Deportes

Una historia bonita que no escribí yo

10/01/2021

Lo que más disfruto de los textos que publicamos en este espacio cada domingo, es poder llevar una historia grata. Me gusta pensar que los lectores sonríen mientras leen, o se conmueven, porque es lo que siento mientras escribo, cuando decido el tema o a quien entrevistar. Ese proceso que también es un placer. 

Días atrás, nos estremeció la noticia de los jóvenes prospectos que terminaron el hospital, intoxicados con un desparasitante para caballos. Un “coach” se los suministró, poniendo en riesgo sus vidas. se hizo la denuncia en la prensa local, el resto de los medios y redes sociales se hicieron eco de la denuncia. Se inició una investigación y se tomaron acciones. Ese fue un caso.

El consumo de sustancias prohibidas en el béisbol menor no es un tema nuevo. El sueño de muchos padres y jóvenes, de llegar a ser firmados por un equipo de Grandes Ligas, no siempre termina bien. Hay quienes toman el atajo de los esteroides y hormonas, para precipitar el desarrollo de un jovencito, sin medir las consecuencias para su salud.

A raíz de esa situación con los prospectos de la “academia”  en El Tigre, estado Anzoátegui, recordé que meses atrás recibí una carta de un joven que me sigue en Twitter. Él me pidió mi email para enviármela. Se trataba de un concurso para ganarse unos “ganchos”, unos mejores zapatos para entrenar. Les dejo el texto que me envió.

***

  “Un poco de “Mi historia”, para un concurso por unos  ganchos de béisbol*

Estimado Ale Hernández, mi nombre es Raúl Alejandro González Matute, joven de 14 años. 

Permítame, saludarle y agradecerle por este gesto que tiene para muchos jóvenes, incluyéndome. 

Somos muchos los necesitados y sé que para usted, y cualquier organización, es un reto poder canalizar ayudas, porque ahora mismo, por la situación del país, se incrementó de forma exponencial la cantidad de familias que no pueden adquirir un implemento deportivo para la práctica de cualquier deporte, incluido nuestro maravilloso béisbol. 

Mi madre vio su publicación y me dijo:  “Hijo, ¿por qué no te atreves y cuentas tu historia? capaz y ganas”. Tengo varios días tratando de ordenar mis ideas de forma lógica para ver si puedo ser merecedor  de este premio, porque la verdad me hacen una falta enorme.

Mi negativa a escribir, es que no me gustan las rifas, las veo como azar y a pesar de que soy muy joven, siempre desde niño he tenido la firme convicción de que no hay que dejar las cosas para la suerte. Mi madre y mi padre, por no poder renovar mis implementos, siempre participan con fe en concursos online, claro nunca ganan, jejejeje.

Ahora bien, a lo que vamos. Espero que de verdad se tome tiempo de leer estos párrafos, y aunque no quede seleccionado, me pueda responder y seguir mi trabajo en mis redes sociales.

¿Cómo es tu vida familiar?

Soy un joven de 14 años de edad, nacido en Aragua de Barcelona, Anzoátegui. En la actualidad vivo en Anaco. Soy el menor de tres hermanos. Los mayores asisten a la universidad, mi hermana estudia en la Universidad de Oriente y le falta poco por graduarse de ingeniero industrial, aunque está muy triste por la incertidumbre de esta casa de estudios y no poder terminar su carrera. Mi otro hermano también está en un caso parecido, estudia en la Universidad Simón Bolívar, ya va por el 75% de la carrera y está igual que mi hermana. 

Yo hasta hace un año cursaba tercer año de bachillerato, de manera ordinaria, en un liceo en mi ciudad, hasta que fui a un try out de una prestigiosa academia de béisbol en el oriente del país, en Puerto La Cruz  y fui seleccionado como lanzador. Soy prospecto del pitcheo, para  eso me preparo, soy derecho, mido 5′ 10″, peso 150 libras, y mi bola rápida ahora mismo alcanza 78 millas por hora.

En esa academia firmé un contrato de exclusividad a finales de noviembre del 2019, y prometieron abrir un cupo en sus instalaciones para febrero. Así que para que me firmaran y poder trabajar a tiempo completo, les dije a mis padres que este era el camino que quería recorrer.  Ellos hablaron con un familiar de esa ciudad y estuve allí desde noviembre al 15 diciembre. Cuando se fueron de vacaciones, fue un mes difícil aunque mis padres llevaban alimentos para donde el familiar y comía bastante, creo que no surtía el mismo efecto, y en vez de subir de peso con el trabajo de la academia, bajé un poco mi peso corporal. 

