Sam Rice en los Washington Senators. Fotografía de la Biblioteca del Salón de la Fama del Béisbol.
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Sam Rice es el jugador que más cerca ha llegado a los 3 mil hits, sin alcanzarlos. Apenas le faltaron 13 inatrapables para formar parte del club. El trámite no le hizo falta para ser un miembro del Salón de la Fama de Cooperstown. Su historia comenzó como lanzador, y era bueno. Luego se convirtió en jardinero y fue cuando, según leyenda, y antes de que llegara Willie Mays, Sam Rice hizo la mejor atrapada de la historia. Debutó con 25 años y dejó registrados 2.987 imparables. Rice es la leyenda que se interpone entre Miguel Cabrera y Roberto Clemente.
Nació en Morocco, Indiana, el 20 de febrero de 1890. Todavía en 2021 se describe a Morocco como un pueblo apacible, así que suponemos que lo era aún más a finales del siglo XIX. Es un pueblo rural, de agricultores, que hoy en día exhibe entre sus atractivos históricos ser la cuna de Edgar Charles “Sam” Rice: “un jugador de las Grandes Ligas que llegó al Salón de la Fama del Béisbol”. Sus padres, Charles Rice y Louise Christine Newmyre, decidieron mudarse a una granja en las afueras de Donovan, Illinois, en el condado de Iroquois, justo al otro lado de la frontera estatal de Indiana-Illinois, a poca distancia de su natal Morocco. Además de Sam, el matrimonio tuvo tres niñas: Mabel, Bernadine, y Genevieve. Sam estudió en el Rhode Island Country School, donde es recordado como “un buen atleta, un corredor increíblemente rápido».
Se casó muy joven, a los 18 años, con Beulah Stam. Con ella tuvo dos hijos. Cuenta Stephen Able, en un trabajo biográfico dedicado a Rice, que:
“Después de su boda, Rice trabajó en la granja familiar durante la semana y, a veces, encontraba tiempo para jugar béisbol los sábados y domingos. El mismo Rice, en una entrevista de 1920 con Baseball Magazine, afirmó que no jugó mucho béisbol organizado durante su juventud: ‘No más que unos pocos juegos’. Frank Butzow, columnista del Chicago Tribune, quien entrevistó a varios residentes de Watseka en 1925, informó que se sabía que Sam Rice jugaba con Watseka Pastimes, un conocido equipo semiprofesional local. Ya sea que jugó mucho o poco, o fue un éxito o no en los diamantes de Watseka, Rice firmó un contrato en octubre de 1911 con los Pavers de Galesburg, de la Class D Asociación Central. Se trasladó 150 millas a través del estado en abril próximo, con la esperanza de asegurarse un lugar en un equipo de béisbol profesional para la temporada de 1912. Rice y los otros nuevos reclutas de Paver se presentaron en el Illinois Park de Galesburg el jueves 11 de abril para su primera práctica. Dos días después se encontraron con los nueve locales de Knox College en un juego de preparación de pretemporada, durante el cual Rice hizo su debut como lanzador profesional”.
En ese tiempo ocurrió la tragedia familiar que cambió su vida y que era poco dado a comentar.
Explica Stephen Able que “mientras Rice estaba en Galesburg, su esposa e hijos se mudaron con sus padres a la granja familiar en Donovan. El domingo 21 de abril, cuando Rice subió al montículo en Galesburg, un violento tornado azotó a Donovan. Los fuertes vientos destruyeron la granja Rice y la esposa de Rice, sus dos hijos, su madre y sus dos hermanas menores fallecieron”. Su padre, Charles, murió unos días después producto de las heridas. El paso de ese tornado ocasionó 70 muertes y 200 personas heridas, además de pérdidas superiores al millón de dólares. Rice llegó a tiempo para los funerales de todos.
Aunque Rice regresó a los Pavers poco después del fallecimiento de su padre, no permaneció con el equipo por mucho tiempo. Al final de la temporada, el roster de Galesburg para la temporada de 1912 se entregó a los funcionarios de la Asociación Central. No incluyó a Sam Rice.
Después de quedarse sin empleo como jugador, Rice trabajó como obrero, antes de alistarse en la Marina el 24 de enero de 1913. Fue asignado al USS New Hampshire, un acorazado de la flota del Atlántico que estaba atracado en Norfolk, Virginia, como un “pasador de carbón”. Detalla Able en su artículo:
“Rice y sus compañeros pasaron la primera parte de 1913 entrenando en la base naval de Hampton Roads en Virginia y realizando ejercicios a bordo, en las aguas costeras a lo largo de la costa atlántica. Durante la última parte del año, se entrenaron en la Base Naval de Guantánamo en Cuba y patrullaron partes del Golfo de México”.
En ese tiempo de servicio militar, Rice volvió a encontrarse con el béisbol.
