Fotografía de Patrick Smith | Getty Images North America | AFP
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Habrá béisbol de Grandes Ligas. Luego de tres meses de suspensión por causa de la covid-19, propietarios y jugadores se pusieron de acuerdo para disputar 60 desafíos en medio de condiciones inéditas, como la ausencia de fanáticos y la falta de celebración de batazos o victorias. Tampoco se podrá pelear o escupir tabaco o semillas de girasol. Hubo que establecer estas pautas en el protocolo de salud, porque tanto las trifulcas como masticar tabaco y semillas de girasol ocurren o son hábitos.
De los 60 juegos, 40 serán contra equipos de la misma división de la liga y el resto contra los equipos de la división opuesta. Por ejemplo, veremos a los Bravos contra los Yankees, a los Cardenales contra los Indios o a los Astros contra los Dodgers. Habrá bateador designado en la Liga Nacional y un corredor emergente que entrará en segunda base si el juego se va a innings extras, durante la temporada regular. Ese corredor será el último out del inning anterior.
La amenaza del virus requiere del máximo rigor para prevenir contagios. La causa de la suspensión de los juegos de exhibición y la temporada sigue ahí, pero también hay más conocimiento para prevenir la enfermedad. Lo peor que puede pasar es que haya que suspender, pero se ha trabajado para que haya temporada. Con la mirada puesta en el regreso para la última semana de julio, la esperanza es cumplir el peculiar calendario sin más contratiempos. No hay más tiempo que perder.
Cien páginas contienen el protocolo trabajado por profesionales de la salud para reducir los riesgos, todos tienen que cumplir su parte. Además de los jugadores, técnicos y preparadores físicos, los umpires, empleados de las oficinas y cada persona que trabajará en los estadios deben acatar lo establecido. Los periodistas, por ejemplo, serán despojados de sus credenciales si no cumplen las normas. Todos los trabajadores de los medios de comunicación seremos evaluados para ingresar a los estadios y estaremos sujetos a limitaciones tan drásticas como que no habrá acceso directo a jugadores o personal de la gerencia. Las entrevistas serán por video conferencia o por llamada telefónica, y también hay limitaciones para el uso del palco de prensa y de los ascensores, para cumplir con el distanciamiento de la manera más eficiente. Todos con tapabocas, por supuesto. Así será la nueva normalidad en los parques de béisbol.
Desde el acuerdo que suscribieron la organización de MLB y la Asociación de Jugadores de MLB en marzo, el intercambio de pareceres sobre cómo podría ser la vuelta a la actividad se convirtió en un conflicto que dejó al descubierto el juego del poder entre unos y otros. Cada vez que tomaron turno a través de comunicados o información filtrada, ambas partes exhibieron sus fortalezas y debilidades. Propuestas y contrapropuestas fueron rechazadas. Un día Manfred era percibido como “el hombre fuerte” de la negociación y al siguiente Tony Clark ganaba el juego de una serie que se prolongó más de lo deseable y donde no sabemos si habrá un ganador. Falta por ver otras consecuencias de la disputa surgida a propósito de la pandemia, cuando les toque volver a sentarse a hablar de contratos y dinero el año que viene.
En su podcast Endorfinas, el abogado con maestría en gerencia deportiva, Arturo Marcano, fue explicando, desde que se suspendió el Spring Training, cómo avanzaban y seguían las conversaciones, las implicaciones de cada paso dado y gracias a eso sabemos que no ha caído el último out.
El béisbol también se juega en las oficinas desde se pagó por la primera entrada. Lo cierto es que terminó por imponerse el acuerdo de marzo, para que saliera “humo blanco”. Un dicho popular resume estos meses: “Tanto nadar para morir en la orilla”.
En el camino, como consecuencia de la covid-19, quedaron jugadores de las ligas menores sin sus empleos, la disminución de las rondas del draft dejó afuera talentos que en otras condiciones habrían sido tomados, hubo reducción de personal y también fueron afectados los propietarios y trabajadores de las tiendas y restaurantes de los estadios. El béisbol es mucha gente.
Hay acuerdo, fecha de inicio, calendario, normas de comportamiento para prevenir contagios y el reto de demostrar que aún con los cambios el béisbol seguirá siendo un espectáculo atractivo para las multitudes.
Como tanto se ha dicho ya, cualquier equipo que se meta en una buena racha puede sorprender. Podría haber promedios astronómicos. Habrá que pensar en cómo presentar las estadísticas de una campaña tan breve, casi fugaz.
Veremos a los veteranos sumar números en sus cuentas históricas, por ejemplo: Miguel Cabrera quien persigue los 500 jonrones, Yadier Molina en su último año de contrato, Albert Pujols por hacer más sólida su leyenda, o Jacob DeGrom por su tercer Cy Young al hilo.
Los muchachos del verano, vale decir: Juan Soto, Vladi Jr., Ronald Acuña, Luis Arráez, Gleyber Torres, Pete Alonso, Bo Bichette, y otros jóvenes estelares, seguirán impresionando y seguro surgirán unos que nadie espera, como ha sido siempre.
Claro que hubo desencanto, muchos se dieron cuenta de que no todo es tan romántico en el béisbol. Eso no es malo ni bueno, es así. Tal vez por eso es el único juego que incluye una columna de errores en la pizarra.
La historia demuestra que el béisbol siempre consigue cómo sobreponerse. Fue así desde los primeros cambios que el béisbol se sobrepuso a las apuestas de los ocho jugadores de los Medias Blancas de 1919, recordados como los “Medias Negras”. Se impuso al racismo. Sobrevivió a la huelga de 1994 y a la expulsión de Pete Rose así como al escándalo del abuso de esteroides.
La respuesta del público a las trampas electrónicas quedan pospuestas, no creo que en el olvido. Es factible que haya situaciones con los jugadores de los Astros, aunque siguen prohibidos los pelotazos y las peleas.
Es posible que pensando en el final de la película Campo de Sueños, el Salón de la Fama y tres veces ganador del Cy Young y comentarista de los Orioles de Baltimore, Jim Palmer, semanas atrás, cuando parecía que la disputa no terminaría, les pidió a jugadores y dueños sentarse a ver juntos, en línea, la película que es un clásico y donde destaca del monólogo de Terence Mann, el personaje que interpreta James Earl Jones: “Lo único constante a través de los años ha sido el béisbol. América ha marchado como un ejército, como una aplanadora, ha sido borrada como un pizarrón, reconstruida y borrada otra vez. Pero el béisbol ha marcado el tiempo, este campo, este juego, es parte de nuestro pasado, nos recuerda lo que alguna vez fue bueno y puede volver a serlo.”
La gente vendrá, cuando se pueda.
Mari Montes
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