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Diario literario 2023, enero (parte 1): Mario Specchio, el amor de Espartaco, Como, Villarroel París, Nuréyev
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Milán, sábado 31 de diciembre de 2022
Último día de este año que se fue como se va el sol todos los días. Es decir, de modo despiadado. Para mi sorpresa, ha terminado de una manera que podría llamar afortunada si estuviera seguro de lo que escribo. Me refiero a que, en los últimos dos meses, y aparte de los diarios y las traducciones de Shakespeare, he podido escribir dieciséis textos de variada extensión. Todos, y acaso otros, para ser incluidos en un nuevo libro: Ficciones y confesiones. Con el debido reconocimiento al maestro argentino, la intención es la de componer un libro coral, con un conjunto de voces que serán siempre las del autor. Las voces de los diarios, poesías, reseñas y apuntes, traducciones, apropiaciones, imitaciones. Las imágenes estarán a cargo de una amiga fotógrafa con conocidas filiaciones con la poética de Pictures Generation. Quisiera creer que el 2023 que comienza será no menos pródigo.
Ficciones y confesiones
Nadie gana nada si yo muero
Florencia es una ciudad en cuya topografía no es difícil precisar una serie de disimuladas triangulaciones: Palazzo della Signoria, Duomo, Santa Maria Novella, Uffizi, Santa Felicità, Pitti, San Marco, Santa Croce, Palazzo Medici-Grimaldi y tantas otras. No obstante, ninguna tan exquisita como la que, durante casi dos siglos, formaron el renacentista Palazzo Antinori, el Caffè Giacosa, abierto en 1815, y, de fecha más reciente, la Librería Seeber. En una de sus cintas más agraciadas, Franco Zeffirelli rindió homenaje a esta grata zona que se extiende a lo largo de vía Tornabuoni. El cierre de dos de los tres ángulos del triángulo, el Caffè Giacosa y la Librería Seeber, marcaron el fin de una era que vio a los mejores poetas de Italia deambular de un lugar a otro. En Palazzo Antinori encontraban los excelentes chianti del propietario. En los amplios y armónicos espacios de la librería intercambiaban libros y vanidades, en un periplo que terminaba en el Caffè a la sombra de los negroni, el espirituoso cocktail, creación genial del barman que, en 1920, rindió homenaje al conde Camillo Negroni con su preparación. En una de las visitas al histórico triángulo, me detuve en la librería mientras mi hermano, Daniel Oliveros, adelantaba la orden de negroni en el Giacossa. No sería mucho el tiempo que me detendría en el venerable lugar frecuentado por Croce y Ungaretti, Montale y Mario Luzi. Allí, en el fondo, a la derecha, en la sección de poesía, me estaba esperando un libro de poemas que parecía escrito para mí, ya que, por desgracia, no alcancé a escribirlo yo mismo. Nostalgia di Ulises se llamaba y su autor era Mario Specchio, un apellido que siempre he entendido en términos alegóricos.
Milán, domingo 1º de enero de 2023
La Rai5TV ha comenzado sus actividades de difusión cultural en el nuevo año con un homenaje a Rudolf Nuréyev. Y es lo más justo. El formidable solista y coreógrafo vivió un tiempo y trabajó con el cuerpo de ballet del Teatro alla Scala. Algunas de sus mejores coreografías las ideó para esta compañía. Los organizadores de las dos horas de homenaje convocaron a buena parte de los mejores bailarines del planeta para que participaran en este reconocimiento. No solo fueron representadas fragmentos de algunas de sus más permanentes creaciones. También se incluyeron algunos de los números que lo inmortalizaron. De todo el emocionante espectáculo televisivo, nada puede emularse con el adagio de Spartaco, del ballet de Khachaturian. En una ocasión, en este diario, me tocó consignar el protagonismo de Iván Vasíliev y María Vinogradova en el Don Quijote de Nuréyev para la Scala. Creo haber escrito que nunca había visto nada parecido (mis conocimientos del ballet clásico son poco menos que lamentables), con la excepción de la despedida del mismo Nuréyev en Nueva York en 1979. Lo mismo podría escribir del formidable pas de deux de Spartaco, siguiendo la coreografía original de Leonid Yacobson para el Kirov en 1956. Como se sabe, el pas de deux entre Espartaco y Frigia, su esposa, con la cual se reúne después de haber sido hechos esclavos y separados, es una de los momentos más sensuales del repertorio. La reunión de los amantes, luego de la dramática separación y la prefiguración de la tragedia, es un diálogo de cuerpos desesperados y entregados. Los cuerpos de Vasíliev y Vinogradova se conocen el uno al otro de memoria. No necesitan palabras para comunicarse. En un milagro de interpretación, ambos cuerpos dejan de lado la individualidad y se hacen uno solo, la amada en el amado transformada y lo contrario. La sensualidad y belleza de la Vinogradova se hace líquida para diluirse en la dura tierra del cuerpo de Vasíliev. Son ocho minutos de rara intensidad. No dan más allá estos cuerpos convertidos en uno solo. No hay cabezas ni piernas ni brazos, todo es una sustancia homogénea, el triunfo absoluto de eros sobre las contingencias. Pocas veces se ha expresado mejor, en cualquier lenguaje, la esencia de la experiencia erótica. Nuréyev tiene que haber estado muy contento con esta manera de comenzar el año en la ciudad donde vivió no pocos de sus grandes triunfos.