“Jugar pelota era una forma popular de recreación y diversión entre los soldados y oficiales de la Marina de los Estados Unidos. La mayoría de los barcos navales más grandes de la flota conformaron equipos de béisbol, que compitieron entre sí y contra clubes de civiles mientras sus barcos estaban en el puerto. La base en Guantánamo también albergaba instalaciones deportivas de primer nivel y los juegos de béisbol eran comunes. Rice consiguió un lugar en el equipo de béisbol del USS New Hampshire y volvió a la acción en el diamante a las pocas semanas de su alistamiento. Estuvo en varios juegos alrededor de Norfolk y otros puertos de Estados Unidos durante esa primavera y verano, y en Guantánamo más tarde ese invierno”.
Sam Rice participó en 1914 en el desembarco de Veracruz, la recordada intervención militar de Estados Unidos en México. Rice lo recordó en una entrevista, años más tarde, con Baseball Magazine: “Los mexicanos nos disparaban desde los techos de las casas… Era un sonido extraño tener las balas tarareando y de vez en cuando silbando cerca de ti”.
Terminado su servicio, cuenta Able:
“Rice era un lanzador derecho y un jardinero con los Petersburg Goobers, una divisa de Clase C de la Liga Estatal de Virginia (…) apareció en 15 juegos para los Goobers en 1914, dejó foja de 9 y 2, el mejor porcentaje de victorias de cualquier lanzador de la Liga de Virginia esa temporada. Permitió 73 hits y dio 38 bases por bolas en 123 entradas, mientras que ponchó a 62. También acumuló 71 turnos al bate, aumentando las apariciones en el plato que obtuvo mientras estaba en el montículo con algunas salidas como emergente y en los jardines, registrando un promedio de bateo de .310 para la temporada”.
Lo que hizo en 1914, más las entradas de calidad lanzadas contra los Yankees de Nueva York en un juego de exhibición ganado por los Goobers a principios de abril, produjeron grandes esperanzas para que Sam Rice estuviera en 1915.
La historia de la transacción que llevó a Rice a los Senadores de Washington la cuenta Able:
“A fines de julio, Clark Griffey, copropietario y gerente de los Nacionales de Washington de la Liga Americana, se comunicó con el propietario de Goober, Dr. DH Leigh, con respecto al reembolso de un préstamo de varios cientos de dólares que había acordado para permitir que la organización de la Liga de Virginia, que estaba en dificultades financieras, hiciera la nómina antes de terminar julio. A falta de efectivo, Leigh sugirió que Griffith se llevara a su jugador estrella, Sam Rice, a cambio de cancelar la deuda. Griffith aceptó la oferta y el trato se cerró el 28 de julio”.
Al día siguiente ya vestía el uniforme de Washington. Hay una historia con dos versiones sobre su apodo de “Sam”. Una dice que Griffey le dijo ese nombre a un periodista como relleno hasta que pudo dar a conocer su nombre y contratación, pero esta ha sido derribada por una reseña de un juego donde aparece como “Sam” días antes de ser vendido.
Debutó a los 25 años de edad, una semana después de uniformarse, y estuvo bien en su primera salida como relevista. En su segunda aparición, el 10 de agosto, enfrentó a los Tigres de Detroit en dos entradas, también en labor de relevo. Según el Washington Post, “sometió a Cobb con elevado, abanicó a Sam Crawford y Bobby Veach e hizo que George Burns fallara con batazo a la zona de foul. Cada vez que un lanzador puede deshacerse de este cuarteto tan fácilmente debe tener algo más que un guante y una sonrisa agradable”.
Luego en su primera apertura lanzó completo para someter a los Atléticos de Filadelfia y se fue de 4-2.
En la primavera siguiente, Rice trabajó por igual para desarrollarse como lanzador y como bateador. Según Stanley Milliken, del Washington Post, “Sam Rice es uno de los mejores lanzadores que batea del equipo. De hecho, fuera de Walter Johnson nadie se compara con él. Además batea la pelota con fuerza. No nos sorprendería en absoluto que Griffith lo usara como bateador emergente contra los derechos este año”.
Fue castigado en sus apariciones como lanzador, mientras exhibía su buen bateo y velocidad. Tomaron la decisión de dejarlo como jardinero. Rice atribuía su situación a una lesión sufrida durante los entrenamientos primaverales. Escribe Able: “Rice realmente no ‘falló’ en su intento de convertirse en un lanzador de Grandes Ligas. Su actuación desde el montículo durante las temporadas de 1915 y 1916 fue respetable y se mostró prometedora”.
En 1917, Sam Rice se unió a la Marina y estuvo en Francia, pero la Primera Guerra Mundial terminó antes de que él y su escuadrón combatieran. Al regresar, se dedicó al béisbol, sin interrupciones.
