Entrevista

Miguel Cabrera: “Estoy jugando con dolor”

Fotografía de Gregory Shamus | Getty Images North America | AFP

07/09/2019

La misma semana en que Miguel Cabrera dio el hit 2.800 de su carrera, Wilson Ramos dejó marca entre los venezolanos con un racha de 26 juegos conectando hits, Eduardo Rodríguez ganó el 17 de la temporada, Gleyber Torres igualó a Joe DiMaggio en bambinazos para jugadores de los Yankees con 22 años de edad, Eugenio Suárez sacó otra más para las gradas pasando los 40 batazos de vuelta entera, Ronald Acuña salió del slump con el estacazo 37, Miguel Rojas volvió mandando la pelota a las gradas ante Felipe Vásquez, quien fue el relevista del mes en la Liga Nacional; José Altuve también la sacó del parque, Eduardo Escobar no se quedó atrás y la desapareció, Wilson Contreras de vuelta al line up se llevó la cerca, Abraham Toro ayudó a Justin Verlander en su tercer no hitter con cuadrangular de 2 carreras, Luis Arráez siguió con su regadera de cohetes y Cookie Carrasco volvió.

Con este inventario iniciamos nuestra conversación, preguntándole cómo le parece este 2019.

—Hay que resaltar que el nivel de los jugadores en Venezuela está creciendo. Se está notando el buen trabajo que se ha hecho durante los últimos años. Esperemos que sigamos así, que no solo dos o tres sean noticia, sino que podamos dar noticias con más jugadores y que el béisbol de Venezuela siga creciendo.

—Los jugadores jóvenes de ahora siempre dicen que crecieron contigo como ídolo. Tú dices que creciste con Vizquel como ejemplo y Vizquel creció admirando a Concepción.

—Vizquel es uno de mis ídolos, como Andrés Galarraga, Oswaldo Guillén. Es una cadena, cada quien quiere emular a su ídolo del momento. Los niños no pueden querer emular a los jugadores que no vieron jugando, ellos se reflejan en los que están en acción y son los que están brillando más, como Ronald Acuña, Gleyber Torres. Así son las cosas, los que conocen la historia saben que eso ha pasado siempre y esperemos que siga esa cadena: tener mas grandes ligas venezolanos con éxito.

—A mediados de temporada, después de varios días en la lista de lesionados y rigurosos exámenes médicos, dejaste de ser titular de la primera base de los Tigres de Detroit para pasar al rol de bateador designado. Al principio la decisión no te cayó bien, porque te gusta estar en el terreno. ¿Piensas volver a la primera base?

—Lo de ser bateador designado fue para no perder la temporada porque el médico me dijo que era lo único que podía hacer. Cuando me recupere de la rodilla para el año que viene, pienso que estaré en el terreno de nuevo.

—Las redes sociales son un campo donde todo el que quiere opina. A veces sin tener la suficiente información, se leen comentarios como que Miguel Cabrera tiene sobre peso, que le cuesta correr. La verdad no es nada nuevo, son críticas recurrentes. ¿Lees esos comentarios?

—El que dice cosas así es como el que ve lo que quiere ver. El que le presta atención a ese tipo de comentarios es porque está pendiente de cosas que no valen la pena porque, como dijiste, en las redes sociales hay personas que no tienen idea de lo que están diciendo y detenerse a prestarle atención a eso es perder el tiempo. Yo conozco mi realidad, el equipo conoce mi realidad, quienes están cerca conocen lo que estoy pasando. Lo del sobrepeso siempre ha estado en toda mi carrera, me han criticado por eso, que si he tenido mucho peso, que estoy fuera de forma. Es la misma historia todos los años. Es el mismo debate todos los años, que si no puedo correr y otras cosas. La verdad es que no tienen información, la que tiene el equipo o tengo yo. Nosotros no estamos aquí para aclararle las dudas a todas las personas que opinan, estamos aquí para hacer un trabajo. Yo debo venir, trabajar, hacer lo que me gusta, jugar béisbol, tratar de ganar los juegos y seguir desarrollándome como pelotero.

—¿Tienes alguna rutina?

—Yo no estoy de acuerdo con las rutinas porque las rutinas aburren. Yo no llevo mi vida así. Hago lo que es necesario e importante para estar listo para las prácticas y para el juego. Es lo que he hecho toda mi carrera.

Fotografía cortesía de los Tigres de Detroit

—¿Te sientes en deuda con Detroit porque no han ganado una Serie Mundial?

