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Lorena González Di Totto integra una racha literaria venezolana que me gusta llamar literatura de la diáspora. Algunos críticos se oponen a esta caracterización. Con cierta razón acepto, pues la irrupción de nuevas voces venezolanas, que con emoción vemos significar en el mundo literario hispanoamericano, es algo más que producto de la ocasión dramática de abandonar un país, el dolor profundo al perder un país, de los que se van, de los que se quedan.
Lorena está entre las que se fueron y las que se quedaron. Ese es uno de sus méritos. Está allá y está aquí. Escribió allá y publicó aquí, en este perdido país donde quedan editoriales prometeicas como Eclepsidra, cuya misión es propiciar “un espacio para quienes emergen y comienzan su tránsito por el camino de la literatura… en pos de su voz y de la palabra verdadera”.
Apuestan, sí, a un alto riesgo en situación difícil para la industria editorial mundial, cuando los PDF circulan por las redes sociales pocos días después de su publicación y distribución.
Por Fuegos, la novela de Lorena que nos ofrece Eclepsidra, tenemos mucho que agradecer. Una bella edición y diseño de portada que provoca tener entre las manos, abrir, leer.
Una prosa fresca, ligera, lineal en el tiempo, en primera persona, sigue la experiencia y la consciencia de una joven durante dos años que cambiaron su vida. El flujo de consciencia como técnica narrativa resulta aquí honesto, cercano, muy propio para imaginar a la protagonista, Amira, corpórea, sentada en el asiento del coche y oír su cabeza dar vueltas al asunto. Porque Amira es un ser consciente, que trata de entender lo que sucede y parece absurdo, y de ajustar sus respuestas y sus acciones a valores morales, valores de vida buena. Pues de eso se trata ¿no? de vidas buenas desbaratadas y personas que recogen las piezas o encuentran nuevas con las que armar otras vidas buenas.
El lenguaje bondadoso, sin estridencias ni groserías innecesarias, la línea que engarza frases bien construidas pero sin alardes, arropa con amabilidad el drama del 2017, que quedará fijo en nuestra memoria histórica como año terrible y en las de los jóvenes sobrevivientes como una herida difícil de sanar. Mas la prosa de Lorena y la consciencia de Amira nos permiten llegar a algún acuerdo con nuestro destino.
Esa consciencia sigue más allá de la página, resistente.
Yo agradezco además la progresión temporal de la narrativa. En estos tiempos de abuso del flashback, del salto narrativo entre personajes en tiempos distintos o similares, hay que agradecer la honestidad de un relato secuencial que tiene un principio, un desarrollo, un momento crítico y un fin. Es de esos relatos sabrosos de abuela en mecedora.
La novela agrupa veinte capítulos en tres partes de longitud desigual, como si fuese una onda emotiva y dramática. Las tres partes tienen títulos crípticos: 1. “La región más volátil”. 2. “El cielo sobre Caracas”. 3. “No hay playa bajo los adoquines”.
El lector tendrá que descubrir su significado. Aquí, sin spoilers, sólo puedo decir mi opinión sobre esa separación del texto en tres partes. Pienso, porque sentí al leer, que cada parte es un acto del drama de una consciencia moral que transita, siente y procesa el drama de su experiencia.
Es sin duda una visión teatral del relato, que revela la experiencia de la autora como guionista de documentales y películas.
Esta experiencia también se revela en el fraseo escueto. Hay descripción, sí, del ambiente, el paisaje, el suceso o los personajes, pero sin excesos, sin floripondios. Justo lo necesario para evocar el sentimiento de tierra, familia, amor, amistad. Modernista, diría yo, en lo que respecta a la simplicidad, el “menos es más”.
Con pocas palabras, Lorena pone la escena, evoca el sentimiento, reflexiona y actúa.
Se siente frescor y uno sigue leyendo.
Sí, es una buena primera novela de joven autora. Lorena ha escrito relatos y hecho vídeos, con los que ha ganado premios, pero esta es su primera novela e intuyo que con ella inicia un camino de crecimiento que será a saltos porque estamos ante la voz de un espíritu inquieto y reflexivo.
***
Novela Fuegos. Lorena González Di Totto. Editorial Eclepsidra, Caracas, 2024.
Ruth Capriles
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