Su semblanza del Salón de la Fama, resume:
“Bateó por encima de .300 en 13 temporadas completas durante su carrera de 20 campañas. Fue parte de los únicos tres equipos de los Senadores de Washington que alguna vez ganó campeonatos y tiene los récords de la franquicia en hits, dobles, triples y carreras anotadas.
Se volvió a casar en 1920 con Edith Owen, ex Miss Indianapolis, en una discreta ceremonia, al finalizar la temporada.
Rice lideró la Liga Americana en hits en 1924, ayudando a los Senadores a conseguir su primer banderín. Vencieron a los Gigantes de Nueva York en la Serie Mundial. La temporada siguiente, Washington volvió a ganar el banderín, pero perdió el Clásico de Otoño en 7 juegos. En esa Serie Mundial contra los Piratas, Rice tuvo un promedio de .364, 12 hits, 5 carreras y 3 carreras impulsadas. Tuvo récords personales en 1925 en promedio de bateo (.350) y hits (227), mientras anotaba 111 carreras y totalizaba 87 carreras impulsadas. Sus 182 sencillos se mantuvieron como el récord de la Liga Americana hasta 1980. Casi al final de su carrera en 1934, Rice firmó con Cleveland y jugó una temporada con los Indios en 1934. En total, jugó 543 partidos después de cumplir 40 años, bateando .321. Se retiró solo 13 hits por debajo de la marca de los 3.000, lo más cerca que un jugador ha llegado a la marca sin alcanzarla, con promedio vitalicio de .322.”
Rice conectó un jonrón durante su último año, convirtiéndose en uno de los pocos jugadores de las Grandes Ligas en conectar un jonrón a los 45 años. Su edad se debate. Durante su carrera, dijo que su año de nacimiento era 1892. Cuando fue seleccionado para el Salón de la Fama en 1963, dijo que era 1890. Pero una búsqueda en el sitio web Ancestry, que revela árboles genealógicos, afirma que en realidad nació en 1889, asegura un trabajo en Baseball.fandom.com.
Una anécdota que no falta a la hora de hablar de él, tiene que ver con la atrapada memorable.
Durante el tercer juego de la Serie Mundial de 1925, los Senadores lideraban el juego 4-3. En la parte baja de la octava entrada, Sam Rice fue movido del jardín central al jardín derecho. Con dos outs en la parte inferior de la entrada, Earl Smith llevó una pelota al jardín central derecho. Rice corrió por la pelota y pareció atrapar la pelota en la cerca, robándole a Smith un jonrón que hubiera empatado el juego. Después de la captura, Rice cayó por encima de la valla y entró en las gradas, quedando fuera de la vista de todos. Cuando Rice reapareció, tenía la pelota en su guante y el árbitro cantó out al bateador.
Esto causó una gran controversia sobre si Rice realmente atrapó la pelota y si mantuvo la posesión de la pelota todo el tiempo. El propio Rice no lo dijo. “El árbitro lo sentenció”, respondía cuando se le preguntaba en las revistas. Le ofrecieron pagarle por la historia, pero Rice rechazó la oferta diciendo: “No necesito el dinero. El misterio es más divertido”. Ni siquiera se lo dijo a su esposa ni a su hija. La controversia llegó a ser tan grande que Rice escribió una carta al presidente del Salón de la Fama, Paul Kerr. El documento se abrió después de la muerte de Rice. Contenía su relato sobre lo que sucedió, y al final de la carta escribió: “En ningún momento perdí la posesión de la pelota”.
Después de ganar 3 de los primeros 4 juegos, perdieron la Serie Mundial con los Piratas de Pittsburgh en 7 duelos.
Sam Rice sigue compartiendo el liderato de todos los tiempos de la Liga Americana (con Joe Jackson) de juegos consecutivos de múltiples hits, 11, registro que logró en 1925.
Al retirarse se dedicó a su granja de pollos y también se convirtió en criador de palomas mensajeras.
Luego de ser elegido al Salón de la Fama en 1963, iba a todos los eventos de exaltación. Su último viaje a Cooperstown fue para la inducción de Mickey Mantle, Whitey Ford, Jim Bottomley, Jocko Conlan, Sam Thompson y Cool Papa Bell, en 1974. Ya no se encontraba bien. Murió de cáncer el 13 de octubre de ese año, en Rossmoore, Maryland.
«En personalidad, Rice se parece mucho a Charlie Gehringer, firme, silenciosa, duradera y consistente». Lee Allen, escritor, miembro del Salón de la Fama.
Gehringer fue una estrella de los Tigres de Detroit, también inmortal de Cooperstown.
Hasta este artículo, Sam Rice era para mí el nombre de un jugador legendario, pero sin conocer su leyenda.
Mari Montes
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