Béisbol

Sentencia definitiva: ¡No fue perfecto!

Armando Galarraga haciendo un lanzamiento durante un juego contra los Rangers de Texas el 10 de abril de 2009, en Comerica Park. Fotografía de Gregory Shamus | Getty Images | AFP

24/05/2020

De nuevo revive la polémica sobre la sentencia del árbitro Jim Joyce que despojó a Armando Galarraga, y a la historia del béisbol, de la más costosa joya del pitcheo, un juego perfecto.

Se dijo que el lanzador había solicitado a MLB que revisara la decisión del juego del 2 de junio de 2010, pero no fue verdad. Armando Galarraga, como aclaró días atrás al periodista Eduardo Pino, no ha hecho ninguna “solicitud”; simplemente dijo que le “gustaría”, como es natural, que le reconocieran el juego “estando vivo”, en el supuesto caso de que eso pudiera ocurrir.

El deseo de que sumen su actuación al libro de récords lo tenemos todos, incluso el árbitro Jim Joyce, o quizá él por encima del resto de los mortales, para no seguir siendo el gran villano en el que se convirtió aquella noche en Detroit.

Revertir esa decisión ha sido una polémica desde que cayó el out veintiocho. La esperanza era que esa misma noche se echara para atrás la infeliz equivocación.

Recuerdo que escribí, impactada por el error del umpire, que aquella sentencia había sido un crimen contra el juego, aún lo pienso, aunque haya sido “culposo”.

Cuando Miguel Cabrera fildeó el roletazo que conectó Jason Donald  y tiró a primera, al lanzador Armando Galarraga, parecía que la hazaña era un hecho. Le faltaba medio paso al bateador, así que debía ser automática la sentencia del umpire de primera, cuyo nombre, hasta ese momento, la mayoría de los fanáticos desconocía.

Jim Joyce extendió sus brazos hacia los lados, en señal de que Donald había llegado quieto.

¿Qué hizo ese tipo?

De inmediato la repetición en la transmisión confirmaba lo que todos habíamos visto segundos antes, que fue out y que aquel hombre con bigotes de morsa había arruinado la valiosa joya. Había arrebatado a la historia el tercer juego perfecto en una misma temporada, en menos de un mes.

Recordemos que Roy Halladay había concretado la hazaña impecable el 29 de mayo, en Miami, fue el segundo Perfecto de la zafra, después de que Dallas Braden lo lograra el 9 de mayo. Ya 2010 era histórico por eso, dos juegos perfectos no se daban en las Grandes Ligas desde 1880. Habrían sido tres, si Joyce no se equivoca.

La noche del 2 de junio estábamos viendo un juego de Johan Santana, sobreponiéndose a cada dificultad y sacando ceros, cuando en la transmisión de ese juego Mets-Padres, dijeron que Armando Galarraga estaba lanzando un juego perfecto.

En la red social Twitter se leían comentarios “lleva 19 en fila”…

La transmisión de ESPN2, que estaba con el juego de Cincinnati, hacía pases al Comerica Park de Detroit. En Venezuela se nos vinieron a la mente todas la oraciones.

El cumanés fue sacando a uno tras otro, y llegó el noveno inning.

Ante batazo de Mark Grudzielanek, el jardinero central Austin Jackson hizo una atrapada de feria, de esas que deben ocurrir para darle dimensión al béisbol, al dominio del lanzador, claro, a la guía de su catcher y la defensa de los otros siete jugadores. Es un juego de equipo, aunque la hazaña se acredite al hombre del montículo. Es justo, también le endosan la derrota aunque lance un juego de un solo hit.

Mike Redmond fue el segundo out sin complicaciones y entonces llegó el turno de Jason Donald. Ocurrió con su batazo la inolvidable sentencia. Todos menos Joyce vieron llegar primero la pelota.

El propio Donald se llevó las manos a la cabeza, si alguien sabía que había sido out era él, pero Joyce cantó el quieto.

