Diario Literario

Diario literario 2023, diciembre (parte IV): Kazantzakis, nuevos poetas italianos, k.465, “carnage” e indiferencia

Fotografía de JACK GUEZ | AFP

30/12/2023

Milán, lunes 25 de diciembre de 2023

Cristo se sabía un incomprendido y así murió. Cuando hizo público que su testamento era el más escueto, “Mi paz os dejo, mi paz os doy”, se refería al más urgente de los asuntos. Con el tiempo, aquellas tierras se verían ensangrentadas por guerras monoteístas. Una versión de las cuales es la que hoy adopta la forma de inconfesada limpieza étnica. Para conmemorar el nacimiento del creador del cristianismo, la guerra, el más ingrato de los apocalipsis, se llevó hoy la vida de setenta personas hacinadas en un campo de refugiados. “Mi paz os dejo, mi paz os doy”, suena más como una ironía que como una promesa, en este día de Navidad del infortunado 2023.

 

La odisea de Kazantzakis

El novelista de Zorba el griego, es, también, autor del proyecto poético más ambicioso de su tiempo, tan sólo comparable a los Cantos de Ezra Pound. Se trata de la versión homérica más fascinante, Odisea, una prolongación moderna. Un texto de más treinta y tres mil hexámetros, donde se narran las aventuras de un Ulises que, como el de Dante, regresa al techo de la ballena y al vinoso Ponto, al cual se ha hecho adicto. La conocí, hace más de cuarenta años, en su versión al inglés en fluidos pentámetros de Kimon Friar; y ahora en italiano traducida por Nicola Crocetti. En castellano, sé de dos ediciones, la del profesor chileno Miguel Castillo Didier, que he leído de manera fragmentaria, y una más reciente de la editorial Acantilado, que desconozco.

Milán, martes 26 de diciembre de 2023

Nuevas poetas italianas

De estas dos poetas, para mí desconocidas, he traducidos estos versos incluidos en la antología Nuovi poeti italiani 7 (Einaudi, 2023), preparada por el difundido vate Maurizio Cuchi. En su reseña para  “La lettura” de Il corriere della sera, escribió, más confundiendo que aclarando: “Si la Caratti construye un cancionero de amor duro y angustioso, comprometiéndolo con un discurso más general que concierne a la hostilidad de lo material, la fragilidad del cuerpo humano (amor y muerte, entonces), la profundidad de la herencia biológica, el silencio de la cúpula celeste y las constelaciones; Manstretta, asume el compromiso de dar cuenta de una posible sintonía con la naturaleza y, en general, con todo lo creado”.

Silvia Caratti

SILVIA CARATTI

La gestación de semillas aisladas
de especies extintas y los ejemplares únicos
y vitrificados como fósiles dentro de la piedra
donde el tiempo se computa en millones de años
están parejos y así me veo yo.

Como una invalidez eterna
que nada me podrá devolver
como el enfermo crónico que depende
de una máquina para respirar,
como tú. Así te siento yo.

Annalisa Manstretta

ANNALISA MANSTRETTA

Me hacen cambiar, siento que me muevo
de maravilla asustada
de alegría al dolor y el regreso.
No con constancia, con intolerancia
del mejor momento para mí.
Me siento en período de transformación,
soy una luna que nunca está llena.
Sería muy triste si entendieras,
si sintieras una emoción clara, un sentimiento.
Y en su lugar un cambio que me empuja
y me mantiene en equilibrio, después será un precipitarse
pero sin velocidad ni dirección.
Transformación es la palabra más cercana,
identidad la más lejana.
animal, piedra, planta, persona humana
o viento. No sé contar, no sé pensar.
Siento, lento, lo impersonal, el transformarse.

Cuarteto #19 K.465 Mozart

Para el atardecer de un día que finalmente, antes del crepúsculo, ofrece una efímera claridad, este luminoso Cuarteto de Mozart, cuya luz, blanca e inquietante es la misma de la luna que apenas sale, en el último plenilunio del año, por un levante lleno de dulce melancolía. El #19 es uno de los más difundidos del compositor y, según recuerdo, está dedicado a Haydn.  Un buen amigo que quiso salvarlo de la incomprensión, pidiéndole que lo acompañara a Londres, donde seguramente habría trabajo estable para él en la corte inglesa. Mozart, aun de haber aceptado, no habría llegado a la capital inglesa, antes le llegaría la muerte en un día ingrato de 1790. La interpretación que ahora escucho es la del Cuarteto Amadeus, mi preferida hasta que conocí, en Nueva York, en 1980, la versión del Cuarteto italiano gracias al exquisito poeta panameño Roque Javier Laurenza.

