Entrevista

Máximo Ruiz Matoses: “Despierta. Abre los ojos”

13/08/2023

Tenía la idea de que los Comités de Defensa de la Revolución eran centros de delación en la Cuba castrista. Una impresión ingenua, aunque no del todo equivocada. Lo digo después de escuchar esta pregunta: ¿Cómo se llega al punto, por ejemplo, de que un periodista independiente, citado a las oficinas de los servicios de inteligencia, compruebe que sus interrogadores saben cuánto puso en la vaca que organizaron los vecinos de una mujer parturienta, a ver si el recién nacido deja de llorar en las noches habaneras de agosto?

En cada manzana hay tres responsables del CDR que envían la información de cómo viven, qué hacen y qué piensan, sus vecinos a los monitores de la contrainteligencia cubana, una dependencia de la dictadura castrista en la que trabajan algo más de 60.000 oficiales —el 33 por ciento de las Fuerzas Armadas—. Tecnología soviética KGB, con agregados de la Stasi de la extinta Alemania Oriental. Claro, si los interrogadores saben que el periodista puso dinero, saben el monto, no te vayas a equivocar. Los sistemas de espionaje, de escuchas y de seguimiento, alimentan un expediente que se traduce en cárcel para el desafecto, el que manifiesta inconformidad o hace críticas al poder del jefe. Es la fase superior del totalitarismo. El bigdata, antes de que se inventara.

En esta ocasión, habla Máximo Ruiz Matoses*, quien alcanzó el grado de teniente coronel del ejército cubano. Ruiz Matoses pagó 20 años de cárcel por pedir la renuncia de Fidel y de Raúl en 1989, año en que el mundo comunista colapsó y dejó a Cuba devastada. 

¿Cuáles son los mecanismos, la estructura, del aparato de control social que impuso el régimen castrista en Cuba?

En el caso de Cuba, sus antecedentes están en los mismos albores del triunfo de la mal llamada revolución cubana. Uno de los primeros sistemas de control que se implantan en el país, el primero, es la limpieza total de las Fuerzas Armadas anteriores. Se crean unas nuevas, a imagen y semejanza de Fidel Castro. Eso no pasa en Venezuela.

Aquí se han purgado las Fuerzas Armadas, al menos, en seis ocasiones.

Pero no del todo. Quedan remanentes. Militares que vivieron etapas anteriores y ese bichito queda, como ocurrió en mi caso. En 1959, yo era bastante joven. Ya tengo años sobre mis espaldas. Pero a lo que voy. En las Fuerzas Armadas se establece el Departamento de Inteligencia del Ejército Rebelde (DIE), ya Fidel, en la sierra, soñaba con ese departamento. Al frente impone al comandante Abelardo Colomé Ibarra. Fue amigo mío, en sus tiempos. El segundo paso poderoso fue la creación de los CDR (Comité de Defensa de la Revolución), con eso se controló a la totalidad de la población cubana, también en los años 60.   

Las tecnologías de control actuales —el big data, el reconocimiento facial, entre otros— no existían en los años 60. ¿Qué impacto tiene el uso de esta tecnología en los sistemas de control?

Con esas tecnologías se puede conformar, aún mejor, la sumisión de un pueblo. Pero una cosa que ha atentado contra la dictadura comunista cubana ha sido Internet. Antes de caer preso, yo estaba de asesor del jefe para la técnica operativa de la contrainteligencia cubana. Recuerdo que para entonces ya se rumoraba el uso de las tecnologías de control, quizás haya escuchado hablar de los Local ID Network y me consultaron mucho esta situación. Querían saber cómo se podía controlar el turismo, porque el comandante quería convertir la isla en un destino masivo para el turismo. Pero siempre con la anuencia de la contrainteligencia cubana, que, después de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), es el organismo más poderoso que hay en Cuba. Ese es otro rasgo distintivo del totalitarismo: una contrainteligencia mucho más poderosa que la inteligencia. Usted sabe que la contrainteligencia es para la lucha contra el enemigo interno y la inteligencia es contra el enemigo externo. Eso hay que tenerlo muy en cuenta. A mí me dieron la tarea de ver cómo se podía mantener la aplicación en los hoteles, que iban a pasar muchos de ellos a manos de empresas españolas. Ya no era fácil, como una pelea entre león y mono amarrado. La contrainteligencia cubana hacía lo que le daba la gana, donde quisiera. El cubano, realmente, no tenía medios de defensa. No creo que sea el caso de la Venezuela actual.  