¡Qué rabia para todos!

Es que en el béisbol, un deporte de tantos códigos no escritos, sabemos que una joya como la que estaba confeccionando Armando Galarraga y los Tigres, si iba a terminar, debió ser con el batazo que obligó el jugadón de Jackson, no así, con un error del árbitro.

Cuando un umpire no aparece en la noticia es porque hizo bien su trabajo. A los minutos, Jim Joyce se hizo la tendencia número uno del Twitter, en Facebook se creó una cuenta para aborrecerlo y en todos los confines del mundo donde se sigue el béisbol, la condena fue unánime.

Sin embargo había un hombre, quien más derecho tenía de enfrentar esa equivocada sentencia, que sólo se concentró en terminar su tarea, sacar el último out, que en la cuenta de todos fue el out veintiocho.

Armando Galarraga dijo desde el clubhouse que perdonaba a Joyce, que errar es de humanos  y que no esperaba que se cambiara la sentencia, que algún día le diría a su hijo que él lanzó un juego perfecto, aunque no aparezca así en los libros de récords, y le pondrá el video.

Después de la errónea sentencia que destruyó un juego perfecto, apareció Armando Galarraga, ya no el pitcher, sino el buen hombre, para dar una gran lección de hidalguía, decencia, respeto por el otro, del valor de cumplir las reglas y el amor por el prójimo. Toda Venezuela estuvo orgullosa de él.

El Comisionado, Bud Selig, estuvo un rato reunido, estudiando si era posible pasarle por encima a la regla y revertir la decisión. A media tarde se supo que no era posible.

Desde esa noche, la posibilidad de echar mano de la repetición se convirtió en exigencia, pero ese juego de Armando Galarraga quedó así, a pesar de las lágrimas de Jim Joyce, un libro, un documental y decenas de textos.

Fue muy sabio de parte de Armando Galarraga pasar la página.

Luis Alfredo Álvarez y Ernesto Jerez lo entrevistaron en ESPN durante la transmisión del domingo en la noche entre Cerveceros y Cardenales y de aquella conversación recuerdo sus palabras: “El béisbol que se quede como está”.

La decisión equivocada cambió la urgencia de evitar estos errores. Bud Selig anunció que estudiarían implementar la repetición, pero reiteró que el juego quedaría así.

Armando Galarraga confesó que no esperaba que se modificara la sentencia y que no deseaba que el juego se alterara por él, pero eso tampoco estaba en sus manos. Que el comisionado haya pasado toda una mañana evaluando qué hacer, significaba la necesidad de una cambio en el juego, tal como ocurrió.

La gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm, decidió decretar que hubo un juego perfecto la noche del 2 de junio de 2010.

Hasta el presidente Barack Obama opinó: “El error de un árbitro que costó a Armando Galarraga, lanzador de los Tigres de Detroit, un juego perfecto, pone de manifiesto la necesidad de que las Ligas Mayores estudien la posibilidad de más revisiones videograbadas instantáneas.”

La cadena NBC le pidió al presidente que comentara sobre el incidente entre el umpire Jim Joyce y el pelotero.

En la entrevista, Obama dijo que no prejuzgaría que las Grandes Ligas revisaran su política sobre la repetición de las jugadas, y agregó que el comisionado Bud Selig «tomó la decisión correcta» de no conceder un juego perfecto después del incidente.

Revisar la sentencia de Joyce podría motivar revisar otras. Carlos Beltrán podría solicitar entonces que le acrediten hit al foul que le dieron en el NoNo de Johan Santana, por citar otro error arbitral, y tampoco estaría bien.

Ambas decisiones ocurrieron cuando la regla establecía que las jugadas de apreciación eran inapelables y así como en la justicia ordinaria, hay normas que no son retroactivas.

Para que ocurra un juego perfecto, todos deben estar perfectos, incluidos los umpires.


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