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Notre-Dame: renacimiento y esperanza

Fotografía de MOHAMMED BADRA | EPA | EFE

06/12/2024

(París, 6/12/2024). – La noche del incendio, ELLA estuvo en boca de todos. Toda la ciudad hablaba de las llamas que devoraban su estructura. Especialistas y comentaristas surgieron de todas partes para explicar cómo y por qué Notre-Dame ardía. Y es que esta catedral no es solo un edificio, es un símbolo, una entidad viva en el corazón de París, como la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Con más de 850 años de historia, situada en una isla del Sena, Notre-Dame ha sido testigo silencioso de los constantes cambios del mundo.

Aquel fatídico 15 de abril de 2019, las impactantes llamaradas y la densa columna de humo que se elevaba parecían simbolizar una derrota universal. En cuestión de minutos, no solo París o Francia lloraban, sino que el mundo entero se sumía en una profunda tristeza al ver en directo cómo uno de los edificios más emblemáticos se destruía frente a la impotencia de todos. Miles de personas se congregaron en las orillas del Sena, rezando, cantando y llorando mientras las llamas consumían la «charpente», la estructura de madera que sostenía el techo.

La reconstrucción de Notre-Dame comenzó entre debates sobre restaurar, renovar o reinventar el edificio. Finalmente, se optó por una restauración fiel, preservando la esencia original del monumento. Más de 2.000 obreros participaron en este proyecto monumental, trabajando durante cinco años para devolverle su esplendor. En un gesto simbólico, sus nombres han sido depositados en un tubo especial, a 96 metros de altura, en la nueva flecha de la catedral, coronada por un gallo dorado que anuncia su renacimiento.

La restauración combinó técnicas modernas con métodos tradicionales del siglo XII. Las bóvedas de madera fueron reconstruidas con madera verde, que reducirá su volumen en un 5% durante el proceso de maduración, mientras que los escultores trabajaron in situ, esculpiendo figuras con herramientas antiguas para mantener la autenticidad histórica.

Un detalle conmovedor es la inclusión de un trozo de plomo fundido del incendio en la mano de Cristo en la Pietà de mármol ubicada cerca del altar mayor. Este fragmento, colocado como símbolo y recuerdo de aquel episodio, es un testimonio de la resiliencia de Notre-Dame y su capacidad para preservar su historia.

La catedral abrirá nuevamente sus puertas al público el 8 de diciembre de 2024, con una programación especial que se extenderá hasta el 15 de diciembre. Las celebraciones incluirán una presentación de la Orquesta Filarmónica de Radio Francia, dirigida por Gustavo Dudamel, junto con los cantos líricos del coro de Notre-Dame. La primera misa abierta al público se celebrará el domingo 8 a las 6:30 p.m., con la participación de unas 2.500 personas. Más de 40 jefes de Estado asistirán a los eventos de reapertura, que estarán bajo estrictas medidas de seguridad con la presencia de más de 6.000 agentes policiales.

Se estima que entre 14 y 15 millones de personas visitarán la catedral en esta nueva etapa, ahora con un sistema de reservas en línea, un cambio significativo para una iglesia que siempre mantuvo sus puertas abiertas sin restricciones.

El renacimiento de Notre-Dame no solo es una fiesta para los parisinos y Francia, sino también para el mundo entero. En un momento en el que la destrucción prevalece en muchas partes del mundo, esta reconstrucción representa una poderosa señal de esperanza.


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