buscando un canon aceptable de belleza y juventud. Es un llamado al amor propio, totalmente ausente, sólo hay competencia, rivalidad y un interés simbiótico por vivir en éxito. La frase “el hombre es el lobo del hombre” del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679), esta vez no se aplica al prójimo, sino al individuo en sí mismo. Y en pocas palabras, sólo en imágenes, deja un sabor amargo en la boca.

Una lucha evoca las peleas de artes marciales o tal vez el efecto de caer volando por el impacto en The Matrix (1999). Para cuando ya la película está en su climax, la gente grita “monstruo”, y no es Milton, más bien me recuerda el rechazo que se manifiesta en el pueblo al descubrir al Jorobado de París (1940). Pero entonces, había que rendir honor al maestro del terror, y es ahora Carrie (1976) la que esparce sangre por doquier.

Detalles que no me gustaron de la película. Ángulos que no cuidaron en la producción: el personaje se detiene a unos pasos por un lúgubre pasillo, hay una suerte de graffitti que se ve detrás de ella, pero en la toma previa cuando destacan esa pared, el graffiti está por delante, y ella no se ha movido. ¿Tal vez algo menor? No lo sé. Otra: en la batalla sangrienta, la pelea se traslada a un pasillo alfombrado, que no absorbe el derrame de sangre de la persona herida.

Mientras escribo estas líneas, me pregunto si estas películas de la década de 1970 no son en si misma un reflejo de lo que ya parece decadente, pero se retroalimenta en otro ser, que es el mismo, ahora joven y con ánimo de eclipsar el pasado.

Creo que ya son muchos años de cine y aunque la inteligencia artificial tal vez ayude a generar efectos especiales, y allí hay una novedad valiosa, seguimos en la misma espiral que el filósofo Giambattista Vico (1668-1744) describió tan acertadamente: y es que la historia y la cultura no avanzan en forma lineal de cara al progreso, sino que se desarrolla en ciclos que van repitiéndose una y otra vez.

¿Y que guarda relación esta película con el monstruo Milton? Nada en absoluto, en esta película no hay un ápice de amor.


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