Fútbol

Venezuela vs. Argentina: La Vinotinto no pudo contra la tradición de la albiceleste

Fotografía de JUAN BARRETO | AFP

22/07/2022

La falta de competitividad en instancias definitorias afecta todo el fútbol venezolano. Desde los clubes, en torneos internacionales, hasta las distintas selecciones adultas. La última muestra la ofreció La Vinotinto en la Copa América Femenina organizada en Colombia, sin poder sostener su rendimiento ni alcanzar su potencial en el momento debido. Luego de un buen primer tiempo, Venezuela perdió 1 a 0 en el partido que le daba la oportunidad de avanzar a las semifinales del torneo, garantizando la repesca para el Mundial que se jugará entre Australia y Nueva Zelanda en 2023.

Pero no todo está perdido.

Luego del juego contra Uruguay, el partido contra Argentina se refería como uno clave. Se trataba de comenzar y terminar con buen pie la fase de grupos. Así, poder jugar los seis partidos del torneo. La selección logró la primera parte de ese plan, lo reafirmó cuando ganó a Perú y, tras la goleada recibida por Brasil, toda la línea de mensajes se enfocó en Argentina en términos absolutos: “vivir o morir”, “hoy somos todos”.

Lugares comunes que también se han escuchado en voces de los seleccionados nacionales y de los jugadores de clubes locales. Así, el partido empezó a disputarse mucho antes del día agendado. “Vivir o morir”. La épica sustituyendo las ideas. “Hoy somos todos”. Entre la exigencia deportiva y la comunicada, la presión para las jugadoras se incrementa. La suerte es que sirva de estímulo y el riesgo es que condicione su desempeño. Cuando no hay serenidad en la cabeza, el cuerpo no responde de la misma manera. Esto último puede ser una explicación al irregular partido de Venezuela contra Argentina.

Fotografía de Juan Barreto | AFP

Los problemas en la cancha

El lado izquierdo de la cancha es uno de los más fuertes del ataque venezolano. Cuando Raiderlin Carrasco, Deyna Castellanos y Oriana Altuve logran asociarse, acercan al equipo al gol. Carrasco, por su capacidad para desbordar; Castellanos, por su habilidad asociativa y visión de juego, con Altuve para definir las acciones. El equipo lo agradece porque consigue altura y el resto de compañeras también tienen más espacios. El detalle es que esa asociación ha ocurrido con muy poca frecuencia durante el torneo.

Las jugadoras parecen buscarse de forma natural, pero en el día clave no se manifestó con regularidad. El lado derecho tampoco ofreció mayores prestaciones, aún con los intentos de Ysaura Viso. Mientras a Venezuela le costaba avanzar sobre el área rival, Argentina llegaba con facilidad. Sucedió en el primer tiempo, aún con dominio venezolano, y se mantuvo durante el segundo, cuando el control pasó a manos del rival. Estefanía Banini, una de las jugadoras más importantes de su país, Mariana Larroquette y Yamila Rodríguez fueron opciones de peligro constante para Venezuela. En el minuto 63, la última de ellas aprovechó un error defensivo y habilitó Florencia Bonsegundo para que anotara.

Venezuela pudo responder al gol en una jugada en la que cuatro futbolistas atacaron a dos argentinas. El avance, bien elaborado, terminó en los pies de quien debía terminar, Deyna Castellanos. Su remate no superó a la arquera de Argentina, Vanina Correa. Fue en el minuto 66. La siguiente jugada quizá pueda interpretarse como otro momento en el que la presión autoimpuesta pudo haber jugado en contra del equipo. Deyna, en la media cancha, pide el balón. Lo recibe y cuando intenta pasarlo a otra compañera se lo da una adversaria. Con 23 años y una de las carreras deportivas más ilusionantes de cualquier deportista venezolano, quizá sobraba definir este partido como el más importante de su carrera, aunque pudiera serlo. No fue la única que no pudo acertar ante la portería.

Luego de eso, el equipo se desordenó y la gestión del ataque pasó a ser algo más impulsivo que con base en una serie de ideas trabajadas con anterioridad. Venezuela se acercó al arco de Argentina a puro ímpetu, incluso pudo empatar en alguna ocasión, pero volvió a sufrir del principal problema durante su torneo: la falta de acierto. Esto se complica cuando no hay un volumen de juego que le permita a las jugadoras creer que habrá más ocasiones. Cada fallo es un taladro en la cabeza que invita a recordar aquella ocasión errada, la otra y esta.

Fotografía de JUAN BARRETO | AFP

La paradoja del escenario actual

Para pasar a semifinales y garantizar el repechaje al Mundial, Venezuela debía ganar. En el cuadro, los primeros tres clasifican de forma directa, mientras que el cuarto y quinto puesto pueden acceder al torneo a través del repechaje. El tercer lugar de cada grupo puede aspirar al repechaje jugando entre sí para quedarse con el quinto puesto. Venezuela aún oposita esa posibilidad al ser tercera de su grupo, además de haberse clasificado a los Juegos Panamericanos 2023.

Teniendo en cuenta nuestra tradición futbolística, ese escenario es un logro, uno de los más destacados dentro de la disciplina femenina para el país. La meta del Mundial aún es posible. Es extraño notar que esa sensación se difumine cuando se piensa en el potencial del equipo y las aspiraciones presentadas por la entrenadora, Pamela Conti, y reafirmadas por las jugadoras. Entonces, ¿hay una única lectura de este resultado y del momento actual del equipo? Con base en la preparación y la cultura deportiva femenina, ¿se está siendo justo con la exigencia?

Si se miran los contextos deportivos de cada país, la respuesta a la última pregunta es no. Argentina, mundialista, ya ganó una vez este torneo. Varias de sus jugadores están en equipos internacionales y su liga de fútbol evoluciona, profesionalizándose de forma progresiva. Ese contexto suena lejano para Venezuela, sin mayor estructura deportiva que potencie sus habilidades. Sin embargo, el partido ofreció opciones para que La Vinotinto pudiera ganar, aún en ese escenario descontrolado del segundo tiempo. La desazón es lógica si se mira solo este partido; si se ve más allá, y se piensa en las condiciones de trabajo o en la necesidad de más juegos de preparación para que las futbolistas puedan seguir creciendo y experimentando momentos de tensión como este y así puedan manejarlos de mejor forma, no hay mucho más que pedir. Solo agradecer.

El domingo, contra Chile, a las 8:00 p.m. de Venezuela, hay otra oportunidad de seguir sumando experiencia. Esa que solo se consigue a través de las derrotas. El detalle es que, luego de esta contra Argentina, aún está al alcance la repesca del Mundial al alcance.


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