Historia

A 120 años del fatídico Laudo de París de 1899

Representantes del Tribunal Arbitral de París de 1899 en el Boulevard Saint-Germain. De izquierda a derecha: Juez Brewer, Juez Lord Russell, Juez Prof. Martens (Presidente del Tribunal), Juez Fuller y Juez Lord Collins. Fotografía de Wikimedia Commons.

08/10/2019

“Para que una nación pueda erigirse sólidamente en Estado, es indispensable que en su territorio exista coherencia. El arquetipo del Estado Moderno es aquel en cuyo seno se funden las tres unidades: la geografía, la nación y la política”.[1]

Carlos BadíaMalagrida

Se cumplen 120 años de cuando el Tribunal de París decidió sobre 159.000 kilómetros cuadrados de territorio, que según los justos títulos pertenecen a la República de Venezuela. Inglaterra y Estados Unidos acordaron que el tribunal se compondría de dos juristas británicos, y de dos estadounidenses en representación de Venezuela y un quinto “arbitro neutral”. Este último vino a ser el profesor Federico de Martens, de la Cancillería de San Petersburgo, de la Rusia zarista. Como puede observarse, el tribunal se constituyó sin representación de Venezuela. La ausencia de Venezuela fue consecuencia del arreglo anglo-estadounidense, plasmado en el Convenio de Washington del 2 de febrero de 1897. Era un mundo configurado internacionalmente con arreglo a la lógica del imperialismo imperante, en que se imponían las decisiones de las grandes potencias. A nuestro país se le reconocía una soberanía casi colonial, o de protectorado. Inglaterra se negó sistemáticamente a que Venezuela escogiera un juez venezolano e impuso que el juez nombrado por el gobierno venezolano, como el designado por la Corte de Justicia de Estados Unidos, fueran de nacionalidad estadounidense, a los cuales correspondió asumir la defensa de la posición de Venezuela. Nuestro país fue discriminado en su participación en este nefasto Laudo Arbitral, al negársele el derecho de defender sus legítimos títulos.

Actualmente, se sabe que el ruso De Martens era un probritánico por convicción, partidario del entendimiento entre Rusia e Inglaterra. Estimaba que el Derecho Internacional Público era asunto de naciones civilizadas, debiéndose reservar el Derecho natural para el trato de las naciones semicivilizadas o primitivas, como consideraba a Venezuela. De Martens entró en una componenda bochornosa con los jueces británicos para despojar a Venezuela de una parte sustancial de su territorio.

Desde antes de la firma del convenio de 1897, los ingleses comenzaron a preocuparse de la posible integración del jurado a efectos de evitar que pudiera existir en sus miembros un sentimiento de anglofobia, considerando que el presidente podría tener un voto decisivo y que no sería posible que fuera un inglés o un estadounidense, y por la misma naturaleza de la controversia para los ingleses quedaban excluidos holandeses, españoles y portugueses. La preocupación era por la nacionalidad de quien iba a ser el presidente del tribunal. Los cuatro miembros con el procedimiento establecido en el Artículo II del mencionado Convenio, designaron a un diplomático de nacionalidad rusa: Federico Martens, quien era miembro permanente del Consejo Imperial de Relaciones Exteriores, Consejero Privado y Delegado Plenipotenciario de Rusia en la Conferencia Internacional de la Haya. Los ingleses conocían muy bien las ideas de Martens, expuestas en su libro Rusia e Inglaterra en Asia central, publicado en Londres en 1897, en francés, pero además traducido en inglés y ampliamente difundido en Inglaterra.

En dicho libro Martens proponía una política de acercamiento y cooperación anglo-rusa en el Asia Central. Explica cómo mediante su actuación Rusia obtiene territorios en el Asia Central, Afganistán y Persia, favoreciendo las pretensiones de Inglaterra en un distante país allende el Atlántico, Venezuela. Nuestro país no pudo tener un árbitro peor, para colmo decisivo a la hora de reconocimiento de sus derechos, e Inglaterra uno mejor. El libro de Federico Martens fue localizado y traducido por el internacionalista uruguayo Héctor Gros Espiell, y entre nosotros cuenta con dos publicaciones, una hecha por la Academia Nacional de la Historia y la otra por la Presidencia de la República. Consideramos que es obra es clave para la comprensión de la problemática fronteriza con Guyana.

El libro de Martens, en el proceso histórico de las relaciones anglorrusas, juega un papel relevante en la comprensión de la actitud del árbitro ruso a favor de Inglaterra, como muy bien lo señaló Gros Espiell:

“…como la búsqueda del acuerdo por el que Inglaterra habría dado a Rusia ventajas en algún lugar del planeta (como por ejemplo, en el Asia Central o en China), a cambio del apoyo total que Martens le brindó en cuanto a los límites de Guyana con Venezuela, es la cuestión de la actitud de Martens hacia Inglaterra. Esta actitud, ampliamente expuesta en su libro,…es la concreción de sus ideas sobre lo que debe ser la necesaria cooperación anglo-rusa en Asia Central, lo llevaba a actuar en favor de las tesis inglesas en cuanto al conflicto limítrofe con Venezuela. Y esto fue así por principio o por convicción, al margen e independientemente de que haya habido o no un acuerdo especial entre Inglaterra y Rusia por el cual aquella concedió a ésta ventajas en otro lugar del planeta. Este acuerdo, resulta ante las ideas y los principios sostenidos por Martens en su libro, realmente secundario, ya que como consecuencia de estas ideas y de estos principios, tanto las relaciones anglo-rusas como en relación con el carácter semicivilizadode Venezuela y la necesaria solidaridad de los países realmente civilizados (únicos a los que se les aplica strictu sensu, según él, el Derecho Internacional). Martens tenía que apoyar siempre a Inglaterra contra Venezuela”. [2]

