Béisbol

La noche que Reggie Jackson se convirtió en “Mister Octubre”

16/10/2021

Reggie Jackson. Fotografía de Doug McWilliams | National Baseball Hall of Fame

“No hay suficiente mostaza en este mundo para cubrir ese perro caliente”.
Darold Knowles

Llegó luciendo dos anillos de Serie Mundial, ganados con los Atléticos en 1973 y 1974. En 1973, fue elegido Jugador Más Valioso del Clásico de Otoño, bateó .310, disparó 3 dobles, conectó jonrón, empujó 6 carreras y anotó 3 veces.

Los Yankees habían sido barridos en la Serie Mundial por la Gran Maquinaria Roja de Cincinnati en 1976. En la “temporada muerta” fueron por Reggie Jackson. El propietario George Steinbrenner acordó un contrato de 2.96 millones de dólares por 5 años. Era un mejor convenio que el que obtuvo Catfish Hunter. Jackson ganaría más que cualquiera de los jugadores veteranos de los Yankees.

En verdad era una estrella, por eso lo buscaron al declararse agente libre luego de 9 temporadas con los Atléticos de Oakland y una con los Orioles de Baltimore.

Con estas palabras llegó al Bronx: “No vine a Nueva York a ser una estrella, traje mi estrella conmigo”.

Su llegada impactó de inmediato: en la temporada regular despachó 32 jonrones y empujó 110 carreras. En la Serie de Campeonato de la Liga Americana rindió poco con el madero ante los Reales de Kansas City. Se fue de 16-2 (sencillos), con una impulsada, dejó promedio de .125.

En el primero juego ante los Dodgers se fue de 2-1 con base por bolas. En el segundo se fue en blanco en 4 visitas al plato, en el tercero ayudó en la victoria de los Yankees al irse de 3-1 con empujada, boleto y 2 anotadas, en el cuarto desafío conectó jonrón solitario para sumar una en el triunfo de Nueva York, en el quinto juego volvió a mandarla a las gradas, se fue de 4-2 con dos anotadas. La actuación que le valió el mote que aún lo acompaña ocurrió en el sexto juego, el último de aquella Serie Mundial.

Era 18 de octubre de 1977. Reggie Jackson conectó 3 cuadrangulares en el Yankee Stadium, ante 56.407 fanáticos que se dieron cita en el Bronx. Solo un bateador antes que Jackson había sacudido esa cantidad de vuelacercas en Serie Mundial: Babe Ruth en 1926 y 1928.  Hasta entonces, nadie más lo había hecho (Albert Pujols, en 2011 y Pablo Sandoval, en 2012,  repitieron la dosis kilométrica para complementar el cuarteto).

Fotografía de Jim Accordino | Flickr

Red Smith describió en el New York Times:  “Directamente desde el plato, la pelota pasó como un rayo, no hacia las gradas de la derecha, sino en un arco elevado hacia las gradas desocupadas en el centro muerto, donde los asientos están ennegrecidos para dar a los bateadores un fondo. La esfera blanca ascendió,  y fue menguando, disminuyendo, hasta que por fin se posó en  la mitad de esas gradas vacías, probablemente a 450 pies de distancia».

Aquella noche Thurman Munson bautizo a Reggie Jackson cuando un periodista abordó al capitán de los Yankees en medio de la celebración del campeonato:  “Entrevístenlo a él (dijo refiriéndose a Jackson),  ha sido Mister Octubre”.

Una vez más fue merecedor del Premio al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial. Por primera vez desde 1962, los Yankees de Nueva York volvieron a alzar el trofeo que elabora la Joyería Tiffany.

En la semblanza sobre Reggie Jackson en el sitio web del Salón de Fama de Cooperstown, se recuerda: “En 5 Series Mundiales, Jackson conectó 10 jonrones con 24 carreras impulsadas mientras bateaba para .357. Su momento más memorable en el Clásico de Otoño llegó en el Juego 6 de la Serie Mundial de 1977 cuando Reggie conectó tres jonrones en tres lanzamientos, ganándose el apodo de ‘Sr. Octubre.’ El primera base de los Dodgers, Steve Garvey, dijo más tarde: ‘Debo admitir que cuando Reggie conectó su tercer jonrón y estaba seguro de que nadie estaba mirando, aplaudí en mi guante’”.

En el cierre del cuarto inning, Jackson se enfrentó a Burt Hooton, el lanzador que había silenciado los bates de los Yankees en el segundo desafío, con Thurman Munson en primera base. La conexión llegó a las gradas del jardín derecho para dar ventaja a los Yankees. El segundo batazo lo dio una entrada más tarde y el castigo lo recibió el relevista dominicano Elías Sosa. La pelota cayó de nuevo en los asientos de la pradera derecha. El tercer vuelacercas, para completar la hazaña  que igualaba a Babe Ruth, ocurrió en el octavo, frente al nudillista Charlie Hough, también al primer envío y sin corredores en circulación.

Cuenta Scott Ferkovich en un artículo dedicado a esos tres jonrones del 18 de octubre de 1977: “Joe DiMaggio había sido invitado para hacer el lanzamiento ceremonial de aquel sexto juego. En el clubhouse de los Yankees, DiMaggio tomó un taburete y se sentó junto a Reggie Jackson, Había soportado una primera temporada dura (aunque productiva) en el Bronx, luchando contra sus compañeros de equipo, la prensa, su manager Billy Martin y el jefe, George Steinbrenner. DiMaggio y Jackson charlaron un rato. DiMaggio había sido el coach de bateo de los Atléticos de Oakland en 1968, cuando el joven Jackson estaba en su primera temporada completa en las Grandes Ligas. DiMaggio le dijo que pensaba que era un gran jugador de béisbol (…).

Después de la charla con DiMaggio, Jackson se dirigió al campo para la práctica de bateo, donde hizo una demostración de poder asombroso. Mientras Jackson enviaba una pelota tras otra hacia los asientos de las gradas, la multitud del Yankee Stadium comenzó a gritar Reg-gie, Reg-gie, Reg-gie ! (Décadas más tarde, Jackson estimó que durante la práctica de bateo esa noche «probablemente hizo 50 swings y pegué unas 35 bolas en las gradas). El escritor de béisbol Roger Kahn, quien fue testigo, pone la proporción en 40/20.) ‘¡Oye!’  le gritó su compañero de equipo Willie Randolph, ‘¿tal vez podrías guardar un poco de eso para el juego?’ Reggie asintió y le dijo: ‘Me siento bien. Quiero decir que me siento muy bien’”.  No dejó dudas.

Después diría el manager de los Dodgers, Tom LaSorda: “Cuando bateó ese lanzamiento tan lejos, vi la mejor actuación que jamás había visto en una Serie Mundial”.

Reggie Jackson participó en 77 juegos de postemporada y en  281 turnos conectó 18 jonrones. El sobrenombre de “Mister Octubre” fue ganado a punta de batazos.

No hay mejor frase para cerrar que esta: “Octubre, es cuando me pagan por jugar a la pelota”, Reggie Jackson.

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Fuentes:

https://www.baseball-reference.com/players/j/jacksre01.shtml

https://www.baseball-reference.com/postseason/1977_WS.shtm

https://sabr.org/gamesproj/game/october-18-1977-reggie-becomes-mr-october-with-3-home-runs-in-world-series/

https://www.baseball-almanac.com/quotes/quojackr.shtml

https://www.baseball-reference.com/boxes/NYA/NYA197710180.shtml


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