Destacadas
Te puede interesar
Los más leídos
Para evitar la inclemencia del clima de Tokio, la caminata olímpica y el maratón se realizaron en Sapporo, capital de la isla montañosa de Hokkaido, a más de 1000 kilómetros al norte de la sede de los Juegos. Los organizadores decidieron hace más de un año, por seguridad de los atletas, mudar las pruebas más largas del atletismo en busca de los 17 °C promedio anuales de Sapporo. Pero este mes de agosto ha tenido un clima inclemente y el norte de Japón no fue la excepción.
El último día de los juegos, la mañana del domingo 8 de agosto, las calles de Sapporo eran un horno desde muy temprano. En la mañana estaban algunos con bolsas de hielo en la cabeza y los mejores maratonistas del mundo esperando la salida, dispuestos a enfrentar a Eliud Kipchoge, al calor y la humedad en la prueba que tradicionalmente da por finalizados los Juegos Olímpicos: el maratón.
Hacía 28°C. y una humedad rondaba en 80%. Apenas comenzó el maratón se vio que sería un día muy largo para algunos y demasiado corto para otros, los que terminarían retirándose en la ruta antes de la llegada. Después del disparo de salida, cuando los líderes aún no habían llegado a los primeros 10 kilómetros, ya muchos de los corredores se habían descolgado del pelotón principal. Las condiciones eran inclementes, sobre todo por la humedad. Primero fueron los representantes de Uganda, que se vieron obligados a parar. Los calambres les impidieron correr, se hicieron a un lado de la ruta y, con una mueca de dolor y vergüenza a la vez, buscaban algo de sombra mientras huían de la cámara de televisión. Poco más adelante, después de una hora de carrera, sin haber llegado todavía a la mitad del maratón, dos de los maratonistas de Etiopía, tradicionalmente favoritos, también se habían detenido. Uno de los corredores brasileños, no mucho después de haber encabezado el pelotón de líderes junto a uno de los representantes de Colombia, cayó al piso sin explicación. El maratón olímpico se había transformado en una prueba de supervivencia, cada vez más difícil de terminar. A pesar de que por momentos muchos de los corredores parecían aficionados, todos los que estaban esa mañana en Sapporo se habían ganado el derecho de participar en la maratón olímpica de los Juegos Tokio 2020. Todos menos uno: Iván Zarco.
“¿Cómo llegó a los Juegos Olímpicos?”, le pregunta la periodista Julia Murillo del diario La Prensa de Honduras, pocas horas antes del inicio de la prueba a Iván Zarco, el único representante de su país en el maratón de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. “Entrenando duro para la prueba de maratón que es donde más opciones tenía de acercarme al tiempo exigido para poder participar”, respondió.
Todo comenzó en el maratón de Dresde, Alemania, a mediados de marzo de este año, cuando Iván Zarco, atleta de 37 años nacido en España, pretendía obtener la marca mínima para representar a Honduras en Tokio 2020. Para lograr su objetivo, el recién nacionalizado hondureño, invitó al maratonista español Camilo Santiago —de 38 años y con un récord personal en maratón de 2h09:56— para que le hiciera de liebre, que no es otra cosa que acompañarlo durante la ruta marcándole el paso. El domingo 14 de marzo, según el plan y como tenían previsto, el número de carrera 450 cruzó la meta en 2h17:46, un nuevo récord nacional de la distancia para Honduras, lo que le abrió las puertas a Ivan Zarco a los Juegos Olímpicos Tokio.
Los corredores involucrados aseguran que fue un desafortunado error, pero en realidad es una vergüenza, sobre todo para la Federación de Atletismo de Honduras, que decidió voltear la cara y deshonrar el espíritu de todo el movimiento olímpico.
Aunque en el maratón de Dresde el número 450 correspondía a Iván Zarcos, fue Camilo Santiago el que llegó de séptimo lugar con él a la meta. Una vez descubierta la trampa, gracias a gente como Derek Murphy quien, a través de su página web Marathon Investigation, se dedica a investigar resultados de maratones en busca de corredores cuyos tiempos parecen sospechosos, la revista española Corredor consigue una entrevista con Camilo Santiago, en busca de una explicación para lo sucedido. Según Camilo Santiago, le robaron su bolsa con la ropa de competir y el número apenas media hora antes de la carrera. Había dejado todo en un parque mientras calentaba. Continúa, tratando de aclarar: Zarco, que llegó al día del maratón con una fascitis plantar y aún tenía molestias, no tenía claro si iba poder terminar el maratón, por lo que decide a última hora, cederle su número e indumentaria al español.
“Quizás mi error fue acabar la maratón y debí parar antes, quizás. Quizás mi error fue correr con otro dorsal, quizás. Quizás mi error fue pecar de ingenuo, quizás, pero los que me conocéis sabéis que no hay mala intención en todo esto. Y simplemente la ilusión de poder competir y después del viaje y demás, no pensé en las consecuencias, simplemente me puse su ropa y dorsal”, reflexiona Santiago, a quien la revista Runner’s World en Español le pidió más explicaciones luego de haber sido sancionado con dos años de suspensión por la Federación Española de Atletismo por haber cometido fraude.
El diario deportivo Diez de Honduras logra entrevistar a Iván Zarcos ya en Sapporo un día antes del maratón:
—¿Qué le dices al pueblo hondureño que querrá verte triunfar?
—Quisiera agradecerles todo el apoyo y ánimo que me han transmitido. Sin ellos no sería posible que estuviera aquí. Por eso quisiera decirles que se sientan como si estuvieran compitiendo aquí en Tokio 2020 ya que parte de esta clasificación es de ellos. Que disfruten también y que se sientan orgullosos y satisfechos de tener un representante hondureño en el maratón olímpico.
Eliud Kipchoge consiguió su segunda medalla de oro olímpica con un tiempo de 2h08:38. Finalizó celebrando, mucho antes, mucho más completo físicamente que el resto de los participantes. Apenas sus rivales cruzaban la meta, caían abatidos por el clima. Casi todos eran asistidos por el personal médico de la organización. Muchos celebraban simplemente el haber terminado la carrera. Para cuando el reloj marcaba 2h35:00 ya todos los corredores habían finalizado el maratón, todos menos Iván Zarco. Cuando la cámara lo enfocó a dos kilómetros de la meta, corriendo lento, justo delante de la ambulancia, con su uniforme de Honduras, tomando y echándose agua en todo el cuerpo, me emocioné. Me quedé pegado al televisor, lo acompañé durante los nueve minutos que le quedaban para completar los 42 kilómetros del maratón y así convertirse en el último participante en terminar el último evento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Iván Zarco terminó el maratón 37 minutos después de Eliud Kipchoge. Yo me alegré por él. Todavía no sabía que había hecho trampa, de eso me enteré después, que era un estafador, que no tenía el derecho de estar en la salida del maratón junto a atletas que, igual que Filípides en el año 490 a.C., están dispuestos a dar la vida buscando clasificar para los Juegos Olímpicos.
“Prometemos participar en estos Juegos Olímpicos, respetando y cumpliendo las reglas y con el espíritu del juego limpio, la inclusión y la igualdad. Juntos somos solidarios y nos comprometemos con el deporte sin dopaje, sin trampas, sin ningún tipo de discriminación”, fue el juramento que hicieron los deportistas en la ceremonía de inauguración de los Juegos. Estoy seguro que mientras Iván Zarco lo oía, estaba muerto de risa.
Andrés Kerese
ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR
Suscríbete al boletín
No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo