Béisbol

La canción del séptimo inning: el himno del béisbol lo inspiró una mujer

03/05/2020

Fotografía de Ed Meyer

Era la primavera de 1908 en Nueva York, cuando el compositor Jack Nortworth, un artista polifacético, cantante, escritor y actor, paseaba en un tren del nuevo sistema de metro de Manhattan. En cada estación abordaban fanáticos que iban al Polo Grounds a apoyar a los Gigantes. Subían con gorras, cintas y banderines confeccionados por ellos mismos, y toda la alegría que les daba la esperanza de la victoria de su equipo. Los fanáticos bulliciosos se bajaron en North Central Park, y se fueron rumbo al estadio.

Entre la alegre multitud, había una chica que no paraba de hablar del juego, parecía ser la más emocionada y llamó la atención de Northworth, quien ya había tomado nota de un afiche que invitaba al Polo Grounds.

Sacó lápiz y papel, y ahí mismo juntó unas palabras y siguió su camino, sonriendo, contagiado por la alegría ajena.

Días más tarde, su amigo Albert Von Tilzer, le puso música a la historia inspirada en el tren.

La letra original describe a una muchacha imaginaria, Katie Casey, fanática empedernida del béisbol, que conocía los nombres y apellidos de todos los jugadores. Sabía con exactitud las estadísticas y virtudes de cada uno, era capaz de discutir con los árbitros las decisiones que perjudicaban al equipo de sus amores. 

Un día, cuenta la canción, un pretendiente la invitó a salir, preguntándole a dónde quería que él la llevara, ella respondió: 

«Llévame al juego de pelota, llévame con la multitud, cómprame maní y Cracker Jack, no importa si no regresamos, déjame apoyar al equipo, si ellos no ganan es una pena. 

Pero con 1, 2 y 3 strikes estás out en el viejo juego de pelota».

La primera en entonar la canción fue la esposa de Northworth, la actriz y cantante Nora Bayes, pero el 24 de octubre del mismo año (1908), el cantante Jim Murray la estrenó como canción de vaudeville y casi de inmediato se convirtió en un éxito.

La primera grabación que se conoce es la de Edward Meeker.

Northworth y Tilzer eran hombres exitosos en el mundo de la música. Northwothh y su esposa eran reconocidos como una pareja de celebridades y Tilzer fue el primero en grabar composiciones de los geniales Irving Berlin y George Gershwin.

El telón de fondo de éxito de «Take me out to the ballgame», en sus inicios, tuvo mucho que ver con la gran carrera entre los Piratas de Pittsburgh, Cachorros de Chicago y Gigantes de Nueva York, por el banderín de la Liga Nacional. 

La canción era sobre todo un éxito en los clubes nocturnos y bares de vaudeville y fue en 1934, en la Serie Mundial entre los Cardenales de San Luis y los Tigres de Detroit, cuando por primera vez se estrenó en un juego de pelota de las Grandes Ligas.

Lo que siempre llama la atención de la historia de una de las canciones más populares de los Estados Unidos, es que ni Nortworth ni Von Tilzer habían estado jamás en un juego de béisbol y fue casi 30 años después cuando finalmente se animaron a ir a un juego en el que les rindieron tributo. Así de inspiradora fue la alegría con la que se topó Northworth en aquel tren. 

Junto a «Feliz cumpleaños» y «The Star Spangled Banner» (El Himno Nacional de los Estados Unidos), es la tercera canción más popular de los Estados Unidos. 

Cuenta Tim Wiles, director de investigación para el Salón de la Fama y Museo de Cooperstown, que la canción se convirtió definitivamente en un «himno» interpretado en todos los estadios cuando el home club va a tomar turno al bate justo antes del cierre del séptimo inning, desde que el locutor Harry Caray, entonces de los Medias Blancas, decidió agarrar el mircrófono y cantarla con los aficionados presentes en el Comiskey Park. Fue un idea de Bill Veeck magistralmente ejecutada por el carismático presentador.

Harry Caray lo siguió haciendo cuando fue contratado por los Cachorros y se hizo inolvidable su imagen, en la ventana del palco del Wrigley Field, cantando emocionado la  composición de Northworth y Von Tilzer.

Una de las grabaciones más memorables del tema, es la interpretación en arpa que hizo Harpo Marx en un capítulo de «Yo amo a Lucie», al lado de Lucille Ball.

Otras celebridades como Frank Sinatra, Gene Kelly, Jay Leno, Carly Simon, Billy Joel, Chuck Berry, Kenny Rogers, Liberace, Eddie Vedder, Ozzie Osbourne, Dennis Miller, John Fogerty, Julia Louis- Dreyfuss, John Cusack, Lou Rawls, Cyndi Lauper, Muhammed Ali, Bonnie Blair, George Will, Gale Sayers, Walter Payton y Mike Ditka, la han entonado y el pelotero Bernie Williams tiene una bella versión en guitarra acústica.

Según las cuentas de Wiles en Cooperstown, la amada canción del béisbol se canta en algún lugar los trescientos sesenta y cinco  días de cada año y según datos verificados, ha sido cantada por más de quinientos artistas y se ha utilizado en televisión y películas, más de mil doscientas veces.

En 1927 grabaron otra versión cambiando a Katie Casey por Nelly Kelly. 

El manuscrito de Jack Northworth es una de las piezas de la exhibición permanente del Salón de la Fama y Museo de Cooperstown.

La letra quedó inscrita en su lápida en el  Melrose Abbey Cemetery en Anaheim, California.

Siempre pienso en esta historia cuando insisten en preguntar por qué una mujer se interesa por el juego de pelota. Recuerdo a Northworth y Von Tilzer y claro, a Katie Casey, el nombre imaginario de la chica que iba en aquel tren, una fresca tarde de primavera, soñando con ganar. 

Published by: York Music Company

Katie Casey was baseball mad.

Had the fever and had it bad;

Just to root for the home town crew,

Ev’ry sou Katie blew.

On a Saturday, her young beau

Called to see if she’d like to go,

To see a show but Miss Kate said,

«No, I’ll tell you what you can do.»

 

«Take me out to the ball game,

Take me out with the crowd.

Buy me some peanuts and cracker jack,

I don’t care if I never get back,

Let me root, root, root for the home team,

If they don’t win it’s a shame.

For it’s one, two, three strikes, you’re out,

At the old ball game.»

Katie Casey saw all the games,

Knew the players by their first names;

Told the umpire he was wrong,

All along good and strong.

When the score was just two to two,

Katie Casey knew what to do,

Just to cheer up the boys she knew,

She made the gang sing this song:

«Take me out to the ball game,

Take me out with the crowd.

Buy me some peanuts and cracker jack,

I don’t care if I never get back,

Let me root, root, root for the home team,

If they don’t win it’s a shame.

For it’s one, two, three strikes, you’re out,

At the old ball game.

***

Referencias

Baseball Almanac: https://www.baseball-almanac.com/poetry/po_stmo.shtml

Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América: https://www.loc.gov/item/ihas.200153239/


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