La LVBP cumple 75 años

Fotografía de Federico Parra | AFP

03/01/2021

La Liga Venezolana de Béisbol Profesional está cumpliendo 75 años. El 12 de enero se recordará el primer desafío que tuvo lugar en el estadio “Cerveza Caracas” en San Agustín.

Han pasado dictaduras, golpes de Estado, gobiernos democráticos, buenos, malos, peores y regulares, crisis y bonanza económica, y la Liga Venezolana de Béisbol Profesional ha permanecido.

Es una historia que comenzó el  27 de diciembre de 1945, frente a la sede del Congreso Nacional, en los altos del cine “Capitol”,  donde Juan Antonio Yánez, conocido como “Yanesito”, Carlos Lavaud, Luis Pimentel y Juan Reggetti se reunieron algunas horas, y luego de evaluar las ventajas y desventajas, con el prestigioso abogado Alfredo Sacannone, decidieron crear la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.

Ellos representaban sus equipos: Patriotas de Venezuela, Navegantes del Magallanes, Cervecería Caracas y Sabios de Vargas.

El 3 de enero de 1946, pasadas las festividades del año nuevo, los empresarios hicieron oficial el carácter rentado del circuito creado y nombraron a Alfredo Scannone como su primer presidente.

Entonces se acordó jugar tres veces por semana: jueves y sábados, en la tarde y los domingos en la mañana. Esto hasta que el estadio “Cerveza Caracas” instaló la luz eléctrica, cosa que ocurrió meses después, en octubre.

Aquel 3 de enero se conoció la intención de la LVBP: “Debe tener como propósito fundamental dar a esa entidad una organización tan perfecta como sea posible, a fin de encausar a nuestro deporte favorito por definitivos senderos de progreso y así obtener, a futuro, óptimos beneficios para los clubes, jugadores y en especial para el aficionado”.

El influyente periodista de El Nacional, Abelardo Raidi, dijo entonces: “Los dueños se quitaron la careta”. Hasta  ese momento existía béisbol “semiprofesional”, en el que los jugadores no ganaban dinero, pero cobraban a través de las empresas privadas y del Estado que mantenían a los equipos.

Con la ruta definida y las cosas claras, el 12 de enero, el estadio “Cerveza Caracas” de San Agustín abrió de nuevo sus puertas para que los aficionados presenciaran el primer juego de nuestra pelota profesional. Se enfrentaron Venezuela y Magallanes.

Los Navegantes ganaron 4 carreras por 2 y el pitcher victorioso resultó ser Alejandro “El Patón” Carrasquel, quien junto a Jesús “Chucho” Ramos eran los únicos criollos con experiencia en las Grandes Ligas.

“Patón” le ganó a Jesús Rotjes, quien por razones nunca explicadas sustituyó al legendario lanzador de las Ligas Negras, Bill Jefferson. Luis Aparicio Ortega “El Grande” sonó el primer hit y anotó la primera carrera. El juego terminó en menos de dos horas.

El primer jonrón ocurriría días después, el 17 de enero. El campocorto del Cervecería Caracas, Alfonso «Chico» Carrasquel, inauguró la lista de los jonroneros.

Fue augurioso el inicio de la historia de la LVBP. Un campeonato pautado a 30 juegos, en el que El Vargas de Daniel “Chino” Canónico resultó el primer equipo campeón de la LVBP. En aquella nómina estuvo el catcher Roy Campanella, otra estrella de la Negro League que vio acción en nuestra pelota. Al año siguiente debutó en las Grandes Ligas, con los Dodgers de Brooklyn, detrás de Jackie Robinson.

La LVBP ha sido una institución que ha servido para promover el deporte, generar empleo, desarrollar la publicidad, ha impactado en la televisión, la radio, la prensa escrita, el cine y la literatura.

Desde entonces, el béisbol se convirtió en el gran pasatiempo nacional. Un bálsamo que año tras año sirve de escape y ha sido espacio de convivencia y diversión.

Reflejo del país, desde sus orígenes, en estos años no ha escapado de la situación política, la crisis social, la inseguridad, e incluso las sanciones, a propósito del patrocinio oficial o la participación de gobiernos regionales en las directivas de Tigres o Magallanes, como ocurre en este momento.

Aún así, de aniversario en medio de una pandemia que también golpeó el deporte en todo el mundo, se está jugando béisbol en Venezuela y miles de personas están pendientes, dentro y fuera, porque el béisbol sigue siendo un escape necesario para muchos. Cada quien encuentra cómo distraerse para poder continuar.

A veces se está abajo en la pizarra y hasta se pierde el juego, pero otra vez se cantará “¡Play Ball!”.

En el béisbol, como en la vida, siempre toca volver a batear.


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