Fotografía de Federico Parra / AFP
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La principal incertidumbre política en este momento es si el grupo del chavismo, aún no sancionado, estará dispuesto a buscar una salida que lo proteja a futuro, toda vez que, al cruzar la línea roja de una votación ilegítima, se compran todos los tickets para quedarse aislado y castigado o si, por el contrario, la revolución está blindada y controla sus cuadros altos y medios y puede evitar divisiones y miedos.
Hay también algunas incertidumbres secundarias. Por ejemplo, la crisis económica podría generar una implosión social que provoque una crisis de gobernabilidad y sea el disparador del cambio. No es un escenario vacío, pero luce remoto. El gobierno tiene un fuerte control social a través de los repartos de comida y bonos. La penetración del carnet de la patria supera el 70% y los CLAP el 50%. La oposición está fracturada y la gente más pendiente de sus problemas cotidianos que de protestar. Podríamos ver también un escenario en el que Falcón se retire antes de la elección. Pero, considerando que tiene números suficientes para esperar una votación significativa, no parece tener sentido su retiro, pues él ganaría ganando… y también perdiendo. Un retiro de Falcón tendría que estar atado a la seguridad de que esa acción conllevaría a la implosión chavista disidente y que la misma se vincularía a él en el futuro, lo cual luce más remota que la posibilidad de que se vincule a él alrededor del resultado electoral (reconocido o no).
Esto nos deja tres escenarios más probables. El primero es que Maduro se reelija en esta votación, ya sea porque la abstención le entrega el resultado, sin que deba hacer mayor esfuerzo, o porque aplique una operación Jalisco. En cualquier caso se cruza la frontera hacia una situación más difícil en términos internacionales y aumentará la represión interna contra los adversarios actuales y potenciales del presidente, pues su enemigo más importante, la implosión, seguirá vivito y coleando. Si este primer escenario es el más probable, las rutas de evolución del mismo son claras: a) la consolidación de una autocracia sin tiempo definido, mucho más represiva incluso hacia el interior del chavismo; b) una implosión futura del chavismo, pero por la vía clásica de cambio radical de gobierno entre ellos, o c) una acción internacional dramática.
El segundo escenario es que haya una votación relativamente elevada, lo que favorecería sin duda a Falcón. El gobierno intentaría evitar el reconocimiento de resultados, pero el chavismo emergente (civil y militar), temeroso del futuro, decide presionar el reconocimiento del triunfo electoral de Falcón, quien les tiende puentes de oro para producir una huida hacia delante. Se genera, entonces, el tan buscado acuerdo entre fuerzas chavistas, militares y opositoras, validadas por una elección. ¿Qué haría la comunidad internacional? Les guste o no, tendería a respaldarlo. Sería un acuerdo que terminaría con la salida de Maduro y no tiene alternativas a un desconocimiento (¿o se imagina ustedes al mundo pidiendo a Falcón que rompa el acuerdo y le devuelva el poder a Maduro?)
Este segundo escenario es una lotería. Su ocurrencia depende de que se alineen demasiados factores y no luce el resultado de una acción planificada entre Falcón y el chavismo, sino más bien el producto de una circunstancia impredecible.
Queda siempre el tercer escenario. Que la votación sea tan contundente que sea imposible para el gobierno ocultar el resultado sin un fraude tan masivo que genere una reacción contundente de la sociedad y que esto lo lleve a la ingobernabilidad. Pero, en ese caso, lo más probable es que la dinámica nos lleve al escenario dos, pues, sin militares y acuerdos, no parece muy probable el cambio.
Luis Vicente León
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