«The Legendary 1979 No Nukes Concerts» de Bruce Springsteen

15/01/2022

Hay un momento en la vida de cada persona, corto, muy corto, puede que en la de los más afortunados llegue a durar apenas algunas horas, en el que todo lo que hacemos coincide con todo lo que hemos deseado hacer. Un breve espacio de tiempo que logramos convertir en algo memorable, legendario. Podría decirse que es una experiencia mística por la que un día transitamos; un momento de plenitud que nunca vuelve a repetirse. A este estado de gracia puede llegarse a través de cualquier actividad a la que nos dediquemos con pasión. Puede ser sobrepasando nuestras expectativas practicando un deporte o, por fin, logrando ejecutar una pieza en un instrumento musical; o logrando escribir lo que tenemos dando vueltas en la cabeza pero nunca habíamos logrado llevar al papel de la manera que imaginamos; o con algo tan simple como el día que descubrimos algo nuevo y maravilloso, como la mirada de un perro. 

La juventud es efímera, escurridiza, no se está quieta. Corre apresurada hacia la madurez y, cuando la juventud y la madurez colisionan, se dan las condiciones en las que podemos exigirnos más como personas, tanto en lo intelectual como en lo físico. Antes de este encuentro todo es aprendizaje y preparación. Luego de conseguir nuestra máxima expresión como individuos, lo único que nos queda es repetirnos, tratando de volver a ser o hacer lo que más nunca vamos a poder. Es muy difícil llegar a este corto estado de iluminación, que a los practicantes del budismo les da por llamar nirvana, antes de los 30 años. Es todavía más complicado después de los 40 años. Este es el período de nuestras vidas en el que tenemos que estar atentos, preparados para intentar hacer algo legendario. Como lo hizo Bruce Springsteen, a un día de cumplir los 30 años, las noches del 21 y 22 de septiembre de 1979 en el Madison Square Garden. Dos presentaciones que pasaron a la historia como las mejores de The Boss & the E Street Band de su larga carrera.

Aunque este texto trata sobre el lanzamiento de un nuevo disco y DVD en vivo, titulado The Legendary 1979 No Nukes Concerts, de Bruce Springsteen, aprovecho para testimoniar cuál fue mi momento legendario. Tengo muy claro que el 1 de noviembre de 1998, cuando yo tenía 35 años, durante dos horas, cincuenta y tres minutos y cuarenta segundos me sentí en la gloria corriendo un maratón entre el puente Verrazano y el Central Park de Nueva York. Después de ese domingo nunca más me he sentido corriendo tan bien como ese día.

La organización MUSE (Musicians United for Save Energy) fue fundada por Jackson Browne, Graham Nash, Bonnie Raitt, Tom Petty y John Hall, después del accidente en la central nuclear Three Mile Island en Pensilvania, el 28 de marzo de 1979. Su primera acción fue organizar un concierto, con el nombre No Nukes, en septiembre de ese mismo año en el Madison Square Garden. Poco después del accidente en la planta nuclear Bruce Springsteen escribió «Roulette», una  canción en primera persona sobre la tragedia de Three Mile Island con la intención de que formara parte del álbum doble The River. A pesar de que la canción no se incluyó en el disco, la inquietud de Springsteen por el tema sirvió para que los miembros de MUSE, ante la baja venta de entradas, lo invitaran a formar parte del line up del concierto. Después de acceder a aparecer en la portada de la revista Rolling Stone promocionando los conciertos, las entradas se agotaron en menos de una hora.

La noche del 21 de septiembre de 1979, Bruce Springsteen irrumpió en el Madison Square Garden, el lugar en donde los músicos consagrados se empeñan en dar mucho más de lo que les pide el público, acompañado por la mejor banda en vivo del planeta y dos de los mejores discos de la historia a cuestas, Born To Run (1975) y Darkness on the Edge of Town (1978). The Boss afrontó el concierto como un maratón, pero corriendo a ritmo de 100 metros planos. Fueron dos noches de conciertos de 3 horas cada uno, resumidos en 90 minutos para la comercialización del DVD y el álbum.

Aparte de un repaso de sus clásicos como Born To Run, Thunder Road y Rosalita, la E Street Band, durante un set de 25 minutos sin parar, guiados por la batería de Max Weinberg y el saxo de Clarence Clemmons, con un memorable  popurrí de rock ‘n roll, en el que, entre otros clásicos, se escucha Rave On de Buddy Holly, logra poner de pie a todo el público. En el momento cuando más juventud derrochaba, Bruce Springsteen se toma un pequeño receso y eufórico confiesa: 

“I can’t go on like this, I’m 30 years old! My heart’s about to go on me!”.

Pero lo verdaderamente legendario del concierto fue cuando The Boss se saca del bolsillo de la chaqueta una pequeña armónica y, luego de una corta pero desgarradora introducción, interpreta por primera vez «The River» en público. Es en esta canción, en ese preciso momento, cuando, después de volver a guardar la armónica en el bolsillo de la chaqueta, canta: 

I come from down in the valley
Where, mister, when you’re young
They bring you up to do like your daddy done

En el que Springsteen logra convertirse en una verdadera leyenda.


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