Desiertos y bacanales

Ante el aumento vertiginoso del número de palestinos asesinados en Gaza, que en poquísimos días pasó de veinte mil a veintiún mil víctimas, el papa, al conmemorar a san Esteban, el primer mártir de la iglesia, ha utilizado la insoportable imagen de un “desierto de muerte” en Palestina. Y lo es, qué duda cabe. No obstante, es también un despliegue de excesos orgiásticos, como el que desencadena Dioniso en la obra de Eurípides, donde la hija, exultante y convencida, exhibe la cabeza ensangrentada del hijo que acaba de decapitar. Cuando uno de estos arquetipos se desata, como recordaba siempre en sus seminarios en la UCV, el profesor López Pedraza, no es tarea fácil contenerlos. Como ocurre cada vez que se produce un asalto a la razón. La orgía prosigue, las víctimas casi siempre mujeres y niños.

Milán, miércoles 27 de diciembre de 2023

“Carnage” e indiferencia

El pasado 18 de diciembre escribía en este diario literario sobre la indiferencia con la que han sido recibidas las noticias sobre la “carnage” (carnicería, matanza), como la llaman los franceses, que se efectúa, con toda impunidad, en Palestina. Hoy, por fin, Le Monde ha reaccionado con el más sensato de los editoriales del cual he traducido algunas líneas:

Nadie discute el tamaño del balance de la carnicería humana que ocurre en Gaza. Pero nadie, entre los responsables internacionales que pretenden querer aportar respuestas al conflicto israelí-palestino, se conmueve por eso. El silencio que ha seguido el ataque particularmente mortífero contra un campo de refugiados, el 24 de diciembre, lo demuestra. Esta apatía culpable, cuando no se trata de un apoyo ciego a la destrucción en curso, es la más conveniente para Benjamín Netanyahu… Las masacres de israelís del 7 de octubre y los bombardeos indiscriminados, matando miles de palestinos, han subrayado trágicamente la urgente necesidad de un proceso diplomático. No podemos pedir a Washington y a París una solución de dos estados que implique la guerra sin fin, que Netanyahu ha impuesto a su país como único horizonte. Es hora de poner fin a esta disonancia que ha sido aceptada de manera pusilánime.

 

William Carlos Williams retratado por Man Ray

“El regalo” de William Carlos Williams

Durante años, en las reuniones familiares de Navidad, acostumbraba leer el estupendo poema que T.S. Eliot dedicó al precioso asunto de los Reyes Magos. Hasta que una noche, antes de comenzar con mi lectura, se acerca mi madre, y con la mayor prudencia y respeto, me dice: “¿Alejo, ese poema es muy bello, pero no puedes leer algo más alegre?” Como siempre, tenía razón. Pocas poesías más deprimentes que “The Journey of the Maggi”, que, en una de sus líneas, y no es la única en ese tono, se pregunta: “Recorrimos todo ese camino / para un nacimiento o una muerte?”. Después de un tiempo buscando una alternativa, encontré un texto no menos maravilloso y, ciertamente, más alegre. Un hallazgo fatalmente tardío. Mi madre moriría antes de que pudiera leérselo. Se trata de “El regalo”, de William Carlos Williams, que he traducido al castellano, habida cuenta de que el inglés de mi madre era precario. Ahora lo puede leer con mis dos hermanas, Alicia y Olga, quienes durante años soportaron mi infeliz escogencia para un día tan festivo como debería ser la Epifanía.

 

EL REGALO (THE GIFT)

 

Cuando los sabios llevaron regalos
guiados por una estrella
al humilde lugar de nacimiento

del dios del amor,
los demonios,
tal como aparecen en viejos grabados,
se retiraron confundidos.

¿Qué podía saber un bebé
de adornos de oro
de incienso y mirra,
de trajes consagrados
y devotas genuflexiones?

Los ricos regalos
tan poco adecuados para un niño,
aunque devotamente ofrecidos,
eran símbolo de todo lo que el amor puede presentar.

Los hombres eran viejos,
no tenían idea
de las necesidades de una madre
o del apetito
de los recién nacidos.

Pero mientras se arrodillaban
el niño era alimentado.

Vieron eso
con admiración!

Un milagro
se había producido,
el duro oro del amor
era leche materna
frente
a sus ojos maravillados.

El asno rebuznaba
el buey mugía,
era su naturaleza.

