Diario Literario

Diario literario 2023, julio (parte III): verano en Los Alpes, Tokyo Monogatari, Caronte, música y Grecia

Courmayeur. Fotografía de Raffaele Sergi | Flickr

22/07/2023

Courmayeur, domingo 16 de julio de 2023

Un verano sin excesos ha estimulado una vegetación de una exuberancia tropical en este estrecho valle en las faldas del Mont Blanc. Apenas las puntas de los picos, y los glaciares, recuerdan el blanco que como una enorme alfombra persa monocromática cubre en invierno las montañas. Todo es distinto en esta geografía alejada de la sintaxis urbana. Uno se siente más cerca de uno mismo en estas alturas. Frente a la montaña. como frente al mar salado, somos lo que somos.

Courmayeur, lunes 17 de julio de 2023

Después de las dos semanas de gratificante verano japonés regreso al origen de Occidente con un libro de Constanza. Se trata de The Song of Achilles, de Madeline Miller, egresada de Brown en latín y griego, además de estudiar en la Escuela de Teatro de Yale. Se trata de un típico libro de vacaciones, un best-seller. Un nuevo ejemplar de la infinita biblioteca de estudios sobre la antigüedad clásica. En este caso, una novela sobre asuntos homéricos, como tantas, como La hija de Homero (Robert Graves) o El exilio de Ovidio (Vintila Oria). En el caso de Miller el protagonista es el más “delicado de los héroes”, Aquiles, hijo de Peleo con la bella como distraída Tetis.

Tokyo Monogatari. 1953

Courmayeur, martes 18 de julio de 2023

No aguanté más de una noche la lectura del libro de la señora Miller. Dejé, por descuido, todos mis libros en Milán, y he tenido que conformarme con páginas de varios libros on line, una práctica para mí ingrata. Mis músculos oculares no soportan por mucho tiempo la lectura de libros en una pantalla. No obstante, el tiempo libre es bienvenido, y lo empleo en la corrección de los textos de mi libro, Ficciones y confesiones.

Para que el fin de mi verano japonés no fuera tan radical, he vuelto a Tokyo Monogatari, el clásico de Yosujiro Ozu (1953), considerada por muchos (Sight&Sound 2022, por ejemplo) una de las diez mejores películas de todos los tiempos. Esta vez ha sido una experiencia cien por ciento visual, habida cuenta que, sin sub-títulos, preferí la experiencia de verla sin sonidos, sin música, sin diálogos, sólo imágenes. Aun en estas condiciones, o especialmente, en estas condiciones, la cinta de Ozu es una de las grandes obras del espíritu moderno. Cada encuadre es una lección de perspectiva, cada movimiento de los actores, cada una de sus miradas, cada uno de sus gestos. Cada fotograma es una obra maestra del arte realista, a la manera en que lo entendieron Hoper o Morandi. La cámara como ojo impávido, como pincel sin adjetivos, como vivencia existencial. Como se sabe, Ozu adaptó la patética Make Way for Tomorrow (dejen paso al mañana) la poderosa película de Leo McCarey  que si de algo peca es de eso, de exceso de patetismo. Ozu en esto es más discreto, más sustantivo y objetivo donde McCarey es en exceso subjetivo. Filmada en 1953, a pocos años de la gran derrota en la Segunda Guerra Mundial, Ozu se detiene a expresar la realidad de un nuevo Japón. No dice que sea mejor o peor, simplemente consigna que es distinto. Más moderno en el sentido más grave del término. Los actores de Ozu son los protagonistas de un drama que no puede sino convertirse en tragedia. No andan del todo descaminados quienes la consideran una de las mejores películas de todos los tiempos.

Gente refrescándose en una fuente en Mesina, Sicilia. Fotografía de GIOVANNI ISOLINO | AFP

Caronte

Estas poblaciones alpinas son el mejor refugio para un verano homicida. Directamente del Sahara viene este anticiclón que, no sin razón, ha sido llamado “Caronte” y que ha producido temperatura de hasta 45C en Cerdeña y Sicilia. En estas montañas una primavera especialmente pródiga en precipitaciones ha estimulado la aparición de extensión verdes que le otorgan un cierto toque tropical a este paisaje septentrional. Buenas noticias para el ganado vacuno de la región, más afortunado que el de nuestros trópicos. Este es el tiempo de los alpegios, las zonas intermedias de la montaña (más de 1500) donde se quedan disfrutando de los altos pastos hasta la llegada del frío. Fue el escenario escogido por C.F. Ramuz para situar su Cumbres de espanto, una novela a la cual dediqué amplios comentarios en otro cuaderno de estos diarios. Sin embargo, no sólo de leche y quesos vive el hombre. Algunas de estas laderas son especialmente fértiles para el cultivo “heroico” del vino a partir de algunos vitiños autóctonos como el Petit Rouge y el blanco Petite Arvine. A falta de tierras para el cultivo de trigo, los campesinos se han la ingeniado para adaptar nuestro maíz, con el cual producen la polenta, que es cono llaman a nuestro humilde y sabroso funche.

11pm

¡Qué gloria estar vivos para escuchar una vez más el Carnaval de Schumann de la mano de Claudio Arrau, su mejor intérprete. La ominosa sombra de las cumbres en esta noche cerrada, se ilumina de inmenso con la música de ambos maestros nacidos en las antípodas en siglos distintos, Schumann en Alemania, y Arrau en el austral Chile. La grabación fue hecha en Londres en 1936, año triste que dio inició a la usurpación fascista en España.

Courmayeur, miércoles 19 de julio de 2023

Una jornada clara y sacudida por fuertes vendavales que llegan de un sur más Mediterráneo que sahariano. El cielo despejado y con tropical luminosidad que me recuerda a Caracas durante los primeros meses del año.

Atenea y Marsias. Reproducción de una pintura de un jarrón ático de figuras rojas propiedad de los Museos Estatales de Berlín, encontrado en Vari (Ática). Gustav Hirschfeld | Wikimedia

La música en Grecia. Apuntes

Tempranamente los griegos entendieron la importancia de la música en la formación de los ciudadanos, una actitud hasta ese momento inédita en las culturas del Mediterráneo. Al fin y al cabo, los helenos dependían de Homero para casi todo. Y Homero no era un bardo que contaba sino que cantaba sus cuentos acompañado por un reducido conjunto de instrumentalistas. Sin música, la poesía era impensable, y sin poesía no era obvia, en aquellos tiempos analfabetos del período oscuro, la transmisión de las tradiciones culturales y religiosas. A partir de la música definieron las dos grandes dimensiones de la realidad: la apolínea y la dionisíaca. La primera fue ilustrada con la lira de Apolo, y la segunda con la ponzoña de Dioniso. Era la interpretación de las dos derivas de la conducta humana, la racional frente a la irracionalidad; es decir, lo cortical en perpetua tensión con los estratos sub-corticales del cerebro. Lo apolíneo y lo dionisíaco en enfrentamiento incesante. Apolo y Dionisio. Lo clásico y lo romántico, Mozart y Schubert. La griega fue la única cultura que consagró dos divinidades a la música. No contentos con esto, imaginaron la figura de Orfeo para ilustrar el poder encantatorio de la música. Jasón, quien conocía las capacidades del joven lo incorporó a la tripulación de su viajera Argos. Algunos estudiosos han querido entender a Orfeo como una síntesis superior de lo apolíneo y lo dionisíaco. Lo cual implica un desconocimiento de las capacidades titánicas del hijo Semele, una tendencia ausente en el esposo de Euridice. Siempre amantes del mito, de la narración, de las imágenes, los griegos sintetizaron en la historia de Apolo y Marsias la irreconciabilidad de las dos actitudes. Triunfa Apolo en el episodio pero no sin recurrir, como Ulises, al engaño. Su razón es instrumental y sujeta a todo tipo de perversiones.  Una de las primeras manifestaciones de la “razón instrumental” de Adorno y Horkheimer. Se cuenta que un día cualquiera, en una de las dehesas del Peloponeso, Marsias, una figura pánica de afiladas orejas y patas de macho cabrío, se tropezó con un extraño objeto que, al ser soplado, emitía gratos sonidos. Se trataba de una zampoña que alguna diosa, escandalizada por la desfiguración de su divina facciones al tocarla, la arrojó a la tierra ignorante de las consecuencias de esta acción.

Courmayeur, jueves 20 de julio de 2023

Las Variaciones Goldberg en esta mañana más transparente que el aire, su luz tan musical como los ejercicios luminosos de Bach. Después, en FranceMusique, Haendel con otra partitura no menos cristalina, el Concierto para arpa, lo mejor que se ha escrito para el instrumento y la expresión más adecuada de la experiencia de la luminosidad en las faldas de Los Alpes.

Apolo y Marsias. 1576. Tiziano.

La música en Grecia. Apuntes (2)

Lo que sigue en el mitos de Apolo y Marsias, una apología de la razón como el mejor instrumento para la disposición de la polis. El hijo de Leto se impone, en el concurso musical, al pobre Sileno, quien no entendió, hasta el final, el alcance del desafío. Lo dionisíaco, que representó, no sin honores, el sileno, pudo dar origen a la tragedia, pero no era lo más recomendable para una empresa política. En ambos casos, fue la música la expresión escogida para definir los dos modelos. Platón reconoció la importancia de la música en la Paideia e insistió en el papel del estado en su administración:

Interpreten así las intenciones del legislador y organicen según su entendimiento la danza, el canto y toda la música coral hasta donde sea posible. Toda práctica musical desordenada que ha recibido un orden, aunque no la acompañe la música dulce, es mucho mejor. El placer es común a todo tipo de música. Pues si uno vive desde niño hasta la edad adulta e inteligente criado en un tipo de música sobria y ordenada, al escuchar la contraria, la odia y la llama servil, pero si se ha criado en la popular y dulce, dice que la contraria a ella es fría y desagradable. Por tanto, como acabamos de decir, el placer o displacer no son mayores en ninguno de los dos casos, pero uno hace a los hombres educados en él mucho mejores, mientras que el otro los hace peores (Platón Las leyes VII, 802 a-d).

También a Platón le debemos los más duros juicios sobre puramente instrumental. Como había ocurrido con la tragedia cuando el coro fue desplazado por la preeminencia de los actores, el fin de la música coral fue el fin de la música como la entendieron los clásicos. Una música sin palabras, ohne rte, como diría Mendelsohn, fomentba la disipación y estimulaba las “bajas pasiones”. “Tanto Platón como Aristóteles deploraban esta tendencia en la vida musical de su época que había conducido hacia la independencia de la música instrumental. Platón subordina la música al lenguaje porque la música pura desata pasiones, placeres desordenados. La música sola (virtuosismo instrumental) no debe existir porque es susceptible de descontrolar las emociones, de provocar con ella eventos caóticos e irracionales que deben ser reprimidos por la razón. Por otra parte, la música sin lenguaje se consideraba, pues como una música reducida, disminuida en su esencia: un modo deficitario o una mera sombra de lo que la música como lenguaje es realmente”( Michèle Dufour, “Música, política y educación en la antigua polis griega”).Los protagonistas de la Grecia clásica tardía o helenística, tuvieron que adaptarse a un mundo no distinto al nuestro. Es decir, privados de dos de las mejores manifestaciones del espíritu ático, la tragedia y la música, tal como la disfrutaron Platón y Aristóteles.


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