En esa pelea de león contra mono amarrado, ¿la contrainteligencia cubana logró controlar los hoteles que pasaron a manos españolas?

Sí. Responsablemente puedo decir qué hicimos. Antes se aplicaba en las habitaciones dispositivos con una transmisión inalámbrica. O sea: transmisión, recepción mediante el aire (ondas electromagnéticas). Un PK, un punto de control a 100 o 150 metros al que llega la información y de ahí pasa a los monitores de la contrainteligencia para su análisis. Ahí se determina si hay una señal operativa o no. En el Hotel Habana Riviera, por ejemplo, yo dirigí unas operaciones en el décimo piso. El hotel estaba cribado de micrófonos. Todos transmitían inalámbricamente. ¿Qué se hizo? Se pasó un cable coaxial por el hueco del ascensor (el espacio interior que recorre todo el trayecto por donde pasará la cabina) en cada hotel cubano. Al día de hoy eso sigue. Se destaca (en cada hotel) una pequeña sección de la contrainteligencia cubana, con un oficial profesional a cargo de esas actividades u otras que puedan surgir. Un país totalitario, señor, tiene en sus manos todos los recursos habidos y por haber para mantener neutralizada a la población, a las fuerzas vivas del país.   

¿Con qué recursos cuenta la contrainteligencia cubana? 

Para eso no hay presupuesto, es un presupuesto secreto. Le puedo decir a usted que, en 1989, el año antes de caer preso, la contrainteligencia cubana tenía una plantilla de más de sesenta y tantos mil cuadros. Para unas Fuerzas Armadas y un ministerio del Interior de menos de doscientos mil hombres en armas, es bastante. La inteligencia puede frisar unos treinta mil. Se doblan los sistemas de control, tanto para las Fuerzas Armadas como para la vida civil. A esos hombres hay que pagarles. Se usan los micrófonos para las aplicaciones microfónicas, para las aplicaciones de video, para el chequeo visual, para el chequeo de la correspondencia. Es la forma en que se subdivide la contrainteligencia en Cuba. Estos datos son precisos. Son así. Al menos para ese año. Esos son millones y millones de dólares. 

¿La formación de estos oficiales?

KGB. 

¿La competencia es elevada?

Son bastante buenos, pero yo tengo una hipótesis, entre otras cosas, porque conozco los intríngulis de los sistemas especiales de represión en Cuba. No es lo mismo un trabajo operativo que haga la CIA, el FBI o que haga el MI6, el MI5, a que lo haga la inteligencia o la contrainteligencia cubana. ¿Por qué? Porque todos los recursos están en sus manos. A usted le dan una señal de un oficial operativo que está descontento con las Fuerzas Armadas o es crítico del sistema o ha hecho manifestaciones críticas al comandante y su tropa, lógicamente se le abre un expediente. No hay que pedirle autorización a un juez, porque otra cosa que creó muy bien el comandante fue que no existe poder ejecutivo, legislativo o judicial. Ahí hay solo un poder, el del jefe. Lógicamente, un oficial operativo de la contrainteligencia puede trabajar sin ningún problema. Ah, fulano es desafecto, lo mismo le aplico la técnica y lo meto preso. ¿Me explico?

Absolutamente. Tantas veces se ha dicho que los cubanos no han podido romper esa estructura de control y sumisión. ¿Qué peso tiene la contrainteligencia en ese sentido?

Hay muchos factores. El salario de un oficial de la contrainteligencia es mayor que el de la media poblacional. Gana mucho más que un médico, que un arquitecto, que un ingeniero. Hay una serie de prebendas que la dictadura le ofrece a estos oficiales. Su nivel de vida es lógicamente superior. Pero a estas alturas, esto no es un problema de “conciencia revolucionaria”, de ideología entre comillas. No, la dictadura la tiene feas porque está luchando contra Internet en Cuba, aunque es un servicio limitado por el Estado. Realmente, es difícil. Porque la dictadura lo enhebró todo, de tal forma que adonde quiera que usted se vira está cogido, está limitado. La principal fuente de información de la inteligencia cubana son los CDR. En cada manzana hay tres figuras, que controlan la manzana completa. Saben hasta el más mínimo detalle de cómo viven los vecinos. Ya comprenderá que esta es una fuente primordial para los servicios especiales de Cuba. La mayoría de los oficiales de la inteligencia y la contrainteligencia cursaron estudios en la academia de KGB, hoy en día FCB. El Servicio de Seguridad del Estado. Se estudiaba también en la Stasi de la extinta RDA. Yo incluso discutí con ellos porque querían darnos unos analizadores de espectros (hechos en Rusia), que son malos con cojones. 

