Perspectivas
“Seguridad, justicia y tranquilidad”. Política de los epicúreos
Destacadas
Te puede interesar
Los más leídos
Se nos ha dicho hasta el cansancio que Epicuro y sus seguidores rechazaban participar en política. Sin duda el mismo filósofo se encargó de que así lo creyéramos. En la Sentencia Vaticana 58 lo dice claramente, que “debemos liberarnos a nosotros mismos de la cárcel de los intereses que nos rodean y de la política”. No podía ser de otra manera, si es verdad que Epicuro estima sobre todos los placeres el de la ataraxía, la imperturbabilidad. El precio de esta tranquilidad mayúscula en que el filósofo basa la conducta política del sabio se resume en una máxima tan breve y concisa como revolucionaria en el contexto de la polis, una frase rompedora como provocadora: “vive ocultamente”, “desapercibidamente”, láthê biôsas. Hay que ver lo que esto significa en una sociedad que, como también la nuestra, glorificaba la fama y la hazaña. Para Epicuro, el precio que debía pagar todo aquel que deseara vivir tranquilamente era, pues, alejarse de la política y sus pasiones.
Es así como nace el mito del apoliticismo de los epicúreos, y la máxima “no participes en la política”, mê politéuesthai, será propagada y magnificada por los enemigos y divulgadores de su doctrina, como Cicerón, Plutarco y Lactancio. Durante siglos, éste constituyó uno de los rasgos diferenciativos de la filosofía de los del Jardín, tenidos por rechazar cualquier posibilidad de participación en la política, al contrario de los estoicos, que más bien la recomendaban (pensemos en Séneca o Marco Aurelio). Así, la historia de la filosofía, a veces tan amiga de los esquemas y las oposiciones, se acostumbró a ver aquí otra causal del divorcio “irreconciliable” entre estoicos y epicúreos. Pero una cosa es “participar” y otra “pensar” la política, y tuvo que pasar mucho tiempo para que empezáramos a sospechar que detrás de las afirmaciones de Epicuro, y muy a pesar suyo, se hallaba sin embargo una posición política, una antipolítica si se quiere, pero en todo caso una propuesta teórica relacionada con el problema del poder. Una propuesta, además, bastante original.
Es la propuesta que estudia el libro de Javier Aoiz y Marcelo Boeri, Theory and Practice in Epicurean Political Philosophy. Security, Justice and Tranquility (Londres, 2023). Se trata de un estudio que, en palabras de los autores, “intenta arrojar luces sobre cómo la reflexión política fue integrada en la filosofía epicúrea, y cómo esto influyó en las acciones de aquellos que la suscribieron”. En otras palabras, cómo el debate filosófico sobre el poder tuvo que influir en el sistema de pensamiento de los del Jardín, que es, como sabemos, eminentemente ético.
Afortunadamente, y esto es un caso excepcional para cualquier corpus griego, la base documental del epicureísmo ha ido expandiéndose en los últimos años. Los recientes descubrimientos de Herculano han ido añadiendo información a la que ya suministraban los textos canónicos conservados hasta ahora: 1) las llamadas Sentencias Capitales, cuarenta aforismos escritos por el propio Epicuro para ser memorizados, y 2) las tres cartas conservadas (A Herodoto, A Meneceo y A Pitocles) en el libro X de las Vidas de Diógenes Laercio, a las que se añadieron 3) la compilación grabada en planchas de bronce por Diógenes de Enoanda, descubierta en 1884, y 4) las llamadas Sentencias Vaticanas, otra serie de 81 máximas descubiertas en un manuscrito vaticano en 1888. Todo es realmente muy poco, tomando en cuenta que, según Diógenes Laercio, Epicuro escribió más de trescientas obras.
Pues bien, en base a esta creciente cantidad de información, el estudio de Aoiz y Boeri se articula en torno a dos preguntas clave: ¿qué es según Epicuro una comunidad política? y ¿cuáles son las conexiones entre el modo de vida epicúreo y lo que ellos entienden que es la naturaleza de las comunidades políticas? Los autores responden indagando en la genealogía de la idea de la Justicia y de la Ley en Epicuro. Para el filósofo, la Justicia “no es algo que exista por sí mismo, sino que nace a partir de un pacto consistente en no sufrir ni causar daño” (Sentencia Capital 33). Es evidente que Epicuro está pensando en la teoría de las ideas de Platón, que busca refutar. La Justicia no es una idea que exista por sí misma, sino algo que existe a partir de una práctica consuetudinaria, parece querer decirnos. Pero también es una invención del hombre que busca procurarnos seguridad, una seguridad que solo podía ofrecer la convivencia organizada, es decir, la vida en la polis. De ahí surge la idea y la existencia necesaria de la comunidad política. Es la búsqueda de la seguridad lo que fuerza la existencia de la polis, y aquí tenemos que conceder la inmensa originalidad de la propuesta epicúrea. Originalidad y audacia, pues reduce el origen de la polis a un pasmoso pragmatismo, y también a los imperativos de una necesidad emocional: el miedo. Lo repetirá también Lucrecio en el libro V del De rerum natura.
Y así como la justicia se convierte en una práctica natural antes que una idea, la ciudad también deviene un bien natural y una garantía de seguridad. Es también de esta necesidad pragmática a la vez que emocional que surge otro de los conceptos fundamentales de la ética y de la política de los epicúreos: la amistad. Se trata del concepto que une la conducta individual del sabio epicúreo con la del ciudadano ideal. La amistad modela el comportamiento ético, pero también el ciudadano. Amistad, ley y justicia, entendidos de esta manera, conforman pues una gramática de las relaciones interpersonales que van a configurar la política de los epicúreos.
A Javier Aoiz lo conocemos desde sus tiempos de profesor de filosofía en la Universidad Simón Bolívar, cuando compartía proyectos e inquietudes filosóficas con el maestro Blas Bruni Celli. Aquí publicó Alma y tiempo en Aristóteles (Caracas, 2007), que mereció el Premio Nacional de Investigación Filosófica Federico Riu, así como La filosofía política de los epicúreos (Caracas, 2014). Ese mismo año publicó en Salamanca, junto con Deyvis Machín, Hierocles el estoico. Elementos de ética, Extractos de Estobeo y Glosas de la Suda. Actualmente es profesor de la Universidad de Santiago de Chile. Marcelo Boeri es uno de los más importantes especialistas en pensamiento antiguo de nuestro continente. Entre sus estudios destacan, Apariencia y realidad en el pensamiento griego (Buenos Aires, 2007), Los filósofos estoicos. Ontología, lógica, física y ética (junto a Ricardo Salles. Sankt Augustin, 2014) y más recientemente participó en la edición de Soul and Mind in Greek Thought. Psicological Issues in Plato and Aristotle (Nueva York, 2018). Actualmente es profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Juntos nos entregan ahora este estudio que busca aclarar uno de los grandes malentendidos de la filosofía antigua, a la vez que profundizar en un aspecto esencial del pensamiento epicúreo.
Mariano Nava Contreras
ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR
Suscríbete al boletín
No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo