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“Hay dos teorías para batear una bola de nudillos, desafortunadamente ninguna de las dos funciona”.
Charlie Lau
¿Por qué dicen que las bolas de nudillos son “mariposas blancas”?
Debe ser porque son caprichosas y sorpresivas, y cuando van flotando en el aire parece que aletean acercándose al plato, despacio, desconcertantes, porque nadie sabe dónde van a caer. Ni el bateador ni el pitcher.
Es un lanzamiento que nació gracias a una lesión del primero que agarró una pelota con los nudillos, y se dio cuenta del efecto. En aquellos días, no se hablaba de la “velocidad de giro”, ni de rotación. Lo importante era dominar a los bateadores. Bueno, sigue siendo así.
La primera vez que voló una mariposa desde el montículo hasta el plato, salió de la mano izquierda de Thomas “Toad” Ramsey.
Según Chris Rainey, en un artículo publicado por Sociedad Americana de Investigación del Béisbol (SABR), Ramsey tenía uno de los lanzamientos más rápidos de su tiempo. Jugó en las Grandes Ligas entre 1885 y 1890. Era hijo de un albañil de Indiana, quien le enseñó a su hijo el oficio, aunque iba a la escuela. El trabajo que le enseñó su padre ayudó a que el joven tuviera mucha fuerza en sus manos, herramienta que le sirvió como lanzador. Un accidente mientras laboraba como obrero, le ocasionó una lesión en el tendón del dedo índice de su mano de lanzar, lo cual lo obligó a agarrar la pelota con los nudillos, y entonces apareció el efecto que, aún en estos tiempos, sigue maravillando.
Como con tantas otras cosas, el invento fue una casualidad motivada por un imprevisto.
La historia de Ramsey fue bastante accidentada en el béisbol. Fue un hombre inestable que tuvo problemas por el consumo de alcohol, como destaca Chris Rainey:
“Ramsey fue un ganador constante. Había sufrido con receptores que no podían contener sus lanzamientos. En Louisville lo emparejaron con John Kerins , quien demostró ser uno de los pocos que podía manejar sus pitcheos. Los resultados fueron espectaculares.
En un momento en que los lanzadores zurdos eran una rareza, la Asociación Americana contó con Ramsey, Matt Kilroy , y Ed Morris en 1886. Morris estaba empatado en el liderato de la liga en victorias (41) y Ramsey ocupaba el tercer lugar con 38 ganados, además lideró a los lanzadores en juegos completos (66, empatado con Kilroy), entradas lanzadas (588.2) y boletos (207). Los coroneles solo ganaron 66 juegos y jugaron con promedio de .485, en contraste con el porcentaje de victorias de .585 de Ramsey. La actuación de Ramsey en 1886 llamó la atención del mundo del béisbol y lo convirtió en una estrella. Le dieron un aumento para la temporada de 1887, pero se enfrentó a la incertidumbre con un nuevo gerente y las nuevas reglas, del beisbol”.
Durante su breve tránsito por las Mayores, vivió cambios dramáticos del juego, la Asociación Americana y la Liga Nacional acordaron reducir el número de pitcheos malos para otorgar una base por bolas, de 6 a 4 en la AA y de 7 a 5 en la Nacional. Además establecieron 4 strikes para hacer un out, se abolió la práctica de pedir pitcheos altos o bajos y se creó una zona de strike; además cambió el tamaño del montículo y con ello la mecánica de los serpentineros.
En los días recientes, los amantes del extraño lanzamiento quedamos maravillados con la captura de la trayectoria de la pelota, flotando, casi sin rotación, servida por el nudillista Mickey Jannis, de los Orioles de Baltimore. Por fortuna, cuando pareciera que no se volverán a ver pelotas aleteando, vuelven otra vez y el deseo es que sigan desconcertando para que no desaparezcan.
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¿Por qué es un lanzamiento de sobrevivientes?
Es fascinante investigar sobre la bola de nudillos y encontrar las coincidencias que han tenido los lanzadores que recurren a ese envío que consiste en agarrar la pelota con los nudillos, en realidad con las uñas, y que resulta muy complicado batear cuando el pitcher puede controlarlo. Para ser efectivo, debe imprimir la menor rotación posible a la pelota, reduciendo notablemente su velocidad. Mientras una bola rápida puede tener entre 8 y 12 giros, una “knuckleball’ hace entre medio giro y giro y medio, moviéndose lentamente. Así la ven pasar los bateadores. Los demás pitcheos son definidos por la rotación de la esfera, en el caso de la bola de nudillos, depende del movimiento de traslación de la misma, y de elementos como la costura, que la hacen impredecible. Esa es justamente su gran virtud y el peligro.
Nadie sabe qué pasará con la pelota después de salir de la mano del lanzador. Como ningún otro envío, es una sorpresa, una adivinanza.