El día 3 de octubre de 1899, después de varias sesiones, el Tribunal dictó un fallo, que aseguró a la Gran Bretaña el 90% del territorio en disputa. Está más que comprobado que la línea fronteriza aceptada por el Laudo fue el resultado de un compromiso y no una línea de derecho; fue una inicua sentencia arbitral.Desde un primer momento Venezuela lo protestó. El día 4 de octubre de ese mismo año, el Doctor José María Rojas, dirigía una nota confidencial al Gobierno de Venezuela, en la cual expresaba serias reservas acerca de la validez de un fallo que consideraba como un atropello al derecho.

Las investigaciones históricas hechas por los estudiosos de nuestras fronteras con Guyana comprueban la existencia de graves vicios, tanto de forma como de fondo, en los procedimientos y decisiones del Tribunal, entre las que pueden destacarse las siguientes: el pretender atribuir valor jurídico a una línea adulterada por la Gran Bretaña, la falta de motivación y el exceso depoder. No fue una decisión de Derecho sino decompromiso,conforme a lo pactado. Fue un convenio obtenido por extorsión, según testimonios convergentes de fuentes americanas, inglesas, venezolanas y francesas. Por último fue además el resultado de un negocio político.

En la actualidad Venezuela, tiene una relación con Rusia que es casi exclusivamente militar, y tiene su nacimiento entre 2005 y 2007. Moscú y Caracas firmaron una docena de contratos por un valor de unos 4.400 millones de dólares (3.000 millones de euros), incluyendo la venta de24 cazabombarderos y medio centenar de helicópteros de combate.Las compras incluyeron, según fuentes de la industria militar rusa, aviones, helicópteros, buques, submarinos y blindados. [3] La iniciativa venezolana de comprar equipamiento militar a proveedores rusos fue consecuencia del veto ejercido por el gobierno estadounidense a la realización de ventas a Venezuela por parte de los miembros de la OTAN. Al mismo tiempo, el régimen chavista ha utilizado sistemáticamente la política de confrontación con Estados Unidos como elemento de cohesión interna, que contribuye a que se desdibuje totalmente la frontera entre las políticas interna y exterior. Hoy Venezuela es para los Estados Unidos lo que fue Afganistán para Rusia durante el periodo de la Guerra Fría, la proyección del poder político y militar de Venezuela sobre la región del Caribe, en el MareNostrum estadounidense. A todo ello se adiciona, la reciente activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, por parte de la Organización de Estados Americanos, que establece en su artículo 8 una serie de medidas que van desde el retiro de jefes de misiones, la ruptura de relaciones diplomáticas, laparalización parcial o total de las relaciones económica o de las comunicaciones terrestres, marítimas o aéreas y el empleo de la fuerza militar.

El presidente Nicolás Maduro regresó la semana pasada de Rusia. Andaba buscando el apoyo estratégico del poderío militar ruso, algo que nos parece insólito e incoherente, ya que desde finales del siglo XIX, los rusos nunca han apoyado a Venezuela, y el mejor ejemplo lo acabamos de exponer sintéticamente con el centenario Laudo de Paris del 3 de octubre de 1899, donde los ingleses nos despojaron con la venia del ruso Federico de Martens, presidente del tribunal, de los 159.000 Km.² de la Guayana Esequiba. La historia nos señala cuáles son nuestros verdaderos aliados. Y es bueno concluir afirmando igualmente, que Cuba y su régimen tiene más de 50 años apoyando a Guayana en la reclamación hecha por Venezuela para reivindicar el Esequibo.

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Claudio Alberto Briceño Monzón es profesor titular del Departamento de Historia de América y Venezuela, de la Escuela de Historia, de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes (Mérida). Magíster en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas), Doctor en Historia por la Universidad de La Plata (Argentina). Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia por el Estado Mérida.

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Referencias

[1] Carlos BadíaMalagrida. El Factor Geográfico en la Política Sudamericana. Madrid: Retés, 1919.

[2] Héctor Gros Espiell. Estudio Preliminar al libro de M. F. Martens. En: Federico Martens. Rusia e Inglaterra en Asia Central. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia; Estudios, Monografías y Ensayos, 1981, pp.48-49.

[3] Agencias DPA, Reuters y EFE. Rusia y Venezuela sellan una alianza para forjar un contrapeso a EE UU. Moscú concede a Caracas un crédito de 680 millones para comprar armas. El Universal, Caracas, 27 de septiembre de 2008. Agencias DPA, Reuters y EFE. Rusia quiere jugar en patio trasero de EU, afirma Ministro de la Defensa de Colombia. El Universal, Caracas 3 de octubre de 2008.

 


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