COVID-19

Elecciones y pandemia

Fotografía de STR | afp

22/09/2020

Desde hace 100 años, la humanidad no se había visto amenazada por un agente vivo, en este caso un virus, que tuviera implicaciones de tanta magnitud como lo hemos visto en los últimos meses. 

Hay pocas catástrofes no producidas por el hombre que hayan generado un saldo de al menos un millón de fallecidos y 28.000.000 de infectados. A pesar de que la mayoría de los países han aplicado restricciones severas a las actividades sociales y económicas para evitar los contagios, es imposible confinar a toda una ciudad, un país y mucho menos a la humanidad entera por un tiempo indefinido.

La rigidez de las restricciones ha variado según los países y los tiempos propios de la epidemia. Las concentraciones con fines políticos, las protestas, los eventos electorales, juegos deportivos, vuelos comerciales, eventos religiosos, son de los ejemplos más evidentes de cómo cada sociedad ha intentado controlar la pandemia y mitigar el impacto del confinamiento, sobre todo en las áreas económicas y sociales.

El impacto y la efectividad de cada una de estas medidas es algo que todavía estamos estudiando y entendiendo, por el carácter inédito de esta crisis mundial. Sin embargo, ya en este momento tenemos evidencia clara de que el mantenimiento de actividades sociales, especialmente las de carácter masivo, han producido un impacto importante en la dinámica de transmisión y el crecimiento de la epidemia en algunos países. Un ejemplo de ello son los eventos de la religión Iglesia de Jesús Shincheonji, en Corea del Sur, que dejaron un saldo de más de 500 infectados por contacto secundario.

De igual manera, fue muy notorio en las primeras semanas de las epidemias de España e Italia el aumento de la transmisión relacionado con la alta concentración de personas en eventos deportivos, como los partidos de fútbol. Las olas de protestas que han tenido lugar tanto en Estados Unidos y en algunos países europeos pueden haber afectado la dinámica de epidemia en estos lugares.

Los eventos electorales a nivel mundial también se han visto afectados por la pandemia. Mientras que 24 países realizaron elecciones nacionales a pesar de la crisis, 71 países suspendieron votaciones nacionales o locales.

La ciencia tiene la responsabilidad ineludible de observar la interrelación entre los fenómenos biológicos y sociales, y hacer que ese conocimiento produzca un impacto positivo en los seres humanos. 

Durante las últimas semanas, la discusión en Venezuela se ha centrado en las elecciones que pudieran tener lugar en los próximos meses. Sin duda alguna, ha sido una arena muy polarizada, donde las posiciones políticas han colisionado y ha tomado el protagonismo del debate en la opinión pública. Sin embargo, este evento electoral y toda la discusión política a su alrededor no debería aislarse de la coyuntura actual. Venezuela, como el resto del mundo, está atravesando una profunda crisis, especialmente sanitaria, que no tiene perspectivas reales de mejora en el corto plazo.

Nuestra intención es generar insumos y un marco comparativo, basados en la ciencia de datos y la epidemiología, para dar respuestas en medio de tantas incertidumbres.

¿Cómo podría afectar un proceso electoral a una epidemia que está en franco avance?

Aspectos metodológicos 

No es el motivo de este texto hacer un análisis extenso de las herramientas metodológicas que fueron utilizadas para este análisis, pero es importante que el lector entienda cómo llegamos a las conclusiones que vamos a compartir. 

El objetivo principal de esta investigación es conocer los países que tuvieron eventos electorales desde que se inició la pandemia y medir si tuvieron un impacto en la dinámica de transmisión del virus. Para ello, comparamos los países que tuvieron elecciones de carácter nacional: presidenciales, legislativas o cuerpos colegiados, entre el 1 de enero de 2020 y el 30 de agosto de 2020, a los cuales llamamos países electorales, contra otro grupo de países que tienen condiciones geográficas y socioeconómicas similares, pero que no tuvieron eventos electorales en este período de tiempo, a los que llamamos países controles.

Los parámetros que utilizamos para comparar los países electorales versus los controles fueron:

  1. Población.
  2. Ingreso per cápita promedio.
  3. Ubicación geográfica (de preferencia países vecinos).
  4. Tasa de realización de PCR per cápita. 
  5. Continente.

Utilizamos estos cinco aspectos para comparar países con dinámicas de transmisión similares, en función de sus características epidemiológicas y socioeconómicas, para que fuera lo más justo posible. 

Para ver comparación entre países electorales y países controles Ver tablas

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Para estimar el crecimiento o la dinámica de transmisión de cada país, comparamos la tasa de crecimiento ajustada (casos nuevos semanales por millón de habitantes) a la población de cada país electoral y sus respectivos países controles en las semanas 0, 4 y 8 posteriores al evento electoral. Utilizamos un índice de crecimiento calculado al que denominamos factor de crecimiento, con base en el promedio de las tasas de crecimiento en esos dos momentos, las semanas 4 y 8 posteriores a la elección. Esto representa el incremento en proporción de los casos de la semana 4 versus la semana 0, y la semana 8 versus la semana 0.

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La premisa fundamental era determinar si la diferencia de crecimiento entre los países electorales variaba significativamente de la de los países controles, teniendo en cuenta que tenían condiciones comparables.

Es importante destacar que hay limitaciones a nivel científico y metodológico. La primera es que la definición de los enfermos no es homogénea en todo el mundo. En algunos países son considerados como “casos” sólo aquellos que tienen una prueba diagnóstica positiva. En otros se consideran “casos” quienes tienen un diagnóstico clínico. Otros países también han modificado la definición durante el desarrollo de la pandemia.

Además, la capacidad de realización de pruebas no es igual en los países y esto afecta inevitablemente la cantidad de casos reportados. Por último, otro aspecto complejo es que estamos evaluando un fenómeno dinámico, que cambia con el tiempo. Lo llamamos técnicamente variables dependientes en el tiempo (time dependent variables), lo cual complica el análisis sustancialmente. 

Es importante aclarar que los determinantes de la transmisibilidad y, en consecuencia,  del número de casos, pueden ser múltiples y afectan de manera disímil el proceso. Por ejemplo, la implementación de medidas de restricción, como la limitación a la circulación, prohibición de reuniones, restricción del uso de transporte público y uso obligatorio de la mascarilla, son factores determinantes para la transmisibilidad del virus. 

Para efectos de la investigación, se asume que en general las medidas fueron tomadas de manera más o menos simultánea a nivel regional y que por ello no deberían distorsionar demasiado la comparación. De igual forma, se asume que los eventos externos a la epidemia, definiciones, determinantes y otros, ocurren de forma azarosa en la misma proporción entre los países con elecciones y los países sin elecciones.

La información utilizada para esta comparación fue obtenida a través de ciencia de datos, epidemiología y estadísticas médicas obtenidas de un repositorio de datos mundiales de la Universidad de John Hopkins, el cual se actualiza y audita diariamente desde el 1 de enero hasta el 30 de agosto de 2020.

¿Qué implica un proceso electoral?

Desde el punto de vista estrictamente epidemiológico, un proceso electoral es un fenómeno complejo que implica la interacción de un alto número de personas, no sólo el día del evento electoral, sino en una serie de eventos previos a la elección. 

En un evento electoral “normal” deberían tener lugar alrededor de 90 actividades dentro del cronograma electoral oficial. Ocurren de manera asincrónica y van desde la convocatoria hasta las auditorías posteriores a los resultados. Son de distinta naturaleza, pero en su gran mayoría requieren de la reunión de personas: discusiones, negociaciones, reuniones, visitas, etc. Estas actividades pueden tener una duración de 3 a 4 meses previos al evento electoral. 

Esta dinámica compromete a grupos que van desde el personal del Consejo Nacional Electoral en todos sus niveles, pasando por funcionarios de la Fuerza Armada que custodian los centros electorales, hasta voluntarios de los partidos políticos y de la sociedad civil. Todos participan en actividades en distintos momentos del cronograma electoral.

Uno de los procesos que representa la mayor concentración de personas y el mayor contacto directo fuera del día electoral es la campaña. Durante este tiempo, que varía según los cronogramas y legislaciones de cada país, el nivel de exposición tanto del candidato como de los votantes es sumamente alto. Desde reuniones masivas, pasando por los recorridos casa por casa y reuniones pequeñas de estrategia, suponen un contacto directo entre las personas y, por lo tanto, un alto peligro de contagio.

Finalmente, el día de las elecciones se produce durante todo la jornada una movilización de la población a nivel nacional que genera intercambios masivos entre la gente. 

En los casos estudiados, los eventos electorales se realizan en un único día, lo que concentra toda esta movilización y contacto en una ventana muy corta de tiempo.

En el padrón electoral venezolano están registradas más de 20 millones de personas. Un evento electoral significa la interacción de estos millones de personas, al mismo tiempo, en un margen de menos de 12 horas. El padrón electoral se reparte en aproximadamente 15.000 centros (la mayoría escuelas) y 45.000 mesas. Supone una afluencia de 70 a 100 personas por hora por mesa en un mismo recinto o cola.

Basta con recordar las imágenes de los días de votación y la magnitud de las concentraciones de personas en buena parte del territorio nacional. Es importante recordar una vez más que no es sólo el electorado, sino el resto de los grupos que se movilizan e interactúan durante la jornada electoral.

Si bien es cierto que ninguna elección genera movilizaciones de grandes distancias, puesto que se supone que uno vota cerca de donde vive, hay movilizaciones del área logística que, aunque en mucha menor medida, llevan a personas a distintos estados para la entrega y custodia del material electoral: máquinas, boletas, planillas, etc. Esta misma dinámica se repite para la recolección y custodia de los resultados.

En conclusión, un evento electoral implica alta concentración de personas y alto nivel de movilización en un margen muy pequeño de tiempo. Muy pocos eventos a nivel mundial, por no decir ninguno, generan estas condiciones en términos de movilización y concentración de personas al mismo tiempo. 

Resultados 

Para esta comparación se seleccionaron 58 países, de los cuales 22 tuvieron eventos electorales de carácter nacional (países electorales) y 36 llamados países controles, donde no hubo eventos electorales. De este  grupo de casos se descartó Islandia por la dificultad de encontrar un país comparador. Además, algunos países cumplen función de controles para más de un país electoral, pero fueron considerados de forma independiente según la fecha de cada uno de los países contra los que se compara.  

Para esta comparación se asumió como fecha base la fecha de la elección, cuando en teoría no hay afectación todavía sobre el número de casos. Para este momento, que llamaremos momento cero, los países electorales tienen, en promedio, 112 casos de covid-19 por millón de habitantes, mientras que los controles tienen 89 casos por millón de habitantes, lo cual representa un 25% de casos en exceso.

Resulta curioso que los países electorales, ya en el momento cero, tienen más casos que los controles. Una explicación de esto podría ser justamente todas las actividades previas que no corresponden a la elección en sí, pero que están relacionadas con el evento electoral, como la campaña. Es posible que estas actividades hayan “calentado el ambiente”, por lo que estos países tienen una proporción mayor de casos en el momento cero de esta comparación.


El primer resultado de este estudio es la comparación del número de casos o contagios por millón de habitantes en dos fechas posteriores al evento electoral.

Para las semanas 4 y 8 posteriores al momento cero se observa una tendencia muy notoria de aumento de los casos por millón de habitantes en los países electorales, comparados con los países controles

Para la semana 4, los países electorales presentaron, en promedio, 183 casos de covid-19 por millón de habitantes, mientras que los países controles presentaron 120. Esto implica un aumento de casos en los países electorales en relación al momento cero de 163%, y una diferencia de 29% contra los países controles.


Para este cálculo se usa como base el crecimiento “natural” de los países controles que fue de 134%, desde el momento cero a la semana 4. 

En la semana 8, los países electorales presentaron 149 contagios de covid-19 por millón de habitantes, mientras que los países controles en promedio tenían 100 contagios por cada millón de habitantes, generando una diferencia de 14% más casos en los países electorales.

Es importante destacar que para efectos de este cálculo se está midiendo la diferencia de casos, o los casos adicionales, imputables al evento electoral, asumiendo que la dinámica de crecimiento en los países electorales y los países controles es teóricamente la misma. 