Aunque Ed Cicotte no inventó la bola de nudillos, es acertado recordarlo como el primero que la dominó con maestría en las Grandes Ligas.
Según una descripción, citada en un trabajo de Jim Sandoval en la Sociedad Americana de Investigación del Beisbol (SABR): “Cicotte agarró el nudillo sosteniendo la pelota con 3 dedos de una mano cerrada, con el pulgar y el índice para guiarla, lanzándola con un movimiento por encima del hombro y enviándola desde su mano como si se rompiera un látigo”. No es temerario asegurar que de no haber sido parte de los Medias negras de Chicago, el equipo que vendió la Serie Mundial de 1919 a la mafia de las apuestas, tendría una placa en Coopertown.
El gran nudillista de la historia fue Phil Niekro, él y Hoyt Wilhelm son los únicos en su especie que habitan en el Salón de la Fama de Cooperstown. Fue su padre de Niekro quien le enseñó a lanzar la bola de nudillos, pitcheo que tuvo que aprender por una lesión.
Según el escritor Tom Hufford: “Phil Niekro, padre, jugó béisbol en los terrenos arenosos de las minas de carbón, en la Liga de trabajadores de la mina (Mine Workers League). Después de que una lesión en el brazo provocó que perdiera su bola rápida, un compañero de trabajo le enseñó la bola de nudillos. “Un tipo llamado Nick McKay, que estuvo un tiempo en las menores, me mostró cómo lanzarlo”. En su casa en Lansing, jugaba a la pelota con sus hijos y les enseñó a agarrarla con los nudillos. Phil Jr., el mayor, aprendió la técnica cuando solo tenía 8 años. “Después diría de sus dos hijos lanzadores: “Estoy orgulloso de ellos y me alegro de que no tengan que trabajar para ganarse la vida”.
Phil Niekro Jr. estudió en Bridgeport High School. Destacó jugando béisbol, baloncesto y fútbol americano.
“Durante su carrera de 4 años en el montículo de la escuela secundaria, registró balance de 17-1, siendo la única mancha una derrota por 1-0 ante Tiltonsville en 1954, su primer año. La única carrera en ese juego fue un jonrón de Bill Mazeroski , quien firmó con los Piratas de Pittsburgh unas semanas después”. Comenta Hufford en la biografía publicada por la Sociedad Americana de Investigación del Béisbol.
El resto de su historia es conocida: sus mariposas lo llevaron al Salón de la Fama de Cooperstown. La anécdota que rodea su victoria número 300 es preciosa y la cuenta Tom Hufford en ese trabajo que les recomiendo leer.
“En 1985, Phil se enfocó en repetir su total de 16 victorias de la temporada anterior, eso le daría 300. Pero no sería fácil. Ganó su decimoquinto juego de la temporada y el 299 de su carrera el 8 de septiembre. Sabía que tenía 5 salidas más. El 15 de septiembre, los Yankees hicieron un intercambio con los Astros de Houston y su hermano Joe se unió a Phil en el Bronx”.
En el último juego de la temporada, en Toronto, Phil subió al montículo pensando en su padre, gravemente enfermo en un hospital de Wheeling. Phil no sabía que el dueño de los Yankees, George Steinbrenner, había conectado una radio que transmitía jugada por jugada, por teléfono, a la madre de Phil y Joe, en la habitación del hospital.
Phil decidió hacer algo un poco diferente, nada de tonterías.
“Llegó la novena entrada, estamos arriba 8-0. Tuve 2 outs y 2 strikes sobre Jeff Burroughs. Pensé: ‘No puedo pensar en una mejor manera de ganar 300 que con una bola de nudillos, lo que mi papá me enseñó’. El único que tiré todo el juego de pelota. Jeff se ponchó y yo tenía mi número 300.
Joe fue el primero en salir para darme un abrazo. Me dijo: ‘Hermano, tengo que contarte algo sobre papá’. Esperaba lo peor. Nos sentamos en el dugout y Joe me dijo: ‘Papá se despertó en la séptima entrada, miró a mamá y dijo: ‘Vaya, está lanzando un juego increíble’. Volamos a Pittsburgh al día siguiente y nos dirigimos al hospital para verlo. ¡Le puse esa pelota en la mano y sonrió de oreja a oreja!”.
En el documental Knuckeball el propio Niekro cuenta anécdotas muy interesantes, les recomiendo verlo. También aparece el genial Charlie Hough.
Continuando con los sobrevivientes, toca hablar de Tom Candiotti, otro de los artesanos del envío desconcertante. Fue el segundo lanzador que regresó de una cirugía Tommy John, cuando regresó a las Grandes Ligas en 1983 con Milwaukee. Recuerda Baseball Almanac que Candiotti ganó sus primeras 4 salidas sólo 22 meses después de la intervención y fue clave para que los Cerveceros se mantuvieran en la pelea. Ese año tuvo récord de 19-8. Debió acudir a la bola de nudillos para extender su carrera y se convirtió en un maestro. Apenas el lanzador número 20 de la historia que usaba la knuckleball como pitcheo principal.
