Fotografía de CLAUDIO REYES | AFP
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La clasificación fue menos sufrida de lo que se esperaba. La selección nacional sub-20, que en apariencia estaba inmersa en el grupo más complicado del Sudamericano, clasificó primera. Y, a pesar de sus constantes problemas de elaboración de juego, hizo más goles (5) que Brasil (3) y Colombia (2), los otros dos que pasaron de esta llave. ¿Y ahora qué?
Son seis equipos que buscan cuatro cupos para el Mundial que se realizará en Polonia, en mayo. Hasta ahora, el Sudamericano es un torneo que pone en evidencia la grave crisis de talento sudamericano y de escuelas, lo que explica en parte el dominio de Europa en los últimos torneos internacionales.
Hasta ahora no hay un Messi o Neymar. Samuel Sosa, el volante venezolano, sobre todo por su pegada y atrevimiento, sobresale en un torneo de individualidades grises. Después del criollo, se rescatan algunas pinceladas de Rodrygo (dos chispazos ante Venezuela), que explican su inminente arribo al Real Madrid.
Para mantenernos en el mismo grupo, cuesta conseguir alguna figura en un equipo tan romo como el colombiano. Influenciados por la teoría de darle valor a la talla por encima de talento, los volantes y delanteros carecen de fundamentos que antes eran naturales en el jugador colombiano. En este contexto es obvio que debamos centrarnos en un defensa: Carlos Cuesta. Fue el autor intelectual del gol que le dio a los neogranaidnos la clasificación en el último segundo contra Chile. Es un jugador muy completo, de una gran madurez en el centro de su zaga.
La paridad entre Venezuela (perdió con Brasil y venció a Colombia por la mínima), Brasil (derrotó 2-1 a la Vinotinto y empató con Colombia) y Colombia (venció a Chile con 10 jugadores, que a su vez superó a Brasil), es un abreboca de lo que debía suceder en la próxima etapa. Es en esta instancia donde tres seleccionados suelen sacar chapa: Brasil (11 títulos), Uruguay (8) y Argentina (5).
Los de la otra llave
Es de conocimiento público que el ritmo de Brasil se acelera una vez que entra en las etapas decisivas. Ha ganado más partidos en esta instancia que el resto de rivales. Pero, ¿qué hay de la Celeste y la Albiceleste?
Empecemos por Argentina, que es uno de los grandes favoritos para conseguir uno de los cupos. En la última jornada sufrió mucho contra Perú. Le bastaba un empate para avanzar y se llevó el triunfo con un penal en el último minuto del descuento. Ese sufrimiento tiene explicación: la ausencia de Santiago Sosa, ficha del campeón de Copa Libertadores River Plate, por acumulación de tarjetas. Esa suspensión dejó a la Albiceleste sin su gran referente del torneo.
Sosa es la báscula de esta selección, una lámpara que ilumina al resto de sus compañeros. Sigue en deuda Adolfo Guach, delantero de San Lorenzo, y una de las grandes figuras del título del torneo L’Alcudia en 2018. Puede ser este hexagonal el momento para destaparse.
Uruguay, primer rival de Venezuela en esta instancia, fue el último campeón del Sudamericano, en 2017. Si bien clasificó a la siguiente ronda por detrás de Ecuador y Argentina, es uno de los equipos que más ha alternado esquemas y jugadores. La falta de definición es uno de sus grandes problemas. Necesitaba vencer a Paraguay en el último partido y lo hizo, por un gol, y fallando un penalti en los últimos segundos, una imagen que resume las carencias de este equipo frente al arco.
No se puede hablar de individualidades en la Celeste sin recordar que Fabián Coito, el entrenador, suma su tercera experiencia al mando. Fue campeón en 2017 y tercero en 2015. Nicolás Schiapacasse es el único jugador que repite de ese título: fue el autor del gol contra Paraguay y actual figura de este seleccionado que cuenta con otros nombres importantes: Mathías Laborda, Juan Manuel Sanabria Magole y Flanco Israel (portero), tres campeones de la Copa Libertadores sub 20 de 2018.
Uruguay y Argentina partían con credenciales para pelear por el primer puesto de su llave, pero entonces llegó Ecuador para demostrar, como Venezuela, que los partidos deben jugarse y después sacar números.
Los meridionales hicieron una primera etapa sorprendente. Demostraron un gran ritmo ofensivo (8 goles y el promedio más alto del torneo: + 4) y lograron sobreponerse a una dura derrota: el 3-1 ante Uruguay.
Venezuela tiene la suerte de enfrentar en el hexagonal a Ecuador en la última fecha. Decimos suerte porque hasta ahora nos parece el equipo con más fuerza del mediocampo hacia adelante. Presionan, elaboran y finalizan. Debemos estar pendientes de José Cifuentes, un mediocampista clave en el funcionamiento del seleccionador argentino Jorge Célico, que se lesionó en el último juego.
¿Y Venezuela? A la Vinotinto se le abrió el camino del Sudamericano al comenzar el campeonato con una victoria ante Colombia. Es la misma meta que se buscará ante Uruguay. Será también la primera vez que observaremos a la selección sin su “9” natural: Jan Hurtado.
Aunque Hurtado no ha anotado, sí obliga a los rivales a tomar precauciones; a adelantar poco las líneas y pensárselo antes de presionar arriba o soltar los laterales. Su trabajo pues, es muy importante para que Venezuela no sufra ataques en bloque. ¿Ahora qué? Dudamel deberá optar entre hacer un cambio jugador por jugador (algo que dudamos) o sumar un volante más, para trabajar con el famoso “9 falso”, de manera que Jesús Vargas y Sosa puedan pisar más el área contraria.
Sin embargo, Dudamel hasta ahora ha mostrado mucha prudencia a la hora de elaborar su ataque. El mejor y más ambicioso partido, contra Brasil, termnó en derrota (2-1). Deberemos esperar el inicio del hexagonal para conocer cuál es el camino de técnico, a quien, hasta ahora, le han acompañado los resultados.
Jován Pulgarín
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