—Le debemos una Serie Mundial a Detroit que no hemos podido conseguir, pero eso no quiere decir que vamos a desmayar. Estar en este momento con tantos jugadores jóvenes no significa que en un futuro no podamos ganarla. Siempre estamos positivos. Las personas pueden decir lo que quieran, es su manera de pensar, eso no quiere decir que sea verdad, sino que cada quien tiene su opinión, lo que no debe pasar es que eso nos afecte, aunque sea positivo o negativo. Yo sé que puedo hacer en el terreno y lo que no puedo hacer. Eso es al final del día lo que importa, lo que uno piensa y siente.

—¿Qué es lo que no puedes hacer?

—Jugar primera base, ahorita.

Jugar primera base según Andrés Galarraga

Para esta conversación, consulté a Andrés Galarraga, a propósito de la situación de Cabrera. Para defender la primera base se necesitan habilidades y atributos que no tiene cualquiera, es una posición exigente que requiere estar al tope de condiciones. Dice Galarraga: «Jugar primera base no es nada fácil como mucha gente piensa. Eso sí tiene trabajo: cada rolling, cada fly, estirarse, recoger los piconazos. Con una lesión en la rodilla es bastante difícil porque tienes que moverte rápido con cada rolling y los tiros malos de los infielders».

—Desde que comenzaste a mostrar tu poder y consistencia como bateador, la afición venezolana comenzó a soñar con tener el primer criollo con 500 o más jonrones. Estás muy cerca. Hay quienes atribuyen que aún no has alcanzado la meta porque juegas en Detroit. ¿Qué le dices a quienes aseguran que tendrías mas de 500 jonrones si no jugaras en el Comerica Park?

—Que tienen razón. Llevaría mas de 600.

—¿La cercanía con los 500 jonrones y 3 mil hits es algo en lo que piensas?

—Lo que siempre he pensado es que uno pone números solo si está en el terreno, y acumular números necesita años de juego. Uno no se para en el home a pensar en eso, porque pierde el enfoque. Uno tiene que concentrarse en tratar de ayudar a ganar al equipo, porque pensar en números personales cuando se está jugando es perder la concentración necesaria para dar lo mejor.

Fotografía cortesía de los Tigres de Detroit

—La semana pasada se convirtió en viral el video del turno en el cual enfrentaste a tu excompañero Justin Verlander. Fue evidente el intercambio de admiración, respeto y afecto entre ustedes. Eso no es habitual y mucho menos común siendo ambos futuros miembros del Salón de la Fama. ¿Cómo guardas ese momento que todos pudimos ver?

—Fue muy especial para mí porque los que conocen a Verlander saben muy bien que cuando él picha no tiene amigos. Él es un hombre que cuando va a pitchear entra al club house con sus audífonos, no le habla a nadie. Está concentrado al 100 por ciento y, como siempre dice, pone su cara de “Game Face” y advierte: “Si tú me quieres hablar, me hablas después del juego o los otros cuatro días antes de pitchear”. Esas son las cosas que siempre le he respetado. Él hizo un gesto muy bonito conmigo cuando yo estaba bateando y lo agradezco. Ese gesto que le hice fue lo que me salió y en realidad fue un momento muy bonito de mi carrera porque jugamos muchos años, muchas buenas experiencias aquí en Detroit que siempre vamos a recordar. Además de haber sido buenos compañeros, somos buenos amigos.

—¿Estás jugando con dolor?

—Eso no es un secreto para nadie. Si vieron el reporte de la rodilla, todo el mundo sabe que estoy jugando con dolor. Me tenían que operar y eso es porque tengo una lesión dolorosa.

—¿Qué haces para soportarlo?

—Nada. Yo pienso que los dolores son mentales. Duele, pero si uno puede controlar la mente puede estar tranquilo.

—¿Haces algún trabajo especial para soportar el dolor?

—Control de mí mismo. Es algo que he practicado durante toda mi carrera porque tengo muchos años jugando lesionado.

—Mucho tiempo jugando a lo Mickey Mantle…

—Las oportunidades no se pueden desaprovechar, esta carrera es muy corta.

—Ya la tuya va por 16 temporadas. No es poco.

—Si fuera por nosotros, jugaríamos 50 años.

—¿Cómo te parece que ahora, cuando un jugador pasa de los 32 años, ya se le ve como un viejo?

—Ese es el nuevo béisbol. Major League lo quiere de esa forma y esas decisiones hay que respetarlas.

—Pero Omar Vizquel jugó hasta los 45 años.

—Ellos jugaron en una buena época. Los peloteros de antes jugaban hasta los 40-45 años y nadie decía nada. Ahora como que es un pecado jugar béisbol después de los 35 años.