Como, lunes 2 de enero de 2023
De Carlota de Prusia a Giuseppe Terragni
Los dos primeros días del 2023 en esta grata ciudad lombarda a orillas del lago del mismo nombre. Se trata de una de las regiones más gratificantes de Italia, la cual, durante las primeras décadas del siglo XX, fuera el lugar escogido por la gran burguesía milanesa para construir sus lujosos refugios de verano. Uno de ellos es Villa Erba, que heredara Luchino Visconti de su acaudalada madre. Las orillas del lago son un sitio ideal para retirarse a escribir. Su clima alpino nunca, o pocas veces, llega a situaciones extremas, y su luz y su aire son los más estimulantes. Queda a menos de una hora de Milán y fue uno de los centros de desarrollo del fascismo menos bárbaro. En pleno centro construyó Giuseppe Terragni, comasco y hermano del alcalde para aquel entonces, su Casa del Fascio, uno de los monumentos más apreciados e influyentes del modernismo arquitectónico en Italia. Una de las mejores expresiones de lo que aquí se conoce como racionalismo y que no era otra cosa que la visión peninsular de las intuiciones de Van der Rohe o Gropius. Antes, también en Como, Terragni había participado con Pietro Lingeri en la construcción de Casa Rustici, un edificio de seis pisos, el último de los cuales era el pent-house diseñado como casa de habitación para Rustici, el propietario. Aunque tal vez la más hermosa, al menos así son muchos los que lo creen, de las muchas propiedades levantadas, no en Como, sino a orillas del lago, sea Villa Carlota, con su fachada neo-clásica y exquisitos jardines entre los más importantes de toda Italia. Fue famosa en toda la Europa del siglo XIX, y frecuentada por Stendhal y Flaubert. El nombre se le debe a la bella y efímera (murió a los veintitrés) Carlota Federica de Prusia, quien la recibió, como regalo de bodas, de su madre, Mariana de Nassau, princesa de los Países Bajos.
Milán, martes 3 de enero de 2023
Mario Specchio
Que Specchio fue uno de los más distinguidos poetas de la segunda mitad del XX es algo que la crítica literaria italiana se debe tercamente a reconocer. Una minoría que incluye la negativa reconocerlo in tutto. Les cuesta aceptar que fue de uno de los mejores germanistas de su tiempo y acaso el mejor traductor que han tenido Rilke y Hesse al italiano. Y de no haber sido por los buenos oficios de su buen amigo Antonio Tabucchi, no lo habíamos podido conocer como autor de algunos de los más estremecidos relatos del italiano moderno. Ya lo he escrito varias veces, en La morte di un medico (Salario) se incluye la mejor y más desnuda descripción del progreso de la enfermedad de Alzeheimer en la privilegiada mente de un profesor de alemán de la universidad de Siena. Specchio apenas disimula que se trata de la historia trágica de su antecesor en la cátedra de germanismo de esa casa de estudios. Su poesía me interesa por su claridad y dicción: clásica y clara, desprovista del manierismo hermético que contagió la lírica occidental de la modernidad. Este es un primer intento de traducción que me prometo seguir trabajando:
Nostalgia de Ulises
I
Nos veremos en Itaca, decías.
Pero el corazón, ebrio de mentidos cantos,
profeta de su destino,
cautivado por las Sirenas de naufragios,
afligido y desgarrado ante tanta impostura,
advertía las crecientes mareas
y no quería regresar.
II
Itaca, un sonido, un nombre, un recuerdo,
que resuenan en el fuego de los vivaques
y en las aguerridas murallas de Troya,
es una espina en el corazón.
