¿Qué dice el John Snow Memorandum, el documento de médicos y especialistas contra la inmunidad de rebaño natural?

Imagen del sitio web del John Snow Memorandum y retrato del médico John Snow | Johnsnowmemo.com | Wikimedia Commons

16/10/2020

Cuando la humanidad todavía no conocía las bacterias y los virus, las enfermedades infecciosas se atendían con medidas que respondían a la intuición y al limitado conocimiento científico de la época. En la Biblia ya se hablaba de la separación a los leprosos para evitar que contagiaran a otras personas. La cuarentena como medida preventiva surgió durante la Edad Media, en los tiempos de la peste negra en el siglo XIV. En 1854, cuando todavía no existían los microscopios, un médico inglés llamado John Snow estudió las condiciones de un brote de cólera en Londres y fue el primer médico que determinó que el cólera era causado por el agua. Su solución fue cerrar la llave que surtía la zona del brote y la epidemia fue controlada. 

Durante toda la historia, la respuesta médica a las enfermedades infecciosas ha sido evitar su propagación y proteger a la población del contagio. Sin embargo, durante la pandemia de covid-19 han surgido grupos que proponen un enfoque contrario: promover la infección en la población para alcanzar la inmunidad de rebaño. Esta estrategia, que fue implementada en Reino Unido y Suecia, ha recibido críticas de parte importante de la comunidad científica. 

Estas críticas crecientes se han convertido en una iniciativa mundial, que se consolidó en el John Snow Memorandum, una declaración que lleva el nombre del padre de la Epidemiología y reúne los principales consensos de la comunidad científica sobre el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad covid-19. El objetivo es pedir más y mejores acciones por parte de los gobiernos para controlar la pandemia. Los científicos firmantes rechazan la promoción de la inmunidad de rebaño de forma natural en la población como estrategia de control epidémico.

“Cualquier estrategia de manejo de la pandemia que dependa de la inmunidad por infecciones naturales de covid-19 es errónea. La transmisión sin control en personas jóvenes arriesga a toda la población a un nivel significativo de morbilidad y mortalidad. Además del costo humano, esto impactaría a la fuerza de trabajo y abrumaría la capacidad de los sistemas de salud de brindar cuidados”, dice el documento.

Lo que inició como un artículo publicado este 14 de octubre en la revista científica The Lancet se ha convertido en una iniciativa mundial. A los 31 autores originales, se han sumado más de 2700 científicos firmantes de todo el mundo: médicos, epidemiólogos, especialistas en salud pública, enfermedades infecciosas, sociología, psiquiatría, pediatría, entre otros. A medida que se unen nuevos firmantes, los organizadores revisan sus credenciales y los confirman antes de incluirlos en la lista pública. La cifra de apoyos va en aumento.

¿Por qué hicieron esta declaración?

El memorando señala que la llegada de una segunda ola de la pandemia y los efectos severos que han tenido los confinamientos han reavivado el interés en la estrategia de la inmunidad de rebaño natural. Esta estrategia plantea que los gobiernos levanten los controles en la población de bajo riesgo, principalmente los jóvenes, así permitirían que se desarrolle un brote no controlado de covid-19 en esa población mientras se mantienen restricciones a la población vulnerable, principalmente los ancianos. “Los proponentes sugieren que esto desarrollaría inmunidad en la población de bajo riesgo que tuvo la infección, lo cual eventualmente protegería a los vulnerables”, dice el documento.

“Esta es una falacia peligrosa que no se apoya en evidencia científica”, agregan.

Aunque no lo nombran en el texto, el John Snow Memorandum fue publicado días después de que tres científicos que ejercen en Estados Unidos y Reino Unido publicaran una declaración pública en favor de la inmunidad de rebaño natural como estrategia de abordaje a la pandemia. Los firmantes de esa declaración afirman que más de 9900 científicos y especialistas en salud pública se han sumado a la propuesta. Sky News detectó nombres falsos entre los supuestos firmantes de la declaración. Entre otros casos, encontraron un supuesto científico con el nombre falso Johnny Bananas, uno registrado como científico en “la universidad de tu mamá”, uno cuyo nombre era toda la primera estrofa de La Macarena. Además, había 15 homeópatas y al menos cien firmantes cuyas áreas de especialidad eran masaje, psicoterapia y terapia de hipnosis.