—Ahora cuando solo te faltan 77 hits para alcanzar a Omar Vizquel, ¿cómo ves el hecho de que hayas dado tantos imparables?

—Cuando él lo hizo creo que eran menos de 50 peloteros que lo habían hecho. ¿Cuántos peloteros han pasado por las Grandes Ligas en los últimos 150 años? Casi 20 mil. Lograr eso tiene mucho mérito, más los Guantes de Oro, más toda la trayectoria limpia que él tuvo y todo lo que hizo en el béisbol. Omar Vizquel tiene que estar en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Fotografía cortesía de los Tigres de Detroit

—¿Qué piensas de la sabermetría?

—Es cuestión de números. El año pasado y antepasado me cubrían más el infield hacia la banda derecha. Como di muchos hits hacia la otra banda, ya me están cubriendo normal. Este año me están cubriendo como me cubrían anteriormente, todo depende de cómo te esté yendo en la temporada. En realidad eso no afecta nada al pelotero, porque uno le gana al shift ese, o a la defensiva. Uno dice: “Sigan cubriendo así que igualito uno va a seguir dando hits”. A mí no me afecta mi juego. Quitan dobleplays a los pitchers, sí. Y se juega un béisbol diferente al que se jugaba antes, pero decir que afecta al bateador, yo no creo. Creo que es una ventaja para el bateador.

—Te supiste adaptar, te ponen la defensa de un lado, bateas hacia el otro.

—Exacto. Eso es lo que tiene que hacer el bateador: ajustarse.

—Jim Leyland siempre ha dicho que una de tus virtudes es la velocidad para ajustarte cuando el lanzador suelta la pelota.

—El béisbol es un juego de ajustes.

—Para el ego venezolano es importante que llegues a esas cifras redondas de los 3 mil hits y 500 jonrones. Es lo que puedo ver en las redes sociales.

—Ese es el gran problema de nosotros: el ego venezolano. Tenemos que dejar el ego atrás y respetar. Cuando aprendamos a hacer eso, pienso que los problemas se van a comenzar a arreglar en Venezuela. Que hablen bien o mal de mí, eso no significa que yo sea eso. De quien habla es de la persona que dice esas cosas. No les hago caso y ya, no estoy pendiente, porque lo negativo es lo que vende. Entonces uno lo que tiene es que estar tranquilo con uno mismo y tratar de hacer las cosas bien.

—¿Qué piensas de la situación en Venezuela?

—Ese problema político se tiene que resolver de una manera o de otra porque los mas afectados son los ciudadanos. En especial al ciudadano de los barrios, la gente que menos tiene. Al problema político hay que darle solución ya porque está afectando mucho al país.

***

Miguel Cabrera tiene una fundación que apoya a centenares de niños en Venezuela. Desde hace varios años ha destinado recursos y tiempo a apoyar causas que benefician a personas que lo necesitan. Ha levantado su voz para oponerse a la represión para exigir libertad y derechos.

La primera vez que entrevisté a Miguel él era casi un niño. Regresaba de ganar la Serie Mundial de 2003, con los Marlins. Nuestra conversación ocurrió en la casa de Oswaldo Guillén, una mañana de diciembre en la que estaban por hacer hallacas comandados por Ibis, la esposa de Ozzie. En esa ocasión hablamos de lo que quería hacer en su futuro. Soñaba con jugar muchos años, con seguir los pasos de sus ídolos, conectar jonrones y convertirse también en un ejemplo.

Después han sido varios nuestros intercambios. Hemos hablado de sus mejores momentos y también de las caídas, de los errores y del trabajo para superarlos. Para esta entrevista, el periodista venezolano Carlos Guillén, quien trabaja en prensa de los Tigres de Detroit, nos hizo la cita entre la práctica de bateo y el club house, antes de la voz de playball en el Kauffman Stadium de Kansas City.

Recuerdo que Oswaldo Guillén me advirtió, mientras mirábamos El Ávila desde su jardín: “Va a ser el mejor bateador que ha nacido en este país, nos va a asombrar, se va a perder de vista”. No lo dijo por “brujo”. Miguelito llegó a las Mayores con pronósticos que en 16 años se ha encargado de confirmar con creces.

Ahora es un veterano que lo único que tiene que hacer es retirarse para ver su placa en la galería de los inmortales de Cooperstown. Pero el de Maracay ahora es cuando sumará números y alegrías.

El palmarés de Miguel Cabrera

– 11 Juegos de Estrellas
– 7 bates de plata
– 4 títulos de bateo
– 2 veces líder jonronero
– 2 Premios MVP
– Triple Corona de bateo en 2012. La primera desde 1967.


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