El 25 de enero fue mi cumpleaños 14 y en febrero se iniciaron las prácticas para los de mi clase 2022. En  la academia y para ese entonces, mis reportes, según el instructor de pitcheo, estaban bien para mi corta edad, lanzaba 72 mph. Ese mes hubo unos cambios en los coaches, incluyendo el de pitcheo. Creo que no le agradé, y en febrero me dejaron libre. Esto me puso un poco triste, porque además por mudarme no había continuado estudiando. 

Mis padres me apoyaron y continué trabajando en mi ciudad, por mi cuenta, propia bajo la supervisión de un coach a quien mi padre le pagaba una mensualidad, luego llegó la pandemia.

Creo que a partir de acá comienza lo que yo llamo mi historia de éxito.

Mi padre nunca desmayó y me motivó a seguir entrenando, el jugó béisbol, como muchos en Venezuela, así que se puso a revisar planes de entrenamiento orientados a lanzadores y los juntamos con lo que había aprendido en la academia. Iniciamos un plan agresivo de una mejor alimentación, sacamos de un depósito de cosas viejas,  un banco con unas pesas que yo desconocía que estaba en casa y se inició el camino que él lo llamó: «Camino a construir un cuerpo de 95 mph». Muchas  veces me da vergüenza, porque él le pregunta a mucha gente de béisbol sobre lo que no está seguro, le muestra mis videos y hasta ha enviado correos a entrenadores estadounidenses, solicitando análisis de mi mecánica y planes concretos de fuerza y seguimiento de pitcheos. 

Debo reconocer que mi papá es ingenioso, estos han sido unos meses donde él se convirtió, no solo en mi papá, sino también en el que considero el entrenador más dinámico que he tenido hasta ahora.

Hemos aprovechado al máximo el tiempo en la semana de flexibilidad en la pandemia, vamos a un gimnasio donde mi padre cambia sus servicios de computación por mi membresía y la de él, para supervisar mi entrenamiento. Trabajamos más fuerte y  la otra semana trabajamos en casa. He ganado 30 libras de peso y un buen porcentaje de masa muscular. Ya no me veo tan delgado, hemos  incorporado ejercicios isométricos y de flexibilidad y también muchos sprint,  con la finalidad de poder seguir siendo ágil y capaz de mover eficientemente mi nuevo peso.

El tema de la alimentación ha sido muy duro, porque ahora como hasta 8 veces al día. Este ser humano creo que siempre va un paso adelante y prioriza la alimentación mía y de mis hermanos. Con este plan que él lleva a cabo, he logrado ganar más de 6 millas por hora  en mis picheos.  La última medición fue en julio 30 y estaba en 78 mph. Toca cerrar un ciclo de entrenamiento para final de este mes y la sensación que tengo es que debo estar en al menos unas 3 millas por hora adicionales.

Eso es en la parte deportiva, pero en casa nadie se queda sin estudiar y no soy la excepción, mi padre me inscribió en una modalidad de estudios online que está avalada por el ministerio de educación venezolana, donde estoy terminando mi bachillerato. 

Hay siempre una cómplice en casa, por eso no es que la dejo de última, solo quiero hacer un aparte para ella: el ser más maravilloso que he conocido, con quien mantengo una conexión de amor inexplicable, mi madre, Olga Josefina Matute Maestre, una mujer honesta, leal, amiga, que cierra el ciclo de una familia perfecta y no por la perfección en sí, es porque ayuda a mantener el equilibrio, al siempre ponderar los defectos de cada uno de nosotros y hacernos entender que de eso se trata el amor, aceptarnos como somos. 

Es la primera en levantarse y la última en acostarse y además le da tiempo de también ir con nosotros a entrenar a diario, ella es también deportista, es corredora de maratones, al igual que mi padre, juntos han recorrido todo el país en carreras de calle y juntos han completado las tres últimas ediciones del Maratón 42kCAF en Caracas. Creo que mi fuerza de luchador y deportista viene por ella.

