Fotografía de Mitchell Layton / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP
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Desde la práctica de bateo comenzó a exhibir el swing que impresiona a todo el que lo ha visto desde sus tiempos en el beisbol menor, cuando comenzaron los pronósticos de su futuro como estrella.
“El Natutal”, no solo por el swing o la fuerza, sino porque desde su llegada a las Grandes Ligas, ha lucido como si siempre hubiera estado ahí. Desde el primer juego con los Marlins hace casi 16 años, desde que en la Serie Mundial le desapareció una pelota a Roger Clemens.
Varias veces aquel niño le ganó los duelos al cohete. En la primavera de 2004 se la volvió a hacer en un juego de exhibición en México. Era “Miguelito” y todo lo que se decía de él. Comenzaba su leyenda.
Son pocos los peloteros que llegan así y siguen así y hasta al final y aún por encima de lesiones, y años, lo que se espera cuando se paran en el home con un bate es que den un gran estacazo, otro más.
Le hemos visto hacer grandes cosas, con los Marlins y con los Tigres de Detroit y de Venezuela. Ganarle desafíos a los mejores lanzadores, llevarse la triple corona, ser dos veces Más Valioso, once veces invitado al Juego de las Estrellas. Lo hemos visto jugar roto, adolorido y aún así darle bien a la pelota, puede contarlo y lo cuenta Mariano Rivera, el otro protagonista de unos de los duelos más extraordinarios de los últimos tiempos y que por cierto, ganó el maracayero.
Miguel como Mickey Mantle, no importa el dolor, hay que batear.
Esta primavera es muy particular, porque es un regreso luego de una lesión que naturalmente generó dudas, porque no es igual lesionarse con 25 años que con 35 años. Los temores estaban justificados, pero al mismo tiempo fuimos conociendo a través de sus redes sociales de sus avances, su recuperación, lo vimos trabajar fuerte en el off season y eso hizo confiar en que estaría de regreso.
Estos son los días en los que los jugadores como Miguel Cabrera, llegan con la ilusión de un novato, y lo que pueden haber mermado los años, lo compensan trabajando como nunca, según se los exige el cuerpo y el deseo que tienen de seguir jugando.
Miguel sabe que tiene un rol muy importante en la reconstrucción de los Tigres, pero además tiene sus retos, sus hitos que alcanzar y eso es mucho qué hacer.
“Miguelito”, es una leyenda, es uno de los mejores bateadores de la historia de este juego, se tutea desde que llegó con las figuras inmensas del beisbol. Es casi el mismo, pero con la experiencia y madurez de los años. Ahora le da valor a todo, está consciente de su recorrido, con lo bueno y lo malo. Con sus caídas y las veces que se levantó. Los jonrones y los “fláis” de sacrificio, los ponches y los turnos en los que vino de atrás en la cuenta para mandarla a las gradas.
Desde el precioso campo de Lakeland, conversando con el equipo del portal de beisbol “El Extrabase”, habló del relevo que significan Ronald Acuña o Gleyber Torres, por ejemplo, y en su respuesta se remontó en la historia, reconociéndose relevo de Alfonso Carrasquel, de Luis Aparicio, de quienes antes que él naciera eran astros en las Grandes Ligas y abrieron paso y siguen siendo legendarios.
Hay sabiduría en las palabras de don Miguel.
Ya tiene números para ser parte de la galería de los inmortales de Cooperstown, va a seguir conectando la pelota a zona de nadie. Tiene 2.676 hits y 465 jonrones, no lleva la cuenta, va a dar batazos porque está hecho para eso.
Al rato de dar la entrevista a Daniel Álvarez, en su tercer turno del juego, desapareció la pelota. Así fue como dijo que está de vuelta.
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Cortesía de @elextrabase
Mari Montes
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