Como un ejercicio usamos los datos de Venezuela según las proyecciones modelisticas de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (AFICMAN) y las proyecciones del  Institute For Health Metrics and Evaluation (IHME)  (intervalo inferior del segmento),  sin influencia de un evento electoral y un  estimado  Rt=1.1 (condición actual sin cambios). La proyección sería de 10.000 a 11.500 casos diarios para la primera semana de diciembre, 13.400 a 15.410 casos diarios para enero y 13.400 a 15.560 para la primera semana de febrero. 


Sobre esta base de cálculo proyectamos los casos totales por día para enero y febrero usando las proporciones de crecimiento obtenidas de los datos internacionales de los países electorales y los países controles. Los datos de las zonas donde se han hecho elecciones revelan:

  • 29% de exceso de casos en la semana 4 en los países electorales comparado con los países controles, es decir, entre 12.500 y 14.375 casos diarios para la primera semana de diciembre 2020.
  • 14% exceso de casos en la semana 8 en los países electorales comparado con los países controles, es decir, 16.750 a 19.262 casos diarios para la primera semana de enero 2021 y 11.055 a 12.712 casos para la primera semana de febrero. 

Estas proyecciones, como resultado de la comparación de un escenario electoral contra un escenario no electoral en Venezuela según los datos históricos, representa un “exceso” de casos en 8 semanas de 278.804 pacientes. Si se mantiene la tasa oficial promedio de fatalidad (0,8%) estaríamos hablando de alrededor de 2.788 fallecidos en adicionales a lo que estaría proyectado en un escenario no electoral. 

Además de la fuerte evidencia del aumento de casos asociados a los procesos electorales, hay dos variables más a tomar en cuenta: 

En primer lugar, no todos los eventos electorales se dieron en la misma etapa de la epidemia en los países donde tuvieron lugar. Es decir, hay países en los que la elección se hizo al inicio de la epidemia como en Afganistán o Guinea, otros donde fue en plena fase exponencial como en República Dominicana y otros como Francia, República Checa y Polonia que, ya estando en una fase avanzada de la epidemia y con un aparente control sobre la enfermedad y disminución de casos, realizan elecciones y el aumento de casos se vuelve a disparar. Son estos los casos donde es aún más evidente el efecto que tiene realizar eventos de esta naturaleza en el desarrollo de la epidemia. 


El segundo elemento que no podemos olvidar es que la capacidad de los países para hacer frente a un aumento de casos en función de la robustez de su sistema de salud es muy variable. Lamentablemente, el sistema de salud en venezolano ha sido catalogado entre los menos preparados para enfrentar una epidemia de esta magnitud. 

Según análisis realizados por la Universidad de John Hopkins, Venezuela estaría en el puesto 176 de 195 del mundo y el último del continente en el Índice General de Preparación del Sistema de Salud. 

El monitoreo de la Encuesta Nacional de Hospitales, enfocado en covid-19, da cuenta de la baja capacidad de atención especializada en unidades de cuidados intensivos, baja capacidad de realización de PCR y baja dotación en los equipos de protección personal para el equipo de salud. 

Esta situación no es nueva ni resulta imputable a la epidemia, pero ciertamente es un elemento negativo en la eventualidad de un aumento abrupto de casos, más allá de la inercia que ya la epidemia trae por sí misma. 

Los datos aquí expuestos son una aproximación metodológica con base en información cierta, pero más allá de los números que a veces son fríos, la información revisada apunta a un exceso de casos producto de la interacción humana que generará probabilísticamente un saldo de enfermos, fallecidos y gastos, lo que afectará a los diferentes componentes involucrados: electorado, organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, CNE, FANB. 

Es vital que los decisores tomen en cuenta los datos disponibles sobre el impacto posible de estos eventos electorales en el curso de la epidemia. Estamos ante una situación inédita que amerita la incorporación de múltiples sectores a la discusión de un tema de importancia vital, no solo para el país sino también para la región.

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Julio S. Castro Méndez
Médico Internista Infectólogo
Profesor del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela.
Miembro de Médicos Por la Salud 

Victoria E. Castro Trujillo
Licenciada en Estudios Internacionales de la UCV, especialista en Gerencia Pública por la Universidad Metropolitana. Analista de datos Grupo de Investigaciones de Enfermedades Tropicales e Infecciosas  (GIDETI) / Médicos por la Salud. 

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