¿Cómo ayudas en casa?*

Con la formación de nuestra madre, en casa siempre hemos tenido tareas y responsabilidades en las actividades cotidianas del hogar, yo me encargo de las mascotas y el patio trasero, también pongo a lavar mi ropa y un día a la semana cumplo mi ronda de fregar los platos, esto último no me gusta mucho, pero la responsabilidad es importante.

¿Tienes algún pasatiempo aparte del beisbol?

Como ha podido notar, me gusta mucho escribir, no soy muy dado para hablar en público, pero sí me encanta escribir y escuchar música, sobre todo música llanera, y la combino con música de esta generación. Muchos en ocasiones me dicen que cómo me gusta Bad Bunny y también Reinaldo Armas.

Amo todos los deportes, veo el fútbol de todas las ligas, el tenis y el golf, sigo de cerca las estadísticas y jugadores estrellas, como las de los que ascienden. Mi vida está llena de deporte casi 24 horas, porque mis sueños son como de películas, puro béisbol.

¿En qué ciudad juegas beisbol?

En mi ciudad, Anaco, desde siempre di mis primeros pasos en Criollitos de Venezuela, soy y seré Criollitos.

Mi último año de pre junior, fue en la Escuela de Beisbol Menor PDVSA.

¿Equipo o Academia?

Para optar por una firma internacional, no pertenezco a ninguna academia, entreno con mi padre, el se ingenió y consiguió el teléfono y correo de los representantes de MLB para Venezuela.

¿Si el beisbol no funciona, como te ves en 5 años y 10 años?

Bueno me siento muy optimista y escribí algo como esto en mis redes. Cito: “Cuando tienes un sueño y le pones fecha y lo escribes en un papel, se convierte en una META u OBJETIVO.”

Cuando divides esa META en pequeños pasos y métodos, se convierte en un PLAN. Un PLAN ejecutado con constancia y trabajo duro día a día, hace que puedas lograr cualquier Meta y así Cumplir mi SUEÑO: Ser Lanzador profesional y brillar en MLB.

Claro, si esto falla, mi plan B es poder estar siempre relacionado con el deporte y sobretodo con el béisbol. Quiero ser comunicador social, periodista deportivo.

¿Quién es la persona que más admiras y por qué?

En lo personal, a mi madre y padre, no es fácil formar, educar y mantener las necesidades de 3 hijos en estos momentos y ellos hasta ahora lo están haciendo.

En el mundo del Béisbol, mi ídolo como lanzador es Carlos «Cookie»  Carrasco.

¿De qué manera te ayudaría recibir esta donación?

La oportunidad de tener estos zapatos garantizará que pueda seguir entrenando de forma segura, mis ganchos actuales ya me quedan muy justos y mi padre ha tenido que repararlos ya como tres veces y les colocó hasta pega epóxica para poder sostener la estructura de los ganchos de metal del resto del zapato. 

No disponemos como comprar otro, si bien es cierto que no paso necesidad de comida, pero de zapatos y ropa deportiva, ya casi nada me sirve, si ve mi Instagram parece que siempre uso la misma ropa, y es cierto. Así que cualquier ayuda hasta con prendas deportivas talla M sería también de gran ayuda, no tiene que ser nuevas solo en buen estado.

¿Por qué crees que mereces esta donación?

Como dije antes, es posible que existan jóvenes con mayor necesidad, soy humilde y también estoy consciente que son sólo 4 cupos, así que dejo a su juicio de valor si mi historia puede hacerme merecedor de esta o cualquier ayuda. Sería maravilloso en esta época, donde ya mi padre no puede producir más para cubrir estas necesidades.”

***

Hay tanto en estas líneas. Valores familiares, esperanza, humildad, determinación, hidalguía, coraje, generosidad, bondad. Les cuento que Raúl ganó sus ganchos y sigue trabajando en equipo para alcanzar su sueño. Está consciente de que no es fácil, por eso se esfuerza tanto. 

Yo no sé si será grandeliga y tendré la oportunidad de escribir sobre sus ponches y juegos ganados,  o si leeré sus crónicas y lo veré en televisión como comentarista. Lo que sí sé es que Raúl González será un hombre de bien que hará que sus padres siempre estén orgullosos de él. Para mi ha sido una bendición conocerlos. Son de las mejores cosas que me pasaron en 2020.


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