Pero la naturaleza de esos hombres
era alabar, era todo
lo que podían hacer.

Los mismos demonios
en su huida lo alabaron.
¿Qué es la muerte
al lado de esto?

Nada. Los sabios
llegaron con regalos
y se arrodillaron
para adorar
esa perfección.

Betty. Gerhard Richter. Fotografía de John Bell | Flickr

Milán, jueves 28 de diciembre de 2023

Confusión general

Con frecuencia, se reitera la expresión según la cual el eclecticismo es uno de los signos de esta época. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. “Adoptar una postura intermedia entre doctrinas o actitudes diversas”, que es como el diccionario lo define, no es lo que ocurre en estos tiempos que han dejado atrás la ideología modernista. Son pocos los que, en arte o literatura, se están acogiendo al camino del medio que recomendaba el gran Confucio. Las decisiones en firme ya no son necesarias, como lo fueron en el siglo XX, cuando los artistas, por ejemplo, tenían que escoger entre ser abstractos o no. Era inadmisible, por falta de la famosa “unidad” que el artista fuera una y otra cosa al mismo tiempo. Nadie le habría perdonado al venezolano Jesús Soto que en una muestra exhibiera sus obras cinéticas al lado de unos paisajes realizados en la misma fecha. O a Francisco Hung, presentando una serie de retratos (y era un excelente retratista) en compañía de sus estupendas “Materias flotantes”. La poética contemporánea es la más permisible, no exige adopciones sectarias de ningún tipo. Gerhard Richter es un gran artista figurativo, incluso en sus esculturas, pero también es uno de los más formidables abstractos de todos los tiempos. El público contemporáneo es el más abierto, con sus bondades y miserias. Esta libertad de criterios es lo que explica, en buena medida que, de manera contemporánea, se presenten, en ciudades distintas, la muestra más importante que se haya organizado, y probablemente se organizará, de la obra de Rothko, ese ícono del abstraccionismo; y, por otro lado, se multipliquen la exposiciones dedicadas a Philip Guston, ese renegado del abstraccionismo, que fuera inmolado por la crítica cuando desertó de la tendencia. O que en un mismo museo, como el MAM de París, se ofrezcan, al mismo tiempo, muestras de los exquisitos abstractos Nicolas de Staël y Zao Wuo Ki, y, en otro piso, una retrospectiva de la neo-neo-figurativa Dona Schutz. Todo vale, y esto puede ser saludable, incluso si se limitara a estimular la confusión general, como diría el surrealista argentino Aldo Pellegrini.

Wolfango Testoni

Milán, viernes 29 de diciembre de 2023

Un nuevo poeta italiano

El último vate incluido por Maurizio Cuchi en su antología, Nuovi poeti Italiani, es Wolfango Testoni, quien me resulta el más interesante por la claridad de su escritura, su precisa dicción cavafiana y su convicción de que la poesía, como diría Machado, debe ser cosa cordial, que es la negación de todo lo banal, cuando recordamos que kardia quiere decir, en griego, corazón. Estos son dos textos de Testoni, que he traducido para este diario, el último del año. El primero viene acompañado del original. Un texto que me hubiera gustado escribir, y dedicarlo a mi padre en una de esas tardes valencianas, en la cuales, él también, distraído miraba la calle.

 

Ho sognato mio padre

Ho sognato mio padre, era morto seduto
al tavolino di un bar, già avolto
da una luce maggiore tra i molti
e guardava la strada.
Sembrava più alto,
pulito. Distratto guardava la strada.

e anch’io me sentivo una cosa
che lenta si raffreda

 

Soñé con mi padre

Soñé con mi padre, estaba muerto, sentado
en una mesa de un bar, ya envuelto
en la más brillante de las luces
y miraba hacia la calle.
Parecía más alto
y limpio. Distraído miraba la calle.

También yo me sentía como una cosa
que lentamente se enfría.

 

No mires demasiado

 

No mires demasiado las cosas.
Pasa rápidamente la esquina del muro,
entra, sal, lleva cosas.
No mires,
no hagas una mueca frente a cada estante
y cuelga lo más lejos de ti
el calor muerto. Anúdalo, no es más que un trapo.

Haz las maletas, cierra el agua
y no escribas ningún nombre sobre las cosas
para que permanezca en ti el signo de una antigua dicha.

Si te mudas
no cuentes los pasos. No mires atrás.
Cierra la puerta y entrega a otros la llave.

 

 

 


ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR

Suscríbete al boletín

No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo