Perspectivas

El ejemplo de Rico Carty

07/04/2019

Fotografía de AFP

En el beisbol de Grandes Ligas se pueden contar muchas historias de jugadores que han vencido todo tipo de adversidades.

Vidas increíbles como Lou Gehrig, Mickey Mantle, Jim Abbot, Mike Lowell o Jon Lester, que padecieron enfermedades o lesiones que habrían podido dejarlos fuera del béisbol, pero que regresaron, a pesar de los pronósticos, por encima de los dolores para ser triunfadores.

Una de esas historias, de mis favoritas, es la de Ricardo Adolfo Jacobo Carty, recodado como Rico Carty, versátil jugador nacido en República Dominicana, en San Pedro de Macorís y quien llegó a las Grandes Ligas para convertirse en una gran estrella. Permaneció 15 temporadas en las Mayores con los Bravos de Milwaukee y de Atlanta, Cachorros de Chicago, Atléticos de Oakland, Indios de Cleveland y Azulejos de Toronto. Jugó como receptor, fue primera base, tercera base, jardinero y bateador designado. Debutó en las Grandes Ligas el 15 de septiembre de 1963, pero sólo tomó dos turnos al bate, así que fue en abril del año siguiente cuando en verdad comenzó su primera temporada completa, en la que dejó promedio de .330 con 22 jonrones y 88 remolcadas, y quedó en el segundo puesto de las votaciones de Novato del Año de la Liga Nacional, detrás de Richie Allen. Vio acción en la LVBP con los Tigres de Aragua en la temporada 65-66 y dejó un increíble promedio de .392 en 43 juegos. En sus primeras 7 temporadas con Milwaukee y Atlanta tuvo promedio de .317 y en 1970 fue invitado al Juego de Estrellas por la Liga Nacional. En 1967 se enfermó de tuberculosis, y perdió toda la temporada del 1968. Parecía que era todo para él. A pesar de la inactividad y la difícil enfermedad, Carty regresó en 1969 y terminó con promedio de .342. En 1970 fue el líder en average en la Liga Nacional con .366, el total más alto desde que Ted Williams bateó para .388 en 1957. Conectó 25 jonrones y remolcó 101 carreras. En 1970 sufrió una lesión en la rodilla, jugando en República Dominicana, otra vez lucía como que era todo porque perdió toda la temporada de 1971. Ese año, fue arrestado y golpeado brutalmente por oficiales de la policía de Atlanta, un episodio de racismo. Los funcionarios fueron suspendidos por sus acciones, pero en la golpiza, Carty quedó con daños en un ojo. Cuando pudo regresar en 1972, sólo tomó 271 turnos al bate y dejó promedio de .277. La temporada siguiente jugó con tres equipos y terminó en los Cachorros de Chicago, que lo dejó libre. Otra vez hizo pensar en el final.  En 1974 jugó en la Liga de Beisbol de México, y tras su buena actuación en ese circuito, fue contratado por los Indios de Cleveland para finalizar la temporada. Dejó buenos números y aseguró un puesto en el equipo para el año siguiente. En 1975, jugando la mayoría de las veces como designado, terminó con promedio de .308. Al año siguiente logró promedio de .310. En ese momento de su carrera, únicamente Pete Rose tenía mejor average que los .308 de Carty, entre los veteranos que tenían más de 10 años en las Mayores. En 1978 logró su total más alto de jonrones con 31 jugando con los Azulejos y los Atléticos, y terminó con promedio de .282 y 99 remolcadas.  Se retiró con Toronto, terminando con promedio de .256, 12 cuadrangulares y 55 empujadas. Sin duda una gran historia de un jugador que brilló en todo el beisbol, de las Grandes Ligas y del Caribe, que tuvimos en Venezuela en sus inicios y en México para otro regreso.

En el año 2000, fue invitado al Juego de las Estrellas en Atlanta y hablamos de Andrés Galarraga, quien estaba de titular en primera, volviendo del cáncer, fue generosa su primera frase: “Galarraga me inspira”.

Carty es la tenacidad, la capacidad de levantarse, de no dejase vencer, de insistir, resistir, y triunfar. Es el ejemplo perfecto de la famosa frase de Babe Ruth: “No puedes derrotar a quien nunca se rinde”.


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