¿Por qué el John Snow Memorandum rechaza la inmunidad de rebaño natural?

La inmunidad de rebaño se logra cuando suficientes personas de una población son expuestas a una enfermedad, la superan y generan inmunidad a ella. El porcentaje de personas requerido para lograr la inmunidad de rebaño puede cambiar de acuerdo a la enfermedad. Por ejemplo, para controlar el sarampión se requiere la inmunidad de 92 a 95% de la población; para controlar el ébola se requiere entre 33 y 60%.

La inmunidad de rebaño es una de las formas más comunes para atender y terminar una epidemia. Sin embargo, históricamente la inmunidad de rebaño se ha logrado de forma planificada, mediante vacunas cuando es posible tenerlas. Gracias a ello se consiguió la erradicación de la viruela en 1989.

En el caso de la enfermedad covid-19, las vacunas todavía están en desarrollo. Se estima que para lograr la inmunidad de rebaño se requeriría que al menos 60% de la población tuviese inmunidad a la enfermedad.

Los científicos firmantes del John Snow Memorandum se oponen a esta estrategia por varias razones:

1. Implica poner en riesgo a la población: Casi un año después del surgimiento de la enfermedad covid-19 se ha comprobado que existen personas que desarrollan síntomas a largo plazo. En Estados Unidos lo han llamado “long covid”: pacientes que meses después de su infección presentan daños pulmonares, neurológicos o cardiológicos, entre otros, a causa del virus.

Aunque inicialmente se pensaba que la población joven era menos vulnerable a la enfermedad, existe evidencia de pacientes jóvenes con long covid. De hecho, todavía no hay suficiente evidencia científica ni consensos claros sobre cuáles pacientes tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas a largo plazo. En general, la Medicina todavía no entiende por qué algunos organismos desarrollan la enfermedad aguda por más tiempo y tampoco es capaz de determinar a priori cómo evolucionará la enfermedad en cada paciente.

Exponer a la población joven intencionalmente a la enfermedad implicaría aumentar el riesgo de que desarrollen síntomas que podrían afectar su salud por años, incluso incapacitarlos. A su vez esto impactaría en la fuerza laboral de los países, cuyas economías ya han sido golpeadas por la pandemia.

2. No hay evidencia de que funcione: Aunque se ha determinado que las personas que superan la enfermedad covid-19 desarrollan anticuerpos, todavía no está claro cuán fuerte es la inmunidad natural ni por cuánto tiempo se mantiene. De hecho, ya se han confirmado casos de reinfecciones de pacientes que habían superado la enfermedad.

“Una estrategia de este tipo no terminaría la pandemia de covid-19 sino resultaría en epidemias recurrentes, como fue el caso con numerosas enfermedades infecciosas antes de la implementación de la vacunación. Esta estrategia también provocaría una carga inaceptable sobre la economía y los trabajadores de salud, muchos de los cuales han muerto por covid-19 o han experimentado trauma como resultado de practicar medicina de desastre”, dice el memorando.

3. Es antiético y poco factible promover el encierro indefinido de una parte de la población: Debido a los nuevos hallazgos sobre la enfermedad covid-19 es cada vez más complejo determinar quién es vulnerable. Sin embargo, aún si solo se considera vulnerable a la población anciana y las personas con enfermedades de base, el memorando señala que esas personas representan hasta el 30% de la población en algunas regiones.

“El aislamiento prolongado de grandes partes de la población es prácticamente imposible y altamente antiético. La evidencia empírica de muchos países muestra que no es factible restringir brotes descontrolados en secciones particulares de la sociedad. Un abordaje de este tipo también arriesga a exacerbar aún más las inequidades socioeconómicas y discriminaciones estructurales que ya han sido expuestas por la pandemia”, alerta el memorando.

