Entrevista

Sofía Rodríguez, ganadora del Concurso Nacional de Arpa de Hungría

Sofía Roddríguez retratada por Balázs Macher

06/05/2024

Sofía es un acorde inesperado. Las notas que en ella suenan, mientras habla de su camino artístico, exploran armonías inusuales: sus diecisiete años ritman una alegría serena y sus logros tienen una vibración casi secreta.

Vivió en Valencia (Carabobo) hasta agosto de 2019 y a los trece años llegaba a una de las ciudades más musicales de Europa, sin hablar una de las lenguas más difíciles del mundo.

¿Cómo fue para ti migrar de Venezuela a Hungría? ¿Qué implicó para tu carrera?

Irme de mi país fue un proceso difícil de aceptar: dejar todo lo que conocía y amaba hasta ese momento. Empezar desde cero. Para todos en la familia fue difícil. No sabíamos cuáles eran las maneras correctas de hacer las cosas, ni tan solo comunicarnos con las personas.  Al mismo tiempo este fue un paso importantísimo que le abrió más puertas a mi carrera de las que me podía imaginar.

A llegar decidí tomar un año para aprender el idioma. Esto significó un año sin tocar el arpa. La única clase de música que tenía era de canto, una vez a la semana. Luego de un año sin avances, empecé a tomar clases de arpa y solfeo en un colegio de música. Entonces todo recobró sentido. Luego, me aceptaron en el conservatorio y en el bachillerato y comencé a ver el cambio. Mi profesora me empezó a preparar para competencias, poco a poco conocí a la comunidad arpista de mi edad, hice cursos y, gracias a mi entorno, descubrí la posibilidad de participar en orquestas internacionales juveniles.

Lo que más me gusta de vivir aquí es que este país me ha brindado oportunidades, incluso ya he tenido mi primer trabajo como segunda arpista en una orquesta llena de adultos. He podido viajar a ciudades y países cercanos para hacer cursos y participar en competencias de arpa. Y hasta he tocado en la orquesta internacional juvenil de los Países Bajos.

¿Cómo comenzaste tus estudios musicales en Venezuela?

Siempre me gustó probar muchos tipos de actividades, desde hacer gimnasia hasta tejer. Todos los años participaba en la parrandita navideña, y llegaba a casa dando la noticia, como si fuera toda una novedad. Como pasaba de una actividad a otra, a mi mamá se le ocurrió la idea de ir al Conservatorio de Música de Carabobo. Así empezó todo.

Sofía Roddríguez retratada por Balázs Macher

¿Por qué el arpa?

Al comenzar mis estudios en el conservatorio, nos mostraron los instrumentos de la orquesta y teníamos que elegir tres. Me fascinó el violín, hasta que lo probé y me di cuenta de que no era lo mío. Entonces, pensé que sería única y diferente al escoger el instrumento más grande que pude ver. Recuerdo las primeras clases con el profesor Miguel González, en un arpa de concierto, también conocida como arpa de pedales. Yo tenía apenas siete años, ¡el arpa era gigante! Luego cambié al arpa de palancas, que es más pequeña y se ajustaba mejor a mi tamaño. Hicimos este cambio con la profesora Marisela González. Con el tiempo, ya en Hungría, volví al arpa de pedales. Hoy en día el volumen del arpa a la hora de transportarla se convierte en un reto. Esos son los momentos en los que siempre escuchamos el típico “qué fácil sería si fueras flautista”.

Recuerdo que una vez, mientras practicaba El vals de las flores, de Tchaikovsky, sentí como si un rayo hubiese pasado por mis venas. Ahí supe que me podía conectar completamente con el arpa.

Tradicionalmente el arpa ha sido un instrumento que, en las orquestas, es tocado por mujeres. ¿Todavía es así, entre los músicos más jóvenes?

Yo conozco muchos arpistas hombres exitosos, que al tocar suelen tener un sonido más fuerte y eso es una ventaja en la orquesta. Aunque la mayoría aún son mujeres, en mi generación sí hay arpistas hombres.

¿Qué lugar ocupa, en tu repertorio personal, la música popular venezolana?

La música popular venezolana es un tanto compleja de llevar al arpa clásica de pedales. Usualmente este tipo de música es ejecutada con el arpa venezolana, que se toca con las uñas y la tensión de las cuerdas es menor a la del arpa de pedales, lo que permite ejecuciones más rápidas. A pesar de esto, durante las protestas, junto con mi profesora Marisela González escribimos una versión para arpa de palancas de la canción Venezuela. Recibí también una invitación para el evento “Venezuela zenében, énekben, táncban” que significa, en húngaro, “Venezuela, su música, su canto y su danza”. Es un evento organizado por VEHU (Venezolanos en Hungría). Ahí voy a tocar Valles del Tuy, de Federico Ruiz.

Toda mi educación musical ha sido en la música clásica, así que la música popular venezolana sigue siendo un área en la que tengo mucho por descubrir.

¿Cómo te preparaste para el Concurso Nacional de Arpa? ¿Qué obra interpretaste y por qué la elegiste?