¿Qué otras organizaciones de la sociedad alimentan a la contrainteligencia en Cuba? ¿Hay otras formas de control social?

Todo está amarrado. La Federación de Mujeres Cubana, allí están amarradas las mujeres, pagan su cuota y tienen sus reuniones. Ya usted sabe: diversionismo ideológico. En el campesinado tienes la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños). Mentira, el que dirige la ANAP siempre es un miembro del buro político del Partido Comunista Cubano. Los pioneros. ¿Cómo se les educa desde niños, primero y segundo grado? Empiezan con una pañoleta roja y blanca y cuando el maestro les pregunta ¿Pioneros por el Comunismo? Todos los niños responden: Seremos como el che. Vea usted que figura. 

¿No hay resquicios? 

No te escapas. Lo que pasa es que el ser humano, para ser tal, tiene que pensar, tiene que dudar. Y eso les ha pasado a muchos oficiales de las Fuerzas Armadas. Unos piden el retiro, otros se han ido del país. En mi caso, yo pedí la renuncia de Fidel y de Raúl, ¡Miré usted que salvajada!, lógicamente de inmediato caí preso y cumplí una condena de 20 años, pero yo no le puse una bomba a nadie, no maté a nadie, ni nada de eso. 

Huber Matos, comandante de la revolución cubana, escribió un libro desgarrador “Así cayó la noche”. Usted alcanzó el grado de teniente coronel. En su caso, ¿El trato en la cárcel fue tan cruel, tan inhumano, como lo describe Huber Matos?

Veinte años preso en total aislamiento, como yo era portador de información muy clasificada, me hicieron preso en el área especial de la prisión de Guanajay —la misma prisión, de “máximo rigor”, donde cumple condena el líder del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Alcántara—. Ahí usted no tiene trato con ningún preso, sólo con el carcelero que le trae el rancho, bastante malo, por cierto. La única proteína que comía, un muslo de pollo que sacaban de la libreta de racionamiento, me la llevaba mi familia, el día de visita, cada dos meses, mi esposa y mis hijos, pare de contar. Hoy día peso 78 kilogramos y yo salí de prisión con 46 kilogramos. 

Cuándo dijo: ¿Ya basta?

Yo tuve un privilegio, dada mi posición, salía del país hacia la Unión Soviética y los países de Europa Este, pero también a países como Japón, España, Francia porque yo dirigía el embrión del Centro de Investigaciones Científicas y Psicotécnicas de las Fuerzas Armadas, yo tengo título científico y, claramente, había una confianza en mí tremenda. Uno se daba cuenta. El que tiene cerebro piensa. Coño, esto no es como me lo pintaron. Además, yo estudié en la Unión Soviética y sé hasta dónde llegó el supuesto comunismo en ese país, con unas desigualdades enormes y muy atrasado. Yo comparaba, la Cuba de 1959, 60 y 61, tenía un nivel de vida superior al de la Unión Soviética. Cuando usted sale del país a comprar diseños de tecnología militar, lógicamente va mirando y va comparando, hasta que llega a la conclusión de que en Cuba hay un problema. Despierta y abre los ojos. Eso fue un proceso evolutivo en el caso mío. En esos años no había Internet, nada de eso. Supongo que ahora muchos oficiales de las Fuerzas Armadas sí tienen los ojos abiertos. Lo que pasa es que los niveles de represión son tales que en Cuba existe la pena de muerte. A mí me iban a fusilar, pero los jefes se apiadaron y me metieron la pena máxima, 29 años que quedaron en 20.

La exportación del aparato de seguridad cubano, ¿representa una fuente importante de ingreso de divisas? ¿Digamos, la asesoría en temas de seguridad y control que se exporta a otros países?