Danzas en los olivos en picada sobre los viñedos,
caderas colmadas de siervas en el palacio,
Telémaco practica con el arco paterno
y el ruinoso cansancio se abate
a mediodía sobre los rebaños.
III
No combatías contra el destino, Ulises.
Nadie se oponía a tu retorno
sino el sutil veneno de tu sangre
condenada a raptos furiosos
que sólo el mar conoce,
ese destino
lo habías madurado bajo el sol
ardiente de las playas de Troya.
IV
Con la narración se aplaca la sed,
en las palabras que lloran la casa
perdida, los afectos que rechazas
porque tu pecho es un campo devastado
donde sólo puede florecer el arrepentimiento.
Pero sienten piedad por el desterrado, tu gemido
entristece a quienes lo escuchan y preparan
festines que reaviven el ánimo.
Por un momento el círculo se sosiega
en un centro ilusorio
y tú, Nausicaa,
tiendes las manos vírgenes al consuelo,
en vano.
V
Apenas durará un instante
el viento,
recupera las fuerzas
alza las velas.
VI
El frío ha descendido sobre la proa,
esta noche la nave parece
un puerto con velas que navega
suavemente como la cuna de un niño
que no distingue el movimiento.
Los compañeros piensan en las playas
de la tierra patria, largos sueños engalanados
de los cuales es fácil despertar; las voces
de las personas queridas en otras habitaciones
apaciguan el fragor de las olas.
Sólo tú que conoces tu culpa
tienes conciencia del juego cruel
con el que mantienes en jaque
a hombres y dioses, sólo tú no sonríes.
Ulises con la mirada oscura y honda
olfatea el mar desde la proa helada,
la sal y el desprecio marcan su frente.
VII
No el naufragio, no, sino la aventura,
el éxito oscuro de lo que tenía
que ocurrir y sin embargo se ha perdido,
esto
te ha dejado a la deriva.
Habías calculado como siempre
las rutas y mareas, los vientos y corrientes
tu infalible olfato sabía
que todo se iba a resolver en una mano
donde el más fuerte arriesga todo
indiferente al monto de la apuesta.
No fue así tu vida,
las armas de Ayax brillan bajo el sol
en el palo más alto de la nave,
tu última arrogante victoria,
el más astuto de los cálculos en tu juego
de trampas.
Pero algo se ha roto, no sabes cuándo,
en la trama sutil del pensamiento,
la telaraña mágica que se teje
día a día, mientras la sangre derramada
de tus compañeros hacía crecer el Escamandro,
algo se ha roto, no sabes dónde,
y ahora te grita en las venas,
el mar
hincha tus noches.
VIII
Cansado, más cansado que tu viejo perro,
atraviesas los umbrales del palacio
y te sientes observado como miles de veces
te habrá de ocurrir.
IX
Ahora lo sabes,
no habrá final,
el grito de los animales se propaga
se insinúa en el gruñido
de los compañeros víctimas del maleficio
de Circe
que no podrás olvidar
jamás,
las frías corrientes del océano.
Milán, miércoles 4 de enero de 2023
Las visiones de Villarroel París
Al azar encuentro una interesante reseña de Fredy Castellanos sobre J.M. Villarroel París (1932-1995), en particular sobre su De un pueblo y sus visiones. Concluye el profesor Castellanos con lo que no es reconocido por la crítica literaria en Venezuela. Esto es que nadie ha cantado mejor las miserias y pocos dones permanentes de la explotación petrolera que Villarroel París. Lo que no alcanza, en su brevedad, a decir la reseña es que, en caso de haber diez libros de poesía venezolana del siglo veinte dignos de la antología, Del pueblo y sus visiones es uno de ellos. A pesar de esta realidad irrefutable, no se encuentra mención al poeta en las antologías oficiales de poesía escrita en Venezuela. Desde que, hacia 1978,en un conocido bar de Valencia, Venezuela, me leyera los originales de De un pueblo, entendí que se trataba de un poemario excepcional. No sólo por el asunto, sino por la dicción, siempre narrativa, clara y demótica, en una época en la cual la poesía narrativa era considerada poco menos que muestra de la esterilidad creativa del poeta. En este diario he comentado otras veces De un pueblo y sus visiones, un libro, tan solitario como el autor, siempre ausente de figuraciones y autopromociones. No tanto como un maldito, pero mucho menos que un favorito, como muchos de sus compañeros de generación. El libro fue publicado originalmente en 1979 por la Universidad de Carabobo y reeditado treinta años después por el Fondo Editorial del Caribe. Reproduzco aquí una de las poesías que lo integran:
