Polvo de hormiga hembra

02/05/2020

Obra de teatro «Polvo de hormiga hembra». Fotografía de Nicola Rocco

Nos encontramos con una obra enigmática, empezando por el título, cuyo significado es un acertijo. Es un texto dialogado con acotaciones muy específicas de acción dramática y disposiciones escénicas; ergo, evidentemente es teatro; no obstante, es difícil clasificarla en una variante genérica determinada. Es teatro surrealista poético construido en torno a la idea del arte del ballet-y-la muerte, enriquecido con componentes de danza, pantomima, de circo y apoyos audiovisuales, proponiendo un montaje multimediático.

Su autora, Yoyiana Ahumada, la identifica como poedrama; es teatro poético, en el que cada parlamento y secuencia de la acciones dramática  y escénica son fragmentos líricos. Lo audiovisual está entramado en la proposición verbal y amplifica el discurso. Nada diferente puede decirse de la música; es la selección exacta; la lectura de la obra lleva a la conclusión de que texto y música son consustanciales; se trata de Les Heures Dolentes, del maestro francés Gabriel Dupont (1878-1914), también un enfermo terminal, de tuberculosis en su caso, que terminó con su vida a los 36 años. Las piezas fueron compuestas durante la primera convalecencia de su enfermedad. La presencia de la muerte se hace sentir imperativamente, Ahumada acota:

–Una vez que el público entra a la sala, se produce un black out. Comienza a sonar una melodía interpretada por un piano (de la obra Les Heures Dolentes de Gabriel Dupont). En la pantalla se refleja un rostro en ppp. Es una estampa cadavérica y surrealista, pero en la vera de la Catrina mexicana, figuración popular de la muerte. Es Maya maquillada convenientemente. Habla hacia el público, en el escenario, una figura femenina de espalda, Maya real…

En la temporada de su estreno, las composiciones de Dupont fueron interpretadas al piano por Nancy Quiroz.

No vi el montaje de José Tomás Angola (Sala Cultural Humboldt, realización de Cuarta Pared Producciones y La Máquina Teatro.  Caracas, 2016). A partir de las fotografías y comentarios, la impresión es que fue una puesta en escena expresiva del espíritu de la obra. La protagonizó la bailarina Carolina Wolf, en el rol de Maya Ortiz. Participan los actores Gerardo Benítez, Lilian Meléndez, Ignacio Marchena y Yoyiana en uno de los roles. La coreografía es de Armando Díaz.

El personaje protagónico es una diva del ballet de luminosa carrera, afectada por miastenia gravis, tal vez la más cruel de las enfermedades que puede sufrir bailarín alguno, por cuanto consiste en debilitamiento en los músculos voluntarios, los que uno puede controlar, vale decir, de su instrumento de creación. La acción ocurre en un ambiente que en sí es un acierto poéticodramático, en síntesis con el asunto: una mezcla de lo hospitalario y del propio de la ejercitación baletística. Una cama clínica en la que yace Maya, da a entender el primero de esos ambientes, pero está rodeada de espejos característicos de las salas de clase y ensayo de la danza. Es un contraste de elementos entre trágicos e irónicos de mucho impacto emocional. Maya se despide de su pasado artístico glorioso, de sus afectos y de la vida.

El extraño nombre de la obra me intrigó. La respuesta de Yoyiana sólo incrementó ese estado, por cuanto resultó críptica: me refirió a Génesis 3:19, el versículo de la famosa frase: «Polvo eres y en polvo te convertirás»… y a un verso de Quevedo: «Polvo serán, más polvo enamorado». Ambas frases se relacionan con la obra, pero la referencia al unísono de la Voz Divina registrada en un libro tan sacro y solemne como la Biblia, y de un decir de un genio irreverente y satírico tal cual fue Quevedo, me pareció un acertijo humorístico.

El enigma estimuló la búsqueda, la cual terminó aportándome unos cuantos asombrosos conocimientos de mirmecología, que así se llama la rama de la entomología dedicada a estudiar las hormigas. Lo cierto es que la frase titular polvo de hormiga hembra tiene que ver con lo necrosexual, o sexualidad vinculada a la muerte. La hormiga reina de algunas especies copula, y al final mata al macho partiéndolo por la mitad. Conserva clavada en su vientre la parte sexual del animal sacrificado, de la que obtiene esperma cada vez que su instinto la induce a reproducirse.

Dejo la interpretación a cada lector. Yo llego hasta preguntarme ¿qué clase de íncubo perverso y burlón ronda por los recovecos de la mente alucinada de la poeta, para dar lugar a esta obra perturbadora y fascinante?

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Publicada por  Grupo Editorial Eclepsidra, 2013.


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