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Brexit: el divorcio sin consenso

Bandera del Reino Unido es retirada del Parlamento Europeo en Bruselas. Fotografía de JOHN THYS | AFP

31/01/2020

Tres largos años de incertidumbre culminan hoy con la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El 31 de enero del 2020 quedará grabado, para algunos, como uno de los errores más grandes de la historia contemporánea, para otros, como el retorno de la autonomía y el control absolutos. El Brexit es un tema que no ha logrado consenso desde ninguna perspectiva.

(París, 31 de enero de 2020). – Finalmente ha llegado la hora. Con esta decisión, Londres acaba con 47 años de historia, de compromiso y de esfuerzos mancomunados por construir un bloque económico, cultural y político que, no con pocas dificultades, se ha mantenido a flote durante años. A pesar de que Reino Unido (RU) quiera mirar hoy hacia delante, son muchas las ataduras que les mantendrán vinculado a la Unión Europea (UE) durante el periodo de transición, que apenas se inicia, y que se terminará a finales del 2020.

El proceso ha dejado a la población exhausta y pagando una factura bastante elevada. Han vivido tres años de incertidumbre, de discusiones interminables y de amenazas. Han visto como se desvaneció la carrera política de dos ex-Primer Ministros, David Cameron y Theresa May, y la llegada al poder de un personaje poco probable y estruendoso como Boris Johnson. Vieron la salida procrastinada en innumerables ocasiones, se fatigaron siguiendo las acaloradas disputas del parlamento y se impresionaron ante la fragmentación los partidos Conservador y Laborista. La prensa internacional bromeó hasta el cansancio respecto al Brexit y la opinión publica siguió el tema sin lograr comprenderlo a cabalidad. Los británicos tienen hoy un solo deseo: acabar con este drama y pasar a otra cosa.

Francia se despide con amargura

Los países fronterizos deberán reforzar sus relaciones bilaterales con miras a llevar este divorcio de forma civilizada. Para Francia será necesario hacer numerosos ajustes en materia comercial y migratoria por nombrar solo algunos aspectos. En el país galo la separación se vive con cierta amargura y hostilidad, una reacción curiosa para un país que siempre ha tenido una relación difícil con su vecino. Sin embargo, lejos de celebrar la salida de RU de la UE, los franceses parecen dolidos por su partida y consideran que se trata de una decisión equivocada.

La eurodiputada del partido francés La Republica en Marcha (LREM) y ex-Ministra de asuntos europeos, Nathalie Loisseau, lo dejó claro hoy día en la emisora de radio France Inter durante la entrevista matinal con el periodista Ali Baddou: “el Brexit es un error, no hay buen Brexit, es una mala decisión que será negativa tanto para RU como para Europa. Un pueblo puede equivocarse sobre todo cuando le han engañado y mentido”, haciendo referencia a la promesa de que gracias al Brexit los británicos recuperarán el control de sus políticas y su soberanía. “Lo que va a ocurrir mañana en la mañana es que se inicia el periodo de transición que consiste en una perdida total de control para los británicos, al menos hasta que finalice este año. En la UE vamos a tomar decisiones cada día que le serán impuestas al RU puesto que ellos ya no estarán sentados ni en el Parlamento Europeo ni en el Consejo Europeo… si esto es lo que ellos llaman tomar el control creo que le ha ido mejor en otros casos”, afirmó Loisseau.

Goodbye everybody, I’ve got to go

La mayoría de la prensa europea incluye en su portada este histórico evento. No se trata solo de reseñar los aspectos pragmáticos del Brexit (políticos, económicos, comerciales y de defensa). Despedir a uno de los aliados que hicieron posible la liberación de Europa de las garras del nazismo no es poca cosa y tiene una simbología importantísima, particularmente porque ocurre cuando “el nacionalismo populista amenaza los fundamentos de la democracia”, tal como afirma el historiador Ian Kershaw en una entrevista publicada hoy en el diario francés Le Monde.

“Como muchas personas que me rodean, no comprendí que el tema identitario tomaba fuerza frente a todo lo demás, incluyendo los aspectos económicos y personales. Aunque Europa era una herida abierta en la vida política británica desde hacía más de dos decenios, y el Reino Unido era el miembro más turbulento de la UE, la mayoría de la población seguía estando a favor de mantenerse en la Unión”, indica Kershaw. En algún momento se produjo un quiebre en esta lógica. El historiador ve una conexión directa entre la crisis financiera del 2008 y el Brexit, pasando por las políticas de austeridad que afectaron el nivel de vida de los británicos y la crisis de los refugiados que generó intolerancia y hastío en los británicos. Reino Unido deja Europa atrás en un momento explosivo para el continente cuando está siendo asechado por líderes populistas y antieuropeos. Esta tenencia se evidencia en el caso francés donde tanto la líder del partido de extrema derecha, Marine Le Pen, como el líder del partido de la extrema izquierda, Jean-Luc Melenchon, se han regocijado por la salida de la isla de la UE.

Face the truth

Independientemente de la suerte que pueda correr RU con su decisión de abandonar el proyecto europeo, la nueva familia de 27 países tiene por delante un desafío trascendental. Hacer una revisión profunda de su funcionamiento, mantener el bloque y equilibrar las fuerzas internas. Si Europa no logra cuestionarse, demostrar a sus miembros las ventajas de mantenerse unidos, estrechar los lazos entre los países y crear una identidad fuerte que logre ahuyentar el peligro que suponen los partidos nacionalistas-populistas, el fracaso del proyecto europeo estará a la vuelta de la esquina. El riesgo de ver a la Unión desmembrarse progresivamente debido a intereses individuales no es del todo una ficción y sería sin duda un escenario nada pertinente, por no decir catastrófico, de cara al tablero geopolítico actual.


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