La historia de por qué Tim Wakefield se convirtió en nudillista es divertida. Conoció el lanzamiento desde niño porque su papá le lanzaba su bola de nudillos para que le fuese difícil batear. La anécdota la cuenta en el documental de los nudillistas y la ha compartido en muchas entrevistas.
Según Bill Nowlin (SABR):
Su padre, Steve, en realidad le enseñó los efectos de los nudillos temprano, a los 7 u 8 años. Steve era un jugador de sóftbol activo, que trabajaba en el turno de la mañana (3 a.m.-11 a.m, en una empresa de electrónica para la que diseñaba circuitos (…) Steve empezó a lanzarle a su hijo. “Le robé muchas cosas porque estaba muy dedicado al sóftboll, así que si me pedía que saliera al patio y jugara a la pelota, siempre le decía que sí, pero luego él querría jugar y jugar y jugar, así que comencé a lanzarle bolas de nudillos. No le gustaban, porque no las bateaba. Con el tiempo, decía: ‘Está bien, ya tuve suficiente’”. Así que Tim aprendió desde el principio lo confuso que podía ser la bola de nudillos, difícil de atrapar y difícil de golpear. Pero, admitió más tarde, que no lo había visto como una herramienta seria. Era más como un ‘truco de magia o un truco de fiesta’.
Firmado con jugador del cuadro por los Piratas, Wakefield era un destacado bateador en el college, pero no fue así en su ascenso en las menores. Para resumir su historia, iban a dejarlo libre cuando apareció el pitcheo de sus tormentos y el que lo convirtió en unos de los mejores nudillitas. Estaba soltando el brazo y lanzó la bola de nudillos, un coach de pitcheo lo vio y le preguntó si podía lanzarlo en strike. Lo hizo, terminó en la oficia de Jim Leyland quien le dijo que había 2 opciones: quedar en libertad o convertirse en lanzador. Lo que ocurrió después está recogido en 19 años de historia en las Mayores.
Destaca en sus palabras las lecciones que recibió de Niekro: “No apuntes a los nombres”. Quería decir que no se preocupara por las habilidades o debilidades del bateador. “Intenta pasar la pelota por encima del plato y deja que el movimiento impredecible del nudillo haga su magia”.
Según él, la mejor lección fue más que mecánica porque lanzar la bola de nudillos tiene un grado de fortaleza psicológica, para poder mantener la confianza en sí mismo y la fe. Nadie sabe cómo iba a revolotear la pelota: “Usa esa incertidumbre a tu favor”, le dijo Niekro.
La razón de R. A. Dickey para lanzar nudillos fue natural. Nació sin ligamento en el brazo derecho. Su historia es la de otro sobreviviente, no sólo por su condición congénita. Fue un niño abusado a los 8 años de edad por una niñera y nuevamente a los 14 años por una joven de 17. Tuvo una infancia y una adolescencia complicada, pero siempre jugó béisbol. Fue su refugio.
En 1996, fue elegido por los Rangers de Texas en la primera ronda del draft cuando tenía 22 años. Estaba en su tercer año en la Universidad de Tennessee y le ofrecieron inicialmente un bono de 825.000 dólares por firmar. Sin embargo, el examen físico completo arrojó el diagnóstico, agenesia del ligamento del codo derecho. El médico se fijó en una fotografía donde aparecía Dickey con otros jugadores de la selección de béisbol de Estados Unidos (Dickey fue miembro del equipo olímpico de béisbol en Atlanta 96). El brazo parecía colgar de forma diferente. Los Rangers le bajaron la oferta a 75.000 dólares: “Lo tomas o lo dejas”. Lo tomó. Se convirtió en nudillista por necesidad, le tomó años perfeccionar el lanzamiento que le valió ganar un Cy Young en 2012. Fue el primer ‘‘knuckleballer’’ que recibió el premio.
En medio de su historia, hay diversos episodios que cuentan las dificultadles personales y deportivas que debió enfrentar en su vida. Escribió un libro para los niños abusados que no saben a quién acudir en busca de ayuda en Knuckleball Ned. Una historia sobre “mantenerse fiel a sí mismo a través de la adversidad’’.
No deja de ser curioso que desde su origen, la bola de nudillos haya sido un recurso para seguir en el béisbol y que haya continuado así por tantos años.
Hay cosas que nunca cambian.
“La manera más efectiva de cachar una bola de nudillos es esperar a que deje de rodar y luego levantarla”, dijo Bob Uecker.
Mari Montes
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