COVID-19

¿Cuándo regresamos al colegio? // Apuntes sobre la pandemia

por Ángel Alayón

Autopista Francisco Fajardo, en Caracas, en tiempos de pandemia de COVID-19. Fotografía de Federico Parra | AFP

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07/04/2020

Sofía me pregunta cuándo regresará al colegio. Le digo que espero sea más pronto que tarde, una respuesta que refleja incertidumbre y evasión. Esa es la misma pregunta que los expertos han tenido que enfrentar muchas veces durante el último mes: ¿cuándo volveremos a la normalidad? Una interrogante que asume la existencia de un pasado al que podremos regresar, una normalidad que nos espera tras el fin de la epidemia.

Anthony Fauci, el afamado médico de 79 años que ha batallado con enfermedades tan feroces como el ébola y que dirige el National Institute of Allergy and Infectious Diseases de Estados Unidos, lo ha dicho con claridad: los tiempos no los determinamos nosotros, los tiempos los determina el virus. El virus convertido en un nuevo Cronos. Un Cronos invisible que ya ha hecho estragos y que todavía estamos conociendo.

En la escena aparece una familia desayunando en una terraza, a una distancia aparentemente prudencial de una montaña nevada. Una imagen idílica. A lo lejos comienza una avalancha que, como toda avalancha, comienza con un desplazamiento de nieve aparentemente inocua, pero que va ganando fuerza de forma exponencial. La avalancha crece y el padre de la familia avisa. Es un espectáculo. La esposa y los hijos lo miran con curiosidad pero empiezan a preocuparse porque no saben si están a una distancia segura. Segundos después, una ola blanca y violenta los arrasa. Esta escena pertenece a la película Fuerza Mayor y es ahora una metáfora de lo que pasó en países como Italia, España y Estados Unidos ante la COVID-19.

Muchos tomaron las imágenes y noticias de China como la nieve en la montaña que se acercaba pero que aún estaba lejos. Las campanas sonaron pero se desatendieron. Los epidemiólogos sufrieron la maldición de Casandra: advirtieron, pero no fueron creídos; dijeron que había que anticiparse, pero muchos reaccionaron tarde. Mientras se comparaba al COVID-19 con la gripe, mientras se negaba la gravedad de la situación, hubo marchas, conciertos y juegos que fueron el caldo perfecto para una avalancha que aún no se detiene.

Daniel Menichella es el director de la firma alemana CureVac, una empresa que adelanta el desarrollo de una vacuna contra el virus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad COVID-19. Estuvo en la Casa Blanca el pasado 2 de marzo. Desde allí declaró: “Estamos confiados en que los próximos meses desarrollaremos una vacuna-candidata”. Y en eso están los científicos del mundo: tratando de desarrollar una vacuna que nos inmunice contra la COVID-19. Muchos apuestan a que se logrará en tiempo récord, pero aún no se sabe.

Un mes después de la reunión en la Casa Blanca, The New York Times reportó que Estados Unidos ofreció una “cantidad grande” de dinero para asegurarse el control de la vacuna. Daniel Menichella dejó la dirección de la empresa cuatro días antes de que la noticia se hiciera pública y la empresa dijo que no haría comentarios. En China, más de 1000 científicos trabajan en el desarrollo de la vacuna. Es un asunto de interés nacional. La vacuna como ventaja estratégica. Llegará un momento en el que estará disponible, médicamente disponible, pero no en las cantidades necesarias para inmunizar a todo el planeta.

¿Quiénes tendrán acceso prioritario a la vacuna? Son preguntas claves que los dirigentes de los países atienden en medio de la pandemia. El nacionalismo está de vuelta de mano de la biotecnología. Solo nos queda esperar que se entienda que los virus, justamente, no saben de fronteras. Mientras tanto, Bill Gates, el empresario y filántropo, dice que el tiempo de pensar en preparar la producción masiva de la vacuna es ahora. No valdrá de mucho tenerla disponible sin la capacidad de producirla y distribuirla masivamente. Otra campana que suena.

David Quammen es un escritor dedicado a los temas de ciencia y naturaleza. En 2012 publicó Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic, donde explica la biología y ecología de la zoonosis, enfermedades que se transmiten entre animales y humanos. Orion Magazine lo entrevistó el pasado 17 de marzo. Allí dice:

“El escenario pesadilla, desde al menos diez años atrás, ha sido este: será un virus nuevo, probablemente de una familia de rápida evolución (como los virus SS-RNA), como los coronavirus, que vienen de los animales, entran en los humanos, se transmiten bien de humano a humano, se extienden de manera silenciosa o críptica (esto significa que la gente infectada puede sentirse bien por algunos días y andar en el metro, ir a trabajar, pero mientras tanto esparce el virus), y mata a una tasa relativamente alta por caso. Esta epidemia marca todas las casillas. Es el escenario pesadilla”.

Todas las pesadillas terminan.

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¿Cómo prevenir el contagio?
La recomendaciones principales de la Organización Mundial de la Salud son:

Lavar las manos con agua y jabón con frecuencia, o usar gel desinfectante con una base de alcohol de al menos 60%.
Evitar tocarse la cara con las manos.
Cubrirse al toser o estornudar con la parte interna del brazo.
Evitar el contacto con personas infectadas.
Mantenerse al menos a un metro de distancia de otras personas en lugares públicos.
Desinfectar las superficies con las que se tiene contacto frecuentemente.

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Si usted ha viajado o ha tenido contacto con personas que hayan estado en países afectados, o presenta síntomas similares a los de la enfermedad, consulte a su médico.

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