Fútbol

Caso Cristiano Ronaldo: La duda

Fotografía de Alberto Pizzoli para AFP

15/10/2018

¿Qué sabemos los que no hemos sido abusados sexualmente del dolor? Nada. Absolutamente nada. Por más que lo intentemos, que nos solidaricemos, que escuchemos, que abracemos, que pongamos el hombro, es imposible comprender lo que las víctima padecen.

No podemos sentir ese dolor, pero sí podemos trabajar para crear conciencia. En Netflix hay un documental durísimo. Se llama The Keepers y debería ser materia de discusión escolar y familiar. En este caso, los agresores son los curas y la Iglesia católica, una de las tantas instituciones con poder en el mundo.

La violación no es un acto sexual, sino de poder, dicen algunos expertos.

¿Qué pasa con cinco hombres a los que les excita estar con otros hombres con sus penes fuera? A nivel de deseo, lo que menos importa es tirarse a esa chica. Igual lo que les importa es ponerse cachondos entre ellos, con lo cual el razonamiento del deseo hacia las mujeres y lo irresistible, ahí queda atrás”, explica la socióloga, sexóloga y experta en derechos humanos y estudios de género, Delfina Mieville.

Y como razona una de las víctimas de los pederastas en The Keepers, el sistema funciona como un reloj para que la víctima sea también la culpable. Se juzga su estilo de vida (la minifalda, la marihuana, el alcohol, las fiestas) o el silencio (si no había dicho nada antes “por algo será”).

Los abusos en la serie que transmite Netflix datan de 1960, pero casos como el de “La Manada” en España o el de Linda Loaiza en Venezuela, demuestran que ni en los enfoques ni en las consecuencias se ha avanzado mucho.

«A la hora de preparar una estrategia de defensa se van a plantear todos los estereotipos posibles: ella miente, ella quiere salir beneficiada, ella dice que no pero quiere decir que sí. Son estereotipos que explican por qué se producen las agresiones», explicaba a la agencia EFE la vicepresidente de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, María Ángeles Jaime de Pablo.

Uno de los grandes problemas para comprobar un abuso sexual es que, en la mayoría de los casos, sucede sin testigos. Los juicios se convierten en un asunto de credibilidad. Es por eso que la mayoría de las víctimas prefiere callar o llegar a un acuerdo económico que los años de terapia se terminan comiendo.

El caso de Harvey Weinstein, el productor de cine que hizo de la intimidación y las insinuaciones sexuales una práctica diaria, es paradigmático en este sentido. Básicamente el miedo, por el poder del ganador del Óscar en la industria, explica el gran silencio que rompió Ashely Judd.

Pero, a ¿qué viene todo esto? Probablemente esta debe ser la introducción más larga en la historia de las columnas de opinión. Probablemente estoy atentando contra el manual del lector de opiniones. Probablemente esto no deba hacerse.

Sin embargo, le pido paciencia porque todas estas ideas son necesarias para hablar de Kathryne Mayorga y Cristiano Ronaldo, protagonistas de un pleito legal que aún no comienza en los tribunales, aunque que ya tiene jueces en las redes sociales.

Desde hace varias semanas este tema nos daba vuelta en la cabeza. Comprendíamos, sin embargo, lo difícil que resulta escribir cuando no se tiene certeza de lo sucedido.

Lo complica mucho más este movimiento colectivo de indignación capaz de levantar una antorcha ante cualquier frase, palabra o imagen. No dudaría que después de estas líneas, termine malintepretado. Qué le vamos a hacer, son los riegos de la profesión.

Entonces soltémoslo de una vez: ¿Y si Cristiano Ronaldo es inocente? ¿Qué pasa si Kathryne Mayorga, la modelo que asegura que el jugador la penetró sin su consentimiento, miente? Volvamos a la gran pantalla.

En La Caza (Jagten en su título original), un querido profesor de  guardería, con un pasado incólume, es acusado de abusar sexualmente de una pequeña, la hija de su mejor amigo para más inri.

La comunidad toma su decisión sin escuchar al acusado, de hecho sin pruebas, solo porque la víctima, una niña, confirmó el ataque. ¿Y cómo no le vamos a creer a una chiquilla?

El extraordinario filme de Thomas Vinterberg, con un Mads Mikkelsen extraordinario, revierte el esquema y maneja de manera muy inteligente la idea de lo que estamos o no estamos  dispuestos a creer.

Pero, y este pero es gigante, Lucas (Mikkelsen) está dispuesto a dejar la vida, literalmente, para demostrar que no le tocó ni un pelo a la pequeña Klara. He allí la diferencia del caso que nos ocupa.

Christoph Winterbach, editor de Der Spiegel, medio que destapó toda la investigación sobre el caso Mayorga-Ronaldo, publicó 11 tuits en los que defiende el trabajo periodístico ante los comentarios de la defensa del jugador que desacredita los documentos citados por el medio de comunicación.

A continuación pueden leerlos:

Voy a detenerme en dos citas que me parecen muy relevantes.

“Dudar de nuestros documentos parece ser su estrategia preferida”, dice Winterbach. “Cuando publicamos un artículo sobre el acuerdo de arreglo entre Mayorga y Ronaldo en 2017, sus asesores primero lo llamaron ‘ficción periodística’. Ahora Cristiano admite ese acuerdo”.

Y luego remata: “Cuando informamos sobre el fraude fiscal del señor Ronaldo, sus abogados alegaron primero que la información de nuestros documentos era ‘poco fiable’. CR7 negó que había cometido algún fraude fiscal, pero ahora admitió su culpa y pagó el dinero al estado español”.

¿Por qué Cristiano llegaría en 2010 a un acuerdo con Mayorga si era inocente? Por recomendación de sus abogados, responderán algunos. Recordemos que hacía muy poco el jugador había fichado con el Real Madrid (2009), por 100 millones de euros, una cifra estratosférica entonces.

De hecho, este jueves, el club merengue publicó un comunicado en el que anuncia que tomará medidas legales contra un periódico portugués que aseveró que CR7 firmó ese pacto por presión del Real Madrid. A continuación pueden leerlo:

Y en este contexto, no podemos ni debemos olvidar a los patrocinantes y lo fácil que les resulta a las grandes marcas esconderse cuando los seres humanos que las impulsan están en problemas.

EA Sports escondió a su embajador estrella borrándolo del logo y Nike apenas dijo una frase sobre los acontecimientos.

El único que puso todas sus fichas en el delantero, fue su nuevo equipo, la Juventus. El tiempo dirá si esa defensa fue demasiado efusiva o una demostración de fe plena. En todo caso resalta por el contraste con las declaraciones de Nike y EA Sports.

Entonces, ¿qué nos queda? ¿Recuerdan aquel peliculón que protagonizaron Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman? Se llama La Duda (Doubt). Recomiendo que vean el tráiler antes de seguir leyendo. Ya estamos terminando, se los prometo.

¡Atención, Spoilers!:

En la escena final, la hermana James (Amy Adams) descubre que la superiora Beauvier (Streep) ha engañado al padre Flynn, obligándole a renunciar.

–¿Mintió?, le replica James a Beauvier.

–Sí –dice Beauvier–. Pero si no hubiera tenido dicho historial, la mentira hubiera fallado. Su renuncia fue su confesión.

Cuando creemos que todo está decidido, la poderosa y castradora madre se quiebra y confiesa:

Tengo dudas. ¡Tengo tremendas dudas!

Eso último, en resumen, es todo lo que tenemos.


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