Poesía

Prólogo a Patria y otros poemas (2008), de Armando Rojas Guardia

10/07/2020

Armando Rojas Guardia retratado por Vasco Szinetar

La desaparición física de Armando Rojas Guardia (Caracas, 1949-2020) deja un doloroso vacío. El influjo de su obra es una recurrente constatación desde los días cuando, junto con otros importantes poetas, se lanzó a la aventura de crear el Grupo Tráfico. Armando lega libros luminosos, pero sobre todo su huella resulta una suerte de marca de agua en muchas páginas de aventajados discípulos o, más aún, impregna la cifra de sus vidas. Prodavinci rinde tributo a su memoria con la publicación de varios textos que en su momento sirvieron como valoraciones críticas de algunos de sus títulos.

El azar ha conjugado en este libro «La desnudez del loco», extenso poema escrito a finales del año 2004, y diez poemas escritos y publicados durante la década de los noventa en diversas revistas y suplementos literarios; todos ellos reescritos y reelaborados, parcialmente o en su totalidad, en agosto de 2008.

Reunidos aquí, estos once poemas trazan una constelación en la que el universo lírico de Armando Rojas Guardia se configura con una intensidad única: reconocemos imágenes y obsesiones; reconocemos su musicalidad, el espesor inconfundible que signa su decir, esa profundidad de lengua que es a la vez fluidez cristalina, verso exacto y envolvente. Pero hay algo que distingue y singulariza esta constelación, algo que en la palabra del poeta nos toca y conmueve profundamente. Se trata, quizá, de una atmósfera, de la pulsación interna con que estos poemas se vinculan entre sí y con el resto de su obra, de la manera en que interpelan el presente, nuestro presente individual y colectivo.

Impacta el trazo premonitorio con que «Patria» apunta, si pudiera decirse, al meollo de la conciencia histórica y política nacional como experiencia interior. Entre los ojos del niño que la recibe y la contempla (patria es vínculo, «tierra de los padres») y la voz que la ciñe y la interpela, el poema va fraguando, dragando ¿un sino, una lección trágica que nuestro país nos arroja a la cara, nos impone? Se trata, en cualquier caso, de un poema radicalmente opuesto a la retórica del patrioterismo que dice salvarla desangrándola y convirtiéndola en abstracción, y cuya función no pareciera ser otra que negar e ignorar la realidad viva que nos conforma medularmente. «Patria» es imagen, y como tal, revela y oculta, permite el destello de la oscura clave –el cuerpo ajeno, ávido, otro– que somos. Conmueve el gesto que cubre su desnudez, la afirmación en voz baja, el desgano, la sorna con la que –lo que el poeta ha llamado– «un minimum de reserva utópica» aparece al final. Esta reserva no disminuye un ápice el duro trabajo al que el poema nos invita (el poema y la persistencia de esta preocupación en el quehacer vital y literario de Rojas Guardia), pero sí relativiza e impregna de incertidumbre –de esperanza– la conciencia en torno a nuestro ser colectivo e histórico.

Ahora bien, si la desnudez de «Patria» puede ser velada momentáneamente, ella, como exposición y penuria, reaparece y se expande en la imagen del loco. No hay gesto piadoso que pueda cubrir esa desnudez. No hay gesto que pueda cobijar al loco «frente a los ojos del escrutinio ajeno» o frente a su desamparo o libertad. No creo que sea posible franquear la intensidad espiritual y formal que urde este poema, sin pasar por la imaginación simbólica que nos exige. Para su autor, lo sabemos por él mismo, se ha tratado de una ardua y sostenida tarea de transformación psíquica: la conversión de la locura –bloque compacto, impermeable, literalizado– en vida imaginal, en metáfora creadora y vinculante. Toca al lector, a la debilidad e indefensión que la poesía le exige para invadirlo (evoco a Montejo), acortar la diferencia, abrirse en el pellejo del otro y desde allí pulsar la polisemia de su propia desnudez. ¿Pero con qué fin traer –hacer brillar, lavar, abrazar– al humillado, al proscrito, al réprobo, al excluido que comúnmente preferimos no ver? ¿Con qué fin sostener la mirada de los cuatro presos de «Retén judicial»? Desde una espiritualidad cristiana como esta, tampoco hay gesto que pueda cubrir «esa ración de cárcel que nos toca», ese íngrimo «fuera-de-ley» que para el poeta es disidencia irremediable («metáfora e imagen del seguimiento de Jesús»). Pero no sólo se trata de echar fraternalmente sobre los hombros el sufrimiento humano, sino de conjugarlo con la propia intimidad, hacer del alma un espacio más abierto, arriesgado y profundo.

Esta experiencia, este misterio de la relación se sostiene y crece en todos los poemas restantes. Una mirada atenta y memoriosa se va abriendo a la totalidad viviente, variable, anónima, cotidiana. Las cosas palpitan al dejarse penetrar por el soplo que las anima, por la luz que las sufre y por la mirada que comulga y hace con ellas acto unitario; una mirada que limpia la realidad, esto es, la libra de ostentación, de fijeza, de Caifás y de los centinelas y guardas del sentido común; la recibe y la indaga en su sensualidad, en su inocencia estremecida.

Así, si la tensión interna que enlaza este conjunto de poemas está en la polaridad que va de la «luna insalubre» de «Retén judicial» al sol de agosto, al mediodía del loco, su movimiento, su riqueza figurativa y cromática, se va trazando en «una mínima llama», en la penumbra, en «la luz aún tímida del alba». Se va trazando con un tono confidencial, «pasito», casi un susurro. El corazón de lo sagrado va envolviéndolo todo «de puntillas». Confieso que esta revelación de lo sutil, esta manera de refractarse, esplender y sonar las cosas, la memoria, la calle, la muerte, un cuerpo, la belleza, la luz misma, sencillamente me subyuga. Es en este punto en que puedo dar fe del extrañamiento que este libro me ha producido y desde el que quisiera invitar al lector. Como las historias más antiguas y enigmáticas, las historias que nos importan y que vuelven, la poesía de Rojas Guardia cobra aquí una calidad de jamás oída, nos otorga el presente, la sustancia milagrosa, orante, de su interpelación.


ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR

Suscríbete al boletín

No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo