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Martín Prado estudió un año del básico de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela. Quería ser ingeniero mecánico, pero el béisbol pudo más. No es una temeridad decir que en el terreno ha sabido conjugar los atributos que se deben tener en ambas profesiones. Tanto en el béisbol como en la ingeniería son importantes las destrezas para las matemáticas, el cálculo y la tecnología. Aunque no parezca, parte de la habilidad de un bateador consiste en su capacidad de contar. Llevar la cuenta de los lanzamientos es básico para descifrar al pítcher. Cuando se está a la defensa, saber leer el batazo es imprescindible para lograr el out. Tener agilidad mental es muy importante para adelantarse a situaciones, eso que se traduce sencillamente en “estar metido en el juego”.
El ingeniero y el beisbolista deben estar al día con la tecnología porque es una herramienta de apoyo. Como en todas las profesiones, se debe tener paciencia, disciplina, método y capacidad para asumir responsabilidades, resolver dificultades y trabajar en equipo.
Martín Prado es un ingeniero del béisbol.
Desde su llegada a las Grandes Ligas en 2006 con los Bravos de Atlanta, y antes con los Tigres de Aragua, Prado demostró sus habilidades como bateador y para cubrir todas las posiciones del cuadro y los jardines. En catorce temporadas tiene .288 de average, seis de estas por encima de los .300, 28.8 de WAR. En 2010 fue al Juego de las Estrellas y quedó noveno en la lista de los candidatos al Jugador Más Valioso.
Hay que verlo jugando a la defensa, especialmente de las esquinas o peleando un turno al bate, incluso en los que termina dominado, para constatar el afán con el que juega. Es eso que se conoce como “joseador”.
Vistió por siete zafras la camiseta de los Bravos, estuvo dos con los D’Backs de Arizona, una con los Yankees y tiene cinco años con los Marlins de Miami. Allí ejerce el rol de Capitán, destacando en los difíciles días del fallecimiento del lanzador José Fernández.
El mánager Don Mattingly ha valorado varias veces el liderazgo y ascendencia de Prado en el terreno y en el dogout. Derek Jeter, CEO de los Marlins y excapitán de los Yankees donde fue compañero de Martín en 2014, también ha comentado la importancia de contar con un veterano capaz de aportar victorias y formación de los jugadores que vienen en ascenso en la organización.
Martín Prado asume la responsabilidad de guía y consejero. Puede hacerlo porque se ha ganado el respeto con su actitud, con lo que la ha dado al juego, por eso es escuchado.
Semanas atrás, durante la práctica de bateo de Ronald Acuña, el maracayero se le acercó. Con Acuña ha habido un par de situaciones que han vaciado las bancas. Por varios minutos, entre un turno y otro, se le vio conversar con el joven de La Sabana, con gestos que evidenciaban que lo estaba aconsejando mientras el jardinero de los Bravos escuchaba con atención.
Cuando los jugadores están en ese trabajo, no es posible acercarse a ellos. Era obvio que se trataba de un momento entre ellos dos, pero luego de varios días se hizo imperativo averiguar sobre qué conversaban. Con reservas de los detalles personales que abordaron en ese intercambio donde quien más habló fue él, Prado precisó:
—Una de las cosas primordiales fue que no le faltara el respeto al béisbol. Estamos viviendo un momento en el cual los muchachos jóvenes están disfrutando su juego, lo cual se entiende. Es un una nueva generación, es una nueva etapa del béisbol. Lo único es que hay un factor que a la gente muchas veces se le olvida: que el béisbol es sagrado, que es un juego que si no lo respetas podría quitarte muchas cosas. Desde esa perspectiva le dije: “Si hay un juego con mucha diferencia de carreras y tú das un jonrón, córrelo; si está chiquitico o das un jonrón para ganar, disfruta. Pero en ese margen de carreras, en una situación que no es necesaria, sólo córrelo y el béisbol te va a recompensar eso”.
—¿Es algo que has dicho a otros jóvenes y que aprendiste en tus primeros años en Atlanta cuando comenzaste y atendiste consejos de jugadores como Chipper Jones, quien siempre has dicho fue una influencia para ti?
—Sí, creo que es compartir esa bendición. Yo le tengo gran respeto al juego, le tengo un miedo demasiado grande en el sentido de que no quiero faltarle el respeto. Es como no querer faltarle el respeto a Dios. Uno lo hace, pero uno pide perdón. Para mí el béisbol es tan sagrado que trato de no hacer nada que esté fuera de los parámetros del juego, solo para dejarle saber que no quiero salirme de las líneas, de lo que merece. Otra de las cosas que le dije, que es muy importante para mí, fue: “Tú ya estás en el tope de la cadena de la representación de los venezolanos en las Grandes Ligas, como lo hicieron Andrés Galarraga, Omar Vizquel, Bob Abreu o Johan Santana. Ellos abrieron la puerta a la generación que vino después. Lo que nosotros hacemos, nuestras acciones, pueden repercutir en el destino, en el futuro de muchos peloteros jóvenes”. Le dije que él está en el tope de la cadena ahorita y que lo que haga tiene consecuencias para todos los que vienen detrás.
Otras observaciones e infidencias con el sensacional jovencito se las guardó. Acuña Jr. asentía mientras lo escuchaba.
El trabajo de Prado no se queda en el parque de pelota. Por segundo año consecutivo está nominado para recibir el Premio Roberto Clemente, destinado a reconocer la labor altruista de un jugador por equipo. El trabajo que adelante con su fundación y las actividades de la Fundación de los Marlins es notable. Recientemente decidió apoyar económicamente a Ana Ribeiro, una joven venezolana que estudia Psicología y Justicia Criminal en Florida International University. Ella contará con el respaldo para sus gastos hasta que culmine las dos carreras.
Martín es uno de los seis venezolanos postulados al premio Roberto Clemente junto Miguel Cabrera, Eduardo Escobar, Carlos Carrasco, Elvis Andrus y Pablo Sandoval. A todos los vemos trabajar a diario.
Coincidimos en llamar a Prado como un caballero del juego. Sabemos que no podemos hablar con él una vez inicia su trabajo de preparación. Para entrevistarlo hay que llegar temprano, como llega él, o esperar que termine el juego. Es parte de su disciplina.
Es padre de dos niñas, Martina y Emmanuela, de quienes se ocupa como cualquier papá: lleva a la mayor al colegio,y apoya a su esposa Valeria cuando los Marlins están en casa. Ahora espera su primer varón quien tendrá por nombre Martín.
Cuando comenzó a estudiar Ingeniería en el núcleo de la Universidad Central de Venezuela en Cagua, en su natal Aragua, su mamá le dijo que le diera una oportunidad al béisbol, que sí no pasaba nada podría regresar a las aulas. Él atendió el consejo. Desde entonces se ha dedicado al béisbol como un estudiante sobresaliente y luego como un profesional exitoso.
En 2020 termina su contrato con los Marlins. Difícil saber qué sucederá. Tiene todas las habilidades y reflejos para defender las esquinas y para dar un batazo decisivo, pero en estos tiempos un jugador de 36 años con su historial de lesiones tiene más complicada la permanencia. Él trabaja extra. En este momento su ánimo es continuar aportando a las victorias y en la formación de los más jóvenes.
A Martín Prado le gusta honrar la frase de uno de sus ejemplos, Jackie Robinson: “Una vida no es importante sino por el impacto que causa en otras vidas”.
Mari Montes
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