"El incendio de Troya", de Francisco Collantes
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Un fascinante libro estudia un tema más fascinante aún: cómo los antiguos griegos, a diferencia de otras grandes civilizaciones de la Antigüedad, se desarrollaron en base a una cultura de la libertad y no a una cultura de la dominación. El tema, que podría parecernos un lugar común, merece sin embargo una detenida revisión.
La verdad es que son los mismos hechos históricos los que nos llevan a esta tesis. Es lo que movió al historiador alemán Christian Meier a escribir Una cultura de la libertad: la antigua Grecia y los orígenes de Europa (Múnich, 2009, traducción inglesa: Oxford, 2012). Basado en el hecho de que los antiguos griegos (recordemos que Filipo y su hijo Alejandro eran de Macedonia) nunca traspasaron sus propias fronteras con el objeto de invadir y sojuzgar a otro pueblo, Meier pasa revista a los principales logros de lo que algunos historiadores han llamado el “milagro griego”, y se da cuenta de que hay un denominador común tras todos ellos, y es en todo momento la búsqueda de la libertad, la amada eleuthería de aquellos viejos helenos.
Meier, mezclando hábilmente la historia política y la historia cultural, pasa revista a los diferentes hechos a partir de las fuentes históricas, pero también de las fuentes literarias. Comienza, cómo no, con la guerra de Troya tal y como nos la cuenta Homero; pasa por la vida del campesino beocio que nos retrata Hesíodo en sus Trabajos y días; por los principales conflictos amorosos, pero también políticos que nos canta la gran poesía lírica; por las situaciones extremas e insalvables a donde nos lleva la tragedia y las más simpáticas e ingeniosas aunque no menos profundas que nos plantea la comedia. En todo ello está presente el problema medular de la libertad, la cuestión central de la autonomía individual y colectiva, y de la voluntad humana frente a los dioses y frente al destino, pero también frente al peligro siempre presente de la dominación del hombre por parte de otros hombres, fuera y adentro de nuestra comunidad.
No digamos ya cómo se presenta el problema cuando el autor revisa los principales textos de la historia: las Historias de Heródoto, el relato de cómo los griegos se unieron por primera vez desde Troya para luchar contra el invasor persa y defender su libertad; o la Historia de la Guerra del Peloponeso, la narración de la guerra fratricida que enfrentó a atenienses y espartanos, el esforzado intento de unos y otros por conseguir la hegemonía de la Hélade, pero también por preservar su propia libertad. En todos estos hechos, repito, está presente el asunto esencial de la lucha por la libertad, individual y colectiva. No son obras que ensalzan la agresión y la dominación, sino más bien que recuerdan el ejemplo de quienes lucharon por conservar su propia libertad amenazada, su propia dignidad. El autor pasa también revista al largo y complicado proceso político que va de los reyes micénicos a la invención de la democracia. La lenta evolución que va desde el sistema semifeudal de los reyes que viajan a Troya, pasando por las tiranías del período arcaico, hasta la invención de la democracia en Atenas. En toda esta accidentada historia lo que está presente es el problema del poder, y el reto fundamental de encontrar el sistema que garantice el mayor grado de libertad individual sin caer en la acracia y la anarquía. La búsqueda del sistema que nos permita la mayor libertad. Está claro, pues, que sin la libertad como valor fundamental es imposible la invención de la democracia.
Christian Meier es hoy uno de los historiadores más leídos de Alemania. Profesor jubilado de la Universidad de Múnich, su obra está animada por esa idea que nos gusta tanto de que la historia no tiene sentido si no es para decirnos algo a los hombres del presente; que el estudio del pasado, si no tiene un compromiso con un aquí y un ahora, no es más que inútil erudición. Por eso ha escrito estudios como César: la impotencia del dictador omnipotente (Frankfurt, 1980), El arte política de la tragedia griega (Múnich, 1988), De Atenas a Aushwitz (Múnich, 2002) o El historiador y lo contemporáneo (Múnich, 2014), si bien el libro que lo dio a conocer fuera de Alemania fue Atenas. Un nuevo comienzo de la historia del mundo (Berlín, 1993). Todos estos libros buscan hablar a la Alemania y a la Europa de estos complicados días a través del estudio y el conocimiento del pasado griego, pero también nos tocan y mucho a los que perplejos asistimos a los cambios de estos brutales días en nuestra América y en nuestro atribulado país. El que ahora nos ocupa, Una cultura de la libertad: la antigua Grecia y los orígenes de Europa, busca, en un momento muy oportuno, recordarnos a todos el papel fundamental que ocupa el concepto de libertad en nuestra civilización.
¿Y qué nos puede decir el libro de Meier a los angustiados ciudadanos de aquí y ahora en nuestra angustiada Venezuela? Tal vez sirva para recordarnos, una vez más, que la libertad es uno de los valores fundamentales de nuestra civilización que hemos heredado de los antiguos griegos. Que es la libertad lo que ha inspirado, como a aquellos viejos griegos, nuestras mayores gestas colectivas. Y lo que es más importante: que no es posible la existencia de la civilización y del progreso sin la libertad, y que todos los mecanismos de represión y dominación que se apliquen están destinados a fracasar frente este fundamental instinto humano.
Mariano Nava Contreras
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