Cada tres años se organiza esta competencia. Yo sabía que tendría la oportunidad de participar si me preparaba a tiempo. En verano empecé con mi pieza favorita de mi repertorio actual, Rumores de la Caleta, de Albéniz, que es una malagueña con tres temas diferentes. Tiene una “vibra” alegre y española, es un género que me gusta interpretar. Con esta pieza aprendí a conectar diferentes temas con una transición adecuada. Al comenzar el año escolar escogí, de Händel, el Tema con variaciones en sol menor. Una compañera la había tocado en años anteriores y me gustaba cómo, entre variación y variación, la pieza se volvía cada vez más compleja. El tema a veces no se percibe fácilmente y justo eso era lo que me gustaba. El requisito de la competencia, en cuanto al repertorio, era tocar alguna pieza de Marcel Tournier, compositor francés, en conmemoración de los 145 años de su nacimiento. Decidí interpretar una obra con tempo nocturno, y opté por L’éternel rêveur, que es un nocturno suave y misterioso. Esta fue la pieza en la que más cantidad de cosas tuve que trabajar, tanto desde el punto de vista de los sentimientos como en lo puramente musical. Es una pieza profunda y así, en su profundidad, tiene que ser interpretada.

Sofía Roddríguez retratada por Balázs Macher

¿Cuán exigente fue la práctica previa?  

Las últimas tres semanas antes de la competencia fueron las más fuertes: practicaba horas y horas para luego tocar en conciertos, además de estudiar constantemente para mis clases, hacer ejercicio de lunes a viernes y nadar los fines de semana. Si había tenido un mal día, drenaba todo allí, para que no me afectaran las emociones negativas a la hora de practicar al día siguiente. Mi profesora, Anastasia Razvalyaeva, organizó varios conciertos y gracias a eso pude prepararme muy bien en la etapa final. Así logré que, al subir al escenario, yo también disfrutara mi interpretación.

¿Cuáles fueron los criterios evaluados en el certamen y cómo fue tu desempeño en cada uno?

Los criterios evaluados fueron: musicalidad, preparación, memoria, calidad del sonido, técnica, presencia escénica y habilidades interpretativas. Tuve la oportunidad de hablar personalmente con un miembro del jurado. Me dijo que mi presciencia escénica y mis habilidades interpretativas fueron lo que más notó en mí. Mi sonido y mi musicalidad fueron también elogiados. Por otro lado, tengo que trabajar más en mi técnica, articulación de los dedos y relajación de la muñeca, y ya estoy en proceso de mejorar ese aspecto.

El jurado solo ve el final de todo el proceso. Pero es precisamente el proceso lo que más cuenta. Los errores que cometemos no nos definen como artistas o como personas. Recordar esto me permitió subir al escenario llena de euforia y gratitud. Momentos antes de tocar, solo pensaba en abrir mi corazón y mostrar la mayor cantidad de sentimientos posible, y así contar una historia única.

¿Quiénes eran los jurados?

El jurado estaba compuesto de tres músicos: la presidenta, Judit Batta, ha sido profesora en múltiples instituciones y en la universidad de música Liszt Ferenc. Los otros miembros eran Deborah Sipkay, la solista de arpa en la Orquesta Nacional de Hungría y Beáta Simon, arpista de la Ópera Estatal de Hungría.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

He recibido una invitación para participar en el concierto organizado por la orquesta Filarmónica Szent István: “Concierto de los ganadores”, donde músicos premiados en diversas competencias son acompañados por la orquesta. Ahí tocaré el primer movimiento del Concierto para arpa en si bemol mayor de Haendel. A finales de verano voy al curso de arpa de Imogen Barford, en Reino Unido.

Sofía Roddríguez retratada por Balázs Macher

¿Qué obra sería para ti un reto interpretar?

Para mí la técnica suele ser un reto. Si tuviera que tocar como solista, diría que Moldau, de Smetana, originalmente escrita para orquesta. Sin embargo, la versión de arpa de esta pieza me atrevería a decir que es hasta más hermosa que la pieza orquestal. El concierto para arpa de Gliére es una obra fantástica y que requiere de mucha experiencia.

¿Has tenido alguna vez momentos de duda, respecto a tu camino profesional? ¿Cómo las has enfrentado?

Sí, es totalmente normal y a mis diecisiete años la dudas empiezan a surgir con más frecuencia. Antes no sabía cómo superar estas etapas, pero como todo lo demás, eso también es cuestión de práctica. La vida de un músico es como una montaña rusa. Todos tenemos momentos muy felices, que hacen que todos los malos valgan la pena. Cuando participo en concursos en los que no obtengo el resultado esperado, puede ocurrir que me sienta perdida. Cuando me siento desmotivada y decepcionada me toma tiempo recuperarme de lo ocurrido. Creo que uno debe llorar y dejar salir todo antes de ponerse a trabajar de nuevo. Con la ayuda de profesores, familia y amigos este proceso puede pasar con más tranquilidad y más rápido. Pero luego viene la parte más importante: tomar estas experiencias como una oportunidad, como un reto más. Al final siempre salgo más fuerte, con más conocimiento, y esa es la clave: conocernos en el proceso de recuperación, saber cómo funcionamos. Si logramos llegar a este punto, entonces todo valió la pena. Suena muy cliché, pero pienso que cada logro llega con la superación de alguna incertidumbre y sin estos momentos de aprendizaje todo sería muy aburrido.


ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR

Suscríbete al boletín

No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo