Casos autóctonos y transmisión comunitaria de COVID-19 en Venezuela: ¿cuáles son las implicaciones?
por Luisa Salomón
Trabajadores del municipio Libertador de Caracas participan en las jornadas de limpieza de las calles para prevenir la propagación de la enfermedad COVID-19. Fotografía de Cristian Hernández | AFP
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En una alocución desde el Palacio de Miraflores, Nicolás Maduro anunció la noche del martes 24 de marzo que se han identificado “casos comunitarios” de la enfermedad COVID-19 en Venezuela.
“Hay dos tipos de casos. Los importados, que es lo que nos hemos encontrado hasta el día de hoy, y los que se llaman comunitarios, que quiere decir las personas que se han infectado de la enfermedad ya por transmisión de gente con que tuvo una vinculación, que trajo la enfermedad. Porque la enfermedad entró desde el exterior, desde afuera, como todos sabemos, pero ya hay casos comunitarios. Sobre eso se va a informar con mayor detalle porque ya se está haciendo el estudio”, declaró.
El Diccionario de Epidemiología de John M. Last, editado por la Universidad de Oxford, y el Centro para Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) hay dos tipos de casos de acuerdo a su origen:
- Casos importados: a diferencia de los casos que se originan localmente, los importados son aquellos que llegaron a la región o país por transporte de tierra, agua o aire.
- Casos autóctonos: casos que tienen su origen en el territorio donde se dio el contagio. Son nativos del lugar.
Durante una epidemia o pandemia, los protocolos de respuesta establecen que se debe identificar el origen de los primeros casos confirmados. La COVID-19 se transmite por secreciones de una persona a otra, así que se debe trazar la cadena de contagio y rastrear a todas las personas que hayan estado en contacto con alguno de los pacientes infectados para evitar que sigan propagando la enfermedad.
La primera fase es encontrar a los contactos primarios, es decir, a quienes estuvieron en contacto directo con pacientes. Después los contactos secundarios, que son quienes estuvieron en contacto con los primarios. Por ejemplo, si un hombre llega desde Madrid con la enfermedad, su esposa e hijos que fueron a buscarlo al aeropuerto y cenaron con él serían contactos primarios. El vecino que compartió el ascensor y se quedó hablando por un rato con la esposa del viajero en el pasillo del edificio, sería un contacto secundario. Ambos casos deben ser hallados para hacerles pruebas, declararlos en cuarentena obligatoria y, si tienen los síntomas, seguir un protocolo.
Identificar el origen de los casos es importante para las estrategias de políticas públicas de control de la epidemia, especialmente durante la contención, cuando el objetivo es confinar a la enfermedad a un área controlada y evitar su propagación.
Como la pandemia de COVID-19 está en desarrollo, todavía se está investigando y lo que se sabe sobre su comportamiento no es definitivo, pero sirve como indicador para orientar las medidas de respuesta durante la pandemia.
Según un reporte realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el gobierno chino después de una visita a Wuhan, la ciudad donde surgió la enfermedad, el ritmo de contagio de la COVID-19 hasta el 20 de enero de 2020 se estimaba entre 2 y 2,5. Es decir, cada paciente podía infectar al menos dos personas en promedio.
El ritmo de propagación es un indicador de la velocidad con la que se puede reproducir la enfermedad en la población. Si un paciente puede contagiar a dos personas, esas dos personas a su vez pueden contagiar a cuatro, y así sucesivamente. Cuando se reportan casos autóctonos quiere decir que el contagio se ha extendido más allá de las cadenas identificadas por las autoridades. Los casos se van duplicando y crecen exponencialmente. Si inicias con 2 pacientes puedes llegar a 65.536 en 16 ciclos de contagio (16 veces que se duplique la cantidad de casos).
En Italia, por ejemplo, pasaron de 3 casos confirmados el 20 de febrero, a 1.128 el 1 de marzo, a 21.257 el domingo 15 de marzo, hasta 66.927 este martes 24 de marzo.
Adam Kucharski, profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, ha insistido en la necesidad de tomar medidas para frenar el ritmo de contagio. Sus estudios se enfocan en la aplicación de modelos matemáticos para el análisis de epidemias. Kucharski explica que en un período de cinco días de incubación con el ritmo de contagio actual de la COVID-19, que es 2,5, cada paciente puede provocar 244 casos nuevos en promedio en un mes. Pero si se toman suficientes medidas para frenar el ritmo de contagio a la mitad, que sería 1,25, en promedio cada paciente provocaría solo 4 casos nuevos en el mes.
“Aún si no podemos detener por completo la transmisión, cambios en el comportamiento (por ejemplo, el autoaislamiento durante una semana en caso de enfermedad, el lavado de manos, la reducción de las interacciones con otras personas cuando sea posible) podrían reducir drásticamente la propagación”, explica Kucharski.
Frenar el ritmo en que se propaga la enfermedad es importante para poder mantener la cantidad de pacientes por debajo de la capacidad de asistencia del sistema de hospitales. Eso se llama “aplanar la curva”, controlar el contagio para poder garantizar atención médica a todos los que la necesiten. En Italia, el aumento exponencial de casos desbordó la capacidad del sistema de salud. Los hospitales instalaron carpas de triaje para estudiar los casos antes de recibirlos. El personal médico se ve obligado a optimizar sus recursos, que son insuficientes, y decidir quién recibe ayuda médica y quién no.
Muchos países, incluyendo Venezuela, han impuesto medidas de distanciamiento social, como la suspensión de eventos masivos, prohibición de reuniones y cuarentena obligatoria. El objetivo de estas medidas es reducir las oportunidades de contacto social y así bajar las probabilidades de contagio en la población.
¿Cómo prevenir el contagio?
La recomendaciones principales de la OMS son:
- Lavar las manos con agua y jabón con frecuencia, o usar gel desinfectante con una base de alcohol de al menos 60%.
- Evitar tocarse la cara con las manos.
- Cubrirse al toser o estornudar con la parte interna del brazo.
- Evitar el contacto con personas infectadas.
- Mantenerse al menos a un metro de distancia de otras personas.
- Evitar actos públicos con asistencia masiva.
- Desinfectar las superficies con las que se tiene contacto frecuentemente
- Permanecer en casa si presenta síntomas.
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Si usted ha viajado o ha tenido contacto con personas que hayan estado en países afectados, o presenta síntomas similares a los de la enfermedad, consulte a su médico.
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