¿Qué proponen los firmantes para atender la pandemia?

En el memorando, los especialistas señalan que la evidencia ha sido clara: “controlar la transmisión comunitaria de covid-19 es la mejor manera de proteger a las sociedades y economías hasta que las vacunas y tratamientos seguros y efectivos estén disponibles en los próximos meses”.

El texto recuerda que la enfermedad se contagia principalmente de persona a persona vía secreciones, pero también por vía aérea respiratoria en espacios cerrados y poco ventilados. Por esta razón, insiste en que la transmisión del virus se puede mitigar a través del distanciamiento social, el uso de mascarillas y el lavado constante de manos.

La estrategia más eficiente –dice el memorando– es el diagnóstico rápido, rastreo de contactos y el aislamiento de personas expuestas para cortar la cadena de contagios. Esta estrategia coincide con la promovida por la Organización Mundial de la Salud desde que inició la pandemia.

“Japón, Vietnam y Nueva Zelanda, por nombrar algunos países, han mostrado que las respuestas de salud pública robustas pueden controlar la transmisión y permitir que la vida vuelva a ser casi normal, hay muchas historias de éxito de este tipo”.

En este sentido, el memorando señala que es esencial proteger a las personas más vulnerables y eso solo se puede lograr con estrategias múltiples que incluyan a diferentes niveles de la población.

¿Qué dice el documento sobre los confinamientos?

El memorando reconoce que los confinamientos han provocado un fuerte impacto en la economía, en la vida diaria y en la salud física y mental de la población. Por esta razón, considera comprensible que el impacto de los confinamientos desmoralizara a muchos y redujera la confianza de la población. “Estos efectos a menudo han sido peores en los países que no pudieron usar el tiempo durante y después de los confinamientos para establecer sistemas efectivos de control de la pandemia”, dice el documento.   

Sin embargo, los especialistas explican que los confinamientos al inicio de la pandemia fueron esenciales para reducir la mortalidad, frenar los contagios y prevenir que los sistemas de salud se vieran abrumados por la cantidad de pacientes contagiados.

Debido al notable aumento de casos por la segunda ola de la pandemia en Europa y Estados Unidos, el documento señala que se deben tomar medidas para suprimir y controlar la transmisión. “Restricciones continuas probablemente serán requeridas en el corto plazo, para reducir la transmisión y solucionar la respuesta poco efectiva a la pandemia con el objetivo de evitar futuros confinamientos. El objetivo de estas restricciones es suprimir efectivamente las infecciones por SARS-CoV-2 a niveles bajos que permitan la detección rápida de brotes locales y una respuesta rápida a través de una estrategia eficiente con sistemas de detección, diagnóstico, rastreo, aislamiento y apoyo para que la vida pueda volver a una situación cercana a la normal sin la necesidad de restricciones generalizadas”, destaca el documento.

¿Qué dice la Organización Mundial de la Salud sobre la inmunidad de rebaño natural?

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, declaró esta semana que la inmunidad de rebaño es un concepto que se usa para la vacunación. Esta inmunidad, afirmó, se logra protegiendo a la población del virus.

El director general consideró que esta propuesta es “científicamente y éticamente problemática”. “Nunca en la historia de la salud pública se ha usado la inmunidad de rebaño como una estrategia de respuesta a una epidemia”.

Tedros reconoció el impacto de los confinamientos y dijo comprender la frustración de la población de muchos gobiernos porque la pandemia se ha extendido y los casos están aumentando nuevamente. Sin embargo, recordó que la pandemia es un proceso en el que no hay atajos ni soluciones instantáneas.

El director general señaló que muchos países han usado el tiempo de sus confinamientos para desarrollar planes, entrenar a sus trabajadores de salud, mejorar su capacidad de diagnóstico y de atención a los pacientes. Solo el abordaje amplio con diferentes medidas ha sido efectivo. “Mi mensaje a cada país que ahora está evaluando sus opciones es: ustedes también pueden hacer eso”.


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