MUNDIAL RUSIA 2018

El eterno y sospechoso favoritismo de Francia // #Rusia2018

Fotografía de Christophe Simon para AFP

11/07/2018

Por alguna razón nos cuesta creer en Francia. Por más buenos jugadores que lleve a un Mundial –algo que casi siempre ha hecho-, la duda nos obliga a ponerle un “pero” cuando analizamos sus oportunidades. Rusia 2018 no fue la excepción.

Hubo una advertencia a tiempo para esta edición, sin embargo, que tal vez modificó el devenir del equipo: la derrota 3-2 ante Colombia.

Ganaba Francia 2-0 con comodidad un amistoso que pintaba para goleada. En el segundo tiempo, sin embargo, los de José Pékerman, a base de orgullo, trabajo y buen fútbol, lo remontaron 3-2.

“Este equipo nos dio una gran lección”, dijo el entrenador francés, cuando faltaban dos meses para comenzar el Mundial.

La BBC realizó un artículo: “Cómo una derrota ante Colombia precipitó un cambio en la mentalidad de Francia de cara a Rusia 208”. Recuerda el medio británico que Deschamps le declaró al canal francés TMC: “A veces mostramos arrogancia”.  

“Cuando perdimos contra Colombia dije que algunas cosas debían servirnos. Y fue así ante Perú, ante Argentina”, repitió el estratega ya en octavos de final del Mundial al canal francés TV1.

Después siguió Uruguay, y salvo una buena intervención del portero Hugo Lloris ante un cabezazo de Martín Cáceres, Francia no pasó grandes dificultades ante la Celeste.

El partido fue tan plácido para los galos y tan frustrante para los uruguayos que sucedió algo anómalo: ver a un jugador entregado al llanto antes de que terminara el partido. Fue José María Giménez, el autor del gran cabezazo contra Egipto en el último minuto. La imagen resumía la impotencia suramericana.

Muchos analistas ven a Deschamps como un alineador. Es decir, un hombre que escoge nombres, pero que no es un gran estudioso de procesos y sistemas tácticos. A este grupo pertenecen Vicente del Bosque o Carlos Ancelotti.

Según esta corriente, la ascendencia sobre los jugadores proviene de su pasado como capitán y campeón de la mítica Francia del doblete: Mundial de 1998 y Eurocopa de 2000. Realmente si revisamos el pasado de Deschamps, nos encontramos con equipos que muestran picos irregulares de rendimiento.

Con el Mónaco fue subcampeón de la Champions League, tras caer 3-0 ante el Porto de José Mourinho. En la temporada siguiente renunció después de ubicarse en el puesto 15 con 7 jornadas disputadas y caer en la ronda previa de la Champions contra el Betis, de España.

Luego de llevar a la Juventus al campeonato de la serie B (cumplía en el descenso el castigo por corrupción), con el Olympique de Marsella ganó varios títulos entre 2009 y 2011, pero abandonó el cargo en 2012 tras finalizar en el puesto 10.

Fue entonces cuando asumió la dirección de la selección nacional y desde un principio tuvo problemas para encontrar el camino al gol. Con Deschamps en el banquillo, Francia acumuló su peor sequía goleadora de su historia: 525 minutos, superando los 500 minutos establecidos entre 1924 y 1925.

La mala racha se acabó contra Bielorrusia, que estuvo a punto de darle una gran sorpresa a les bleus, aunque acabó derrotada 4-2. El estratega dejó en el banquillo a Karim Benzema y usó como único punta a su actual delantero: Olivier Giroud. Aún así, fue Frank Ribéry el que se echó el equipo al hombro y quien terminó con la falta de puntería frente al arco desde un tiro penal.

Francia clasificó a Brasil 2014 por la vía del repechaje tras dominar a Ucrania (3-2 global). Fue eliminada del torneo por Alemania, que a la larga sería la ganadora del torneo. Mats Hummels (minuto 12) anotó el único gol del partido. Una evidencia más de los problemas galos frente al arco.

Se le extendió el contrato a Deschamps y llegó a la final de la Eurocopa 2016 contra Portugal, una selección a la que le costaba horrores hacer goles y que perdió a Cristiano Ronaldo rápidamente por lesión en el partido. Todavía así, el luso Éder fue el héroe del partido con su disparo agónico.

Para Rusia 2018, Francia consiguió su primer pase directo, después de dos repescas consecutivas. Lo logró tras vencer 2-1 a Bielorrusia, con Antoine Griezmann como el ángel salvador. No obstante, durante el trayecto aparecieron los viejos problemas ofensivos: empate en Bielorrusia (0-0), derrota contra Suecia (2-1) y un triste 0-0 en casa frente a Luxemburgo.

Francia (18) marcó menos goles que Holanda (21), que fue tercero y Suecia (26), que fue segundo. Y solo cuatro más que Bulgaria (14), que fue cuarto. Todo eso a pesar de contar con grandes nombres en la delantera, que tuvieron su noche más brillante contra Argentina: Griezmann (penal) y Kylian Mbappé (dos veces).

Probablemente sea esta circunstancia la que conspire contra el reconocimiento de Deschamps. Francia no es un equipo que enamore y muchas veces por la prisa se estrella contra la defensa contraria. Busca las transiciones rápidas o el error del rival en salida para establecer diferencias. Cuando esta fórmula no responde, la jugada a balón parado, que ha sido la marca de Rusia 2018, le sirve.

Así se abrió la victoria contra Uruguay: falta, centro al área y gol de Raphaël Varane. La dosis se repitió contra Bélgica: tiro de esquina, centro al primer palo y gol de Samuel Umtiti. En total, de los 10 goles que suman en Rusia, 4 han llegado por la pelota quieta (dos de penal) para un 40%.

Hasta ahora no hay una fotografía de juego colectivo de los galos. Por el contrario, las galopadas de Mbappé son las que han quedado en nuestra retina. Aunque sería injusto no valorar cómo Benjamin Pavard se suma al ataque. Anotó uno de los más bonitos goles ante Argentina y estuvo a punto de repetir ante Bélgica, pero la interminable pierna de Thibaut Courtois se entrometió.

El transitar por Rusia de Francia, hasta ahora, guarda ciertas semejanzas con esa Eurocopa que perdió ante Portugal. Del otro lado de la llave, entre Inglaterra y Crocia, aparentemente los británicos podrían darle más problemas, pues apela a un Catenaccio remozado, una versión moderna de la vieja Italia. Y también han sacado petróleo con el balón parado (8 de 11 goles).

Pero lo cierto es que ha respondido ante rivales que le han atacado –Perú, Argentina, Bélgica- y ante el más seguro en defensa: Uruguay. Aún así le falta un escollo que ya le fue esquivo en 2006, precisamente ante el padre de la defensa numantina: la azzurra. Un escalofriante precedente si finalmente los británicos se imponen en su llave.


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