En África, Cuba tuvo una penetración bastante grande. Con el apogeo de la supuesta revolución cubana, hasta los japoneses comparaban a Fidel con un samurái. Por su valentía, porque el sólo se estaba enfrentando a los americanos. Eso es solo bla, bla, bla, teque, teque. Aunque muchos jefes de Estado, especialmente en África, llegaron a contratar su seguridad personal con tropas cubanas, las tropas especiales del Minin que, sí tenían un buen entrenamiento. Vaya, no eran seals, pero comparados con los africanos, en las décadas de 1970 y 80, estaban mucho mejor preparados. Pero esto no quiere decir que sea comparable a la de países altamente desarrollados ni representa una entrada de dinero para la dictadura cubana.   

¿Qué capacidad le asigna a esa influencia en Venezuela? 

No se olvide que Chávez era uno de los hijos predilectos de Fidel Castro. Chávez, para intentar hacer lo mismo que hizo Fidel en Cuba, se auxilió de los sistemas de inteligencia cubanos, en las Fuerzas Armadas también. Entonces, se crea un mito. Las Fuerzas Armadas cubanas es un mito. La tecnología rusa, heredera de la extinta Unión Soviética, se ha estrellado en el teatro de operaciones ucraniano. Todo eso es un blof. La dictadura cubana está desprestigiada y a la desesperada en el mundo. ¿Cómo podría enfrentar a una invasión de las Fuerzas Armadas estadounidenses? ¿Con qué armamento van a pelear? Estamos hablando hipotéticamente, porque eso nunca se ha producido. Es otro instrumento que usaron los estregas, entre comillas, de la supuesta revolución cubana, para mantener al pueblo en zozobra, engañado. Que vienen los americanos, como aquello cuando era niño… Oye duérmete que viene el coco. Han pasado 65 años y con los americanos, la única vez que cruzamos armas fue en Granada. ¿Se acuerda de Maurice Bishop? Y salimos mal parados, porque fueron restos de la 82 división aerotransportada, que metió Reagan allí. ¿Y el resultado cuál fue? 900 cubanos presos. Y eso pasaría si invadieran a Cuba también. Vaya, el poder de ese país es inconmensurable. Pero no han querido invadir a Cuba, no han querido liberar a Cuba. A mí me decía Betancur, un amigo que también era teniente coronel y jefe de operaciones de las Fuerzas Armadas: Matoses el cálculo nuestro, muy secreto, es de ocho días. A los ocho días, el país está totalmente ocupado por las fuerzas americanas. 

¿Cuáles serían las razones que explicarían que estos regímenes, como los de Cuba y Venezuela, se prolonguen más allá de la desaparición física de sus fundadores? ¿A qué atribuye usted que esa prolongación exista?

Yo lo veo sencillo. Vamos a retrotraernos en el tiempo. El general Castillo Armas, Somoza, Trujillo, Pérez Jiménez, todos esos dictadores eran unipersonales y tendían hacia la derecha. No existía la penetración de la doctrina comunista, aquella de la dictadura del proletariado, los enunciados de Lenin y demás. En el caso de Cuba, lo primero que hicieron fue abrazar la doctrina marxista leninista que, en su esencia, es la dictadura del proletariado. El nivel de represión: ¿Cuántos millones de muertos hubo en la Rusia zarista? La hambruna. El poder no es sólo unipersonal sino omnipersonal. Son los tentáculos de un pulpo que ayudan a controlar la sociedad. ¿Somoza tenía CDR? No. ¿Trujillo los tenía? Tampoco. La fuerza de ellos se centraba en el ejército. Fidel no, él creó unas fuerzas armadas nuevas e implantó el comunismo. Coge a Chávez y de inmediato Chávez simpatiza con él. Se lo come. A Chávez le dieron un golpe, pero Chávez se repuso, porque tenía muchos asesores cubanos. En Venezuela, es el comunismo lo que tiene jodido eso. El comunismo no es la doctrina que tiene un dictador de derecha que, cuando los derrocan o muere, su legado se va al carajo. 

¿Cómo ve el futuro de Cuba?

Esta respuesta puede ser utópica para usted, pero yo siempre lo veré con optimismo, porque esa es mi patria. Y yo no quiero morir en España, ni en ningún otro lugar que no se mi terruño. El pueblo cubano está pasando hambre, la infraestructura del país, en general, es inexistente. Han querido coquetear con los rusos, pero con el problema de Ucrania, los rusos no le pueden dar a nadie ayuda. 

***

*Graduado en Kiev, Ucrania, de Ingeniero Radiotécnico militar. Teniente Coronel de las Fuerzas Armadas de Cuba. 


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