Fotografía de Laura Gutiérrez | EFE
Del 6 al 9 de junio, 350 millones de ciudadanos de los 27 países miembros de la Unión Europea acudieron a las urnas para elegir los 720 eurodiputados que conforman el Parlamento Europeo, la asamblea regional encargada de adoptar y modificar la legislación de la UE, supervisar el funcionamiento de todas las instituciones del bloque y aprobar su presupuesto.
Durante los últimos cinco años, el Parlamento Europeo ha estado dominado por una coalición de tres grandes grupos: el Partido Popular Europeo, de centro-derecha; los Socialistas y Demócratas, de centro-izquierda; y el grupo liberal Renovar Europa. Juntos, estos partidos dieron forma a la política pública europea del último lustro, incluyendo el Pacto Verde, un paquete de iniciativas políticas que buscan situar a la UE en el camino hacia la transición ecológica, a lo que se suma la respuesta a la invasión rusa de Ucrania. Ahora, tras la culminación de las elecciones europeas este 9 de junio, el auge de la derecha se presenta como una realidad tangible en la región.
El Partido Popular Europeo (PPE) obtuvo la victoria en las elecciones del Parlamento Europeo de 2024. Con 189 escaños, el PPE se mantiene como la primera fuerza de la eurocámara, con 13 escaños más de los obtenidos en las elecciones de 2019
En segundo lugar, el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas obtuvo 135 curules, perdiendo 4 en relación con las elecciones pasadas, cinco años atrás. En tercer lugar se mantuvo la alianza liberal de centro Renovar Europa, que obtuvo un total de 83 escaños, perdiendo 19 en comparación con sus resultados en la consulta electoral de 2019.
En cuarto lugar llegó el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, con 72 escaños, obteniendo 3 más que en las previas elecciones, mientras que Identidad y Democracia, otro grupo asociado al euroescepticismo y la extrema derecha, logró hacerse con 58 curules, ganando 9 en relación con sus resultados de hace cinco años.
Por su parte, el Grupo de Los Verdes-Alianza Libre Europea perdió 18 escaños, quedando en un total de 53, mientras que La Izquierda en el Parlamento Europeo-GUE/NGL perdió dos escaños y quedó con 35 curules. También resultaron electos 46 diputados no adscritos a ningún grupo parlamentario y 52 que todavía no han declarado su alineación con ningún partido o coalición.
La participación ha sido históricamente un reto para las elecciones del Parlamento Europeo, que entre 1999 y 2014 no había logrado atraer ni al 50% de los votantes. En 2019 la participación fue de 50.7% y para este 2024 estuvo alrededor del 51%.
Los grupos de extrema derecha de la UE, Identidad y Democracia (ID) y Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), mejoraron sus resultados principalmente a expensas de los liberales y los Verdes, ganando un terreno importante en el legislativo Europeo. Si lograran encontrar consenso y formar una alianza, estos dos grupos parlamentarios podrían convertirse en la tercera fuerza política de Europa, con un poder considerable para redefinir la dinámica parlamentaria del bloque europeo.
¿Plebiscito a los gobiernos de Europa?
En numerosos países europeos la tendencia del voto está más influida por la política nacional que por una verdadera visión del curso político regional. Además, en países como Francia y Alemania, las elecciones del Parlamento Europeo tienen una dinámica de plebiscito a los gobiernos en el poder.
En Alemania, los resultados de la coalición gobernante fueron mucho menos que deseables. Los niveles de apoyo popular para los socialdemócratas del Canciller Olaf Scholz fueron los más bajos en unas elecciones nacionales en casi 150 años. Mientras, los liberales del Partido Democrático Libre (FDP) cayeron por debajo del umbral del 5%, un resultado que, si se repite en las elecciones generales alemanas del próximo año, podría implicar su exclusión del Parlamento Federal Alemán.
En Francia, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen obtuvo casi el 32% de los votos, más del doble que el partido del actual presidente Emmanuel Macron. El auge de la derecha fue tan significativo que, para sorpresa general, el presidente Macron anunció que adelantará las elecciones a la Asamblea Nacional de Francia para el próximo 30 de junio, con una segunda vuelta prevista para el 7 de julio.
En el caso de España, el Partido Popular (PP), de centro-derecha, desde la oposición, se alzó con la victoria, con un margen de 4 puntos sobre el PSOE, el partido del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Al finalizar la jornada electoral, el PP logró un 34,18% del apoyo popular para un total de 22 escaños en el Parlamento Europeo, frente a los 20 escaños que obtuvo el PSOE con un 30,19% de los votos: un claro mensaje de desaprobación hacia la gestión del gobierno de Sánchez.
Este resultado se produce poco después de la controvertida aprobación por el Parlamento Español de una amnistía para los separatistas catalanes, que si bien le ganó a Sánchez el apoyo en Cataluña, le ha costado popularidad en el resto del país.
Además, el Partido Popular ha conseguido ampliar su ventaja sobre los socialistas en comparación con las anteriores elecciones generales, lo que indica una tendencia más amplia de apoyo a la política de centro-derecha en España.
En estas elecciones parlamentarias se confirma que el Partido Popular es la primera fuerza política en España, al haber mostrado su dominio en la mayor parte del territorio nacional, logrando importantes victorias en regiones como La Rioja (44,7%), Castilla y León (44,5%), Galicia (43,6%), Murcia (42,9%), Cantabria (42,8%), Castilla-La Mancha (41,5%), Extremadura (41,4%) y Madrid (40,7%), además de conquistar también victorias importantes en Andalucía (37,9%), Aragón (37,2%), Asturias (36,9%), Comunidad Valenciana (35,9%) y Baleares (35,8%).
La extrema derecha gana terreno y pone en incógnita el liderazgo en el Parlamento Europeo
El crecimiento de los partidos de derecha en la Unión Europea es irrefutable. En dos de los principales Estados miembros, Alemania y Francia, la tendencia se manifiesta con fuerza.
Ante este panorama, queda la incógnita de quién presidirá ahora la Comisión Europea. En 2019, Ursula von der Leyen aseguró el cargo con una diferencia mínima de 9 votos. Este año, necesitará 361 votos para alcanzar un segundo término, un número de apoyos que sin duda requerirá de alianzas y concesiones dentro del legislativo europeo.
Una alianza entre el Partido Popular Europeo (PPE) y los socialistas en el Parlamento Europeo es poco probable debido a varios factores. Eurodiputados socialistas y liberales han expresado resistencia a Ursula von der Leyen en el pasado, por temor a que esté dispuesta a aliarse con la primera ministra italiana Giorgia Meloni, a quien consideran de extrema derecha. Además, estos eurodiputados acusan a von der Leyen de diluir la agenda verde de la UE.
También hay signos de división interna en el propio PPE, en el que se destaca el caso del partido francés Les Républicains, que en estas elecciones obtuvo un total de seis eurodiputados, y que ha manifestado que no apoyará la candidatura de von der Leyen a la presidencia de la Comisión, poniendo aún más en jaque sus posibilidades de seguir liderando el bloque, y profundizando en la incógnita de quién lo hará en su lugar.
Flaviana Sandoval
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