El Tigre
Mi padre llegó a El Tigre por el año 40
Con muchos pueblos muertos sobre la cabeza
Errante y desmontable estallante de luz entre sus aros
llegó a El Tigre armado de fracasos y silencios
Un pueblo Un nombre un aletazo de pájaro muriendo
entre mechurrios y cielos rojos
Un pueblo Un garabato en la sabana de Guanipa
El Tigre veinte casas en piernas Calles de barro
Al frente como un trono el taladro con sus mismos jurungos
y torpucios,
por esa tierra desconocida y roja bajaron las familias
y todo aquel mundo armable y desarmable prefabricado y muerto
se vino a El Tigre
Al tiempo el pueblo fue centro de otras muertes
El Tigrito La Leona San Tomé Campo Gulf Campo Flint La Socony
Y sus ojos fueron sismógrafos y sus patas oleoductos
hasta Puerto La Cruz
Entonces mi padre construyó una casa
Porque a media madrugada subía a lo alto de una cabria
y recordaba a su hermano Agustín cayendo cielo abajo
La violencia nunca se fue de El Tigre
Y mi madre seguía descuartizando puercos desde Quiriquire Uno
Podía encontrarse con la misma gente de tantos campos cerrados y perdidos
Uno podía conversar con un muerto y al otro día repetirse
entre amargos reproches
Volver errantes de su propia conciencia retomar la ruta
sin precisar distancias
Limitarse al juego de la calle entre un sol y otro
Un mundo de acuñadores fogoneros encuelladores caporales de campos
Un mundo pesado y bastardo Ahogado entre balancines y mechurrios
Cuando yo abrí los ojos mucho después me encontré con mis hermanos
raspando puercos en el patio de casa
Eso fue en la calle Zoilo Vidal a seis casas la escuela
del maestro Trossell
Entonces mi padre construyó una casa en la calle Nueva Esparta
y la llamó En Dios Confío
Y El Tigre apareció en los periódicos para testimoniar
nuestra riqueza petrolera
Aparecieron los adivinos y se abrió El Mosquero
La Prefectura y un piquete de la Guardia Nacional
Cuando yo abrí los ojos el cementerio de El Tigre
comenzó a crecer dentro del mismo pueblo
Cuando yo abrí los ojos las rockolas se contaban por millares
La violencia nunca se fue de El Tigre
Uno podía encontrarse con la misma gente refiriendo el accidente
de su mano perdida
Cuando yo abrí los ojos mis pies se habían llenado
con todo el abandono de esos pueblos.
Milán, jueves 6 de diciembre de 2023. Epifanía
A primeras horas de la mañana con Alessandro para abrir los regalos de unos hambrientos Reyes Magos que dieron cuenta del panettone y la leche que les había dejado. Como se sabe desde los conocidos sermones de Lancelot Andrewes en Canterbury, el viaje de estos buenos hombres siguiendo la estrella fue duro y lleno de tropiezos. Estoy seguro que habrán agradecido la merienda que les dejó mi nieto.
Rudolf Nuréyev
Hace treinta años murió el más importante bailarín de la historia del ballet después de Nijinsky. Gracias a Nureyev la presencia masculina en el escenario se revalorizó y dejó de estar a la sombra de la prima ballerina. Fue también un coreógrafo de genio, respetado por pares como Balanchine o Ashton. Tengo como uno de los espectáculos más emocionantes de mi existencia su despedida en Nueva York, en 1979 en Lincoln Center, gracias a la invitación de Tania Sarabia y Luis José García. En esos momentos residía con mi familia en Nueva York y éramos amigos de una sobrina de Frederick Ashton, bailarina en su juventud, quien nos complacía con sus acertados comentarios sobre el arte del gran bailarín. Para su despedida, había escogido algunos de sus mejores éxitos con lo cual rendía en cierto modo homenaje a Nijinsky, su gran modelo. Ver a Nureyev haciendo Siesta de un fauno, es una experiencia memorable, inefable. Lo mismo podría decir de su Petrushka o su Fantasma de la rosa. Al final, sobre el escenario cayó una interminable lluvia de rosas rojas, muestra del agradecimiento de sus admiradores y de los que tuvimos el privilegio de estar allí para acompañarlo en su despedida